El 21 de Septiembre es considerado el día de la fotografía en Latinoamerica, ya que se conmemora la aparición del  primer daguerrotipo documentado en nuestro continente.

Es difundido por primera vez en 1839, desarrollado y perfeccionado por Louis Daguerre, dado a conocer en la Academia de Ciencias de Francia.

En 1843 se introdujo el daguerrotipo en Buenos Aires, siendo John Elliot y John Bennet los primeros en abrir una  galería de daguerrotipos; el primer aparato que los produciría fue traído por Gregorio Ibarra, federal y amigo de Juan Manuel de Rosas, dueño de la Librería y Litografía Argentina: Ibarra y Elliot serían los que empezaran a ofrecer sus servicios para la reproducción de retratos, vistas y planos.

Entre los grandes primeros daguerrotipistas latinoamericanos se encuentran:
* Antonio Pozzo (fotografió la llamada “Campaña del Desierto”);
* Benito Panunzi (“vistas” de la ciudad de Buenos Aires);
* Christiano Junior, entre otros.

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La foto del día de hoy pertenece a la mano -y el ojo- de Christiano Junior, quien fue uno de los primeros fotógrafos documentalistas latinoamericanos y uno de los más importantes en la Argentina del SXIX. Portugués de nacimiento (año 1832), emigra a Brasil en 1855 y en 1865  se muda a Buenos Aires junto a su familia. En 1867 abre su primer estudio de fotografía ubicado en la calle Florida 150. Durante su paso por Río de Janeiro realiza retratos de esclavos y enfermos de elefantitis -también conocida como elefantiasis, síndrome caracterizado por un aumento de ciertas extremidades del cuerpo.

En nuestros país tuvo, entre las personalidades más destacadas como retratados, a Domingo Faustino Sarmiento, Lucio V. Mansilla, Adolfo Alsina y Luis Sáenz Peña.

En su galería personal también se pueden apreciar los paisajes e instituciones siguientes:
1) El Hospital Italiano;
2) Plaza de Mayo;
3) Catedral Metropolitana;
4) Dique de San Fernando
5) Iglesia de San Felicitas, entre otros.

Entre los años 1873 y 1875 generó aproximadamente una serie de cuatro mil daguerrotipos, con un promedio de cinco clientes, solicitando sus servicios, al día.
Luego de dejar Buenos Aires, comienza su “gira artística” como él lo denominaba, por varias provincias del interior del país, la cual le tomaría 4 años:
-Santa Fe;
-Jujuy;
-Tucumán;
-Córdoba;
-Mendoza;
-San Luis;
-San Juan;
-Santiago del Estero;
-Catamarca;
-Salta.

En 1902 culminaría su vida, falleciendo en la Ciudad de Asunción, República del Paraguay.

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“Dicen que por medio de una foto nos volvemos inmortales; también dicen que cuando uno queda inmortalizado en ella, se muere dos veces.
Pero no hay dudas de que quedamos ahí, para siempre, con la edad, el momento y el sentido del humor con el que nos dispara el flash. Cumpliendo años, casándonos, naciendo, riéndonos con amigos, mirando el cielo desde la azotea de un edificio”