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50º Aniversario del Centro de Asistencia al Suicida: Reconocimiento en la Legislatura Porteña | Revista Colibri
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50º Aniversario del Centro de Asistencia al Suicida: Reconocimiento en la Legislatura Porteña

Perú 170. Lesgislatura porteña.

– Vaya al primer piso, hacia la derecha, segunda puerta.

– Tercer piso hacia la izquierda.

Le decía la persona de seguridad a todo el que preguntaba hacia donde tenía que dirigirse.

Yo primero fui al baño, como de costumbre, había tomado mucho líquido. En la búsqueda del cartel con la dama de pollerita me detuve, por interés inconsciente (o conciente) en la placa de una de las oficinas. “Departamento de Prensa y difusión”, le sonreí, con una mueca cómplice. Qué lindo sería trabajar ahí, pensé, cuánto podría aprender y dar. La placa era de esas antiguas, parecía tener historia.

Mi visita no fue al azar, iba a asistir a un homenaje al CAS (Centro de asistencia al suicida), organización civil sin fines de lucro fundada hace cincuenta años. El “sin fines de lucro” propone un espacio de servicio a la comunidad, brindándole entre otras cosas ayuda telefónica a personas en situación de crisis vinculada con el suicidio. Mantienen una nula retribución económica, pero una gran retribución de amor, solidaridad, aprendizaje y formación de vínculos. Esa fue mi sensación al escuchar a los oradores.

Pero volvamos al homenaje en sí. Entré cuando los voluntarios estaban recibiendo una mención especial por su servicio. Sí, voluntarios. Luego, personas de la organización y otros terrenos dijeron unas palabras. Hacían mucho hincapié en la problemática actual del suicidio en la población. No faltaron las palabras de agradecimiento a todos los que hacían posible que la organización funcionara.

Si bien, ser voluntario no sólo requiere la buena predisposición de los aspirantes sino una preparación previa, me dio la sensación de que había un componente innato, un espíritu de solidaridad, una esperanza sobre la vida del otro, un “querer hacer sin recibir nada a cambio” presente en le interior de todos. Ese compromiso del alma por querer ser una voz compañera, contenedora del otro lado del teléfono.

El acto fue muy emotivo, acompañado de los familiares y amigos (que sentían un orgullo honesto por le trabajo de esta gente).

Estar en ese salón tan importante, con copas que brindaban, cosas ricas para comer, me hizo pensar en la importancia del trabajo que realizaban. Pero habría que analizar la definición de trabajo. En este caso, su tarea, que nace del “corazón” no propone  un intercambio económico. ¿Será la moral que nos dice que lo puro, lo que surge del alma, del instinto solidario, no debe ser manchado por lo sucio del dinero?

En esta organización se juega otra cosa clave que es el compromiso, lo demuestran sus cincuenta años de existencia, el compromiso con lo social y la problemática del suicidio. Creo que ese compromiso debe ser mutuo. El homenaje y reconocimiento debiera ser el primer paso para demostrar nuestro compromiso hacia el Centro de Asistencia al Suicida, y materializarlo a través del Estado.

Una de las ideas que circulaban fue la gravedad actual del tema del suicido, sobre todo en adolescentes, entonces ¿por qué no destinar lo necesario para poder hacer que este problema disminuya, para hacer que la gente se sienta más acompañada? Personas capacitadas y dispuestas a dar, vi que no faltan.

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