
Ajedrez – «Vuelos de Emergencia»
Por Daniel Alvarez
A Pedro Torres
Hace dos fines de semanas me junté con un amigo a jugar unos partidos de ajedrez.
Mientras charlábamos, él se quedó un rato callado pensando en su jugada, con el mate amargo recién cebado en la mano; luego de unos cuarenta segundos movió una pieza diciéndome:
-Ya está; te toca.
Moví unos peones y él mirándome a los ojos me dijo:
-Qué loco, ¿te pusiste a pensar alguna vez que el problema de las naciones en tiempo de guerra se asemeja a este juego?
-Sí, hay una semejanza… ¿Por qué lo decís? -pregunté mientras tomaba el mate que me tocaba.
-Pregunto por preguntar –replicó- estaba pensando que los peones se mueven en nombre de los poderosos reyes.
-Sí, hay una semejanza, pero se dio a lo largo de la historia y el nacimiento del juego era recrear las guerras.
-Mirá, me acordé de una historia que me contó mi abuelo:
“… Resulta que en los tiempos de la guerra mundial, la mayoría de las naciones se asemejaba a un tablero de ajedrez; los reyes mandaban sus peones a la guerra, sino los encerraban en las torres, grandes cárceles. Otros se movían entre medio de los alfiles para poder salvar sus vidas alimentando a un sistema nefasto. Los que se escapaban para conseguir libertad eran reprimidos y perseguidos por policías en caballos…”.
Yo lo escuchaba con atención. El partido pasó a un segundo plano. En la pava se iba terminando el agua junto a los mates y él seguía con su relato.
“…Cierto día, un peón que estaba atrapado en la torre, logró escaparse y andando sin rumbos sobre el tablero encontró a una peona, hija abandonada de unos reyes, por tener ideas subversivas. A primera vista se enamoraron, pero fueron detenidos.
Los otros peones, al ver a la pareja atrapada, decidieron organizarse y atacar, sin importarles las consecuencias de llegar a ser detenidos. Por ese esfuerzo, en el día menos pensado derrocaron a los reyes con un gran jaque mate, librando a sus compañeros enamoradizos. A partir de esa gran embocada, consiguieron la revolución y por ende la libertad…”
Al finalizar la historia, realicé algunos comentarios sobre el relato y, cansados de jugar, guardamos el tablero y las piezas, pero al caer los reyes al piso, le dije: “…Todos los días tendrían que caer reyes…”, y en silencio afirmó con su mirada acompañada con un suave movimiento de cabeza.
BIO: Luis Daniel Álvarez nació en Andalgalá (Catamarca). Público los siguientes libros: «Pueblo y rebelión», «Vuelo onírico», “Sueños encajonados”, “Pájaros de aguardiente”. Publicó en las siguientes antología: “Palabras dichas, Palabras escritas”, “La cueva» y «Tantanakuy: Pucara de las letras «. Colaboró con las revistas “La opinión», «Molinos de letras», «Horizonte literario», “El viento” y “La Ciruja”. Actualmente vive en la ciudad de San Luis.
Imagen: Marc Alexander
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