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Aquel inextinguible resplandor - "The shining" | Revista Colibri
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Aquel inextinguible resplandor – «The shining»

Recomendación de cine

Por Juan Carlos Gómez

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Jack Nicholson

Y fue entonces, en los años en que el barato cine de terror juvenil estadounidense comenzaba a ocupar todas las pantallas, cuando un director consagrado se encaprichó con la idea de llevar a la gran pantalla una historia de horror moderno con el fin de recuperar parte del público que había perdido a raíz de su último obra. Era Stanley Kubrick, esa auténtica eminencia en el panorama cinematográfico, quien había decidido ingresar en los territorios del género prohibido para los grandes artistas (salvo alguna rara excepción, como «Psicosis»), uno tan querido por las multitudes como denostado por la crítica en general. No obstante, estaba dispuesto a sacrificar el apoyo de la voz de los entendidos (la cual sería implacable con el film, como el mismo profetizó) a cambio de conseguir el beneplácito de las mayorías.

   Su film anterior, «Barry Lyndon» , que a gusto de quien escribe estas líneas, constituye uno de los films más exquisitos jamás filmados, fue un éxito con la crítica pero un importante fracaso de taquilla, que no alcanzó a valorar los alcances y logros de esa joya imperecedera, quizás por aquello de que la duración de más de dos horas segrega a gran parte de la audiencia. Sea por lo que fuere, su añorado público se había ido. Debía recuperarlo a cualquier costo. Y qué mejor que hacerlo  utilizando un género menor, pero que le hablaba a una multitud de espectadores ávidos de excitación y vértigo, para conseguir su propósito. La maquinaria comercial de Hollywood suele ser una gran aliada en los éxitos y el peor enemigo en los fracasos. La apuesta era riesgosa, pero eso no iba a amedrentarlo.

   Ocurría además, que le había quedado una gran deuda consigo mismo, pues unos años antes, Warner,  su productora,  le propuso dirigir una historia de atractiva oscuridad, pero que no se ajustaba con su personal estilo. El film se conoció como «El Exorcista», el cual convirtió a su director (el gran) William Friedkin en un auténtico suceso en Hollywood y en la taquilla estadounidense.

   Una vez decidido a arriesgarse con una película de género, algo que no se ajustaba con su perfil creativo, eligió a Diane Johnson como co-guionista y juntos fueron en busca de una novela que se adaptara al personalísimo universo del director. Kubrick nunca tuvo dudas acerca de su fuerza y profundidad como Director; en cambio, conocía sus limitaciones como guionista, por lo que a partir de «Atraco Perfecto» -y exceptuando «Espartaco», escrita por Donald Trumbo- prefirió apoyarse en novelas que le otorgaban una base estable a sus brillantes ideas.

   Fue una noche, tras varios meses, cuando leyó un libro escrito por un joven autor que estaba arrasando en las librerías con una historia de vampiros llamado «Salem´s Lot» y en el cine de la mano de Brian de Palma, con la adaptación de su obra homónima «Carrie». Se titulaba «Shining». Esa misma noche, la intuición de Kubrick se iluminó y tuvo su propio «resplandor»…

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Stanley Kubrick, Jack Nicholson, y el equipo de producción de «El Resplandor»

   Lo que siguió, durante los dos frenéticos años de rodaje posteriores, ya es historia: repetición de tomas hasta el hastío, desencuentros con Stephen King, caídas (y recaídas) de pelo de Shelley Duvall durante las grabaciones, la probable excesiva toma de sustancias por parte de Jack Nicholson para «introducirse» de forma más convincente en su personaje, cambios de guión, insatisfacción de Kubrick con el resultado final y un largo etcétera.

   Ironías de la vida, la que fue su obra más repudiada por los puristas es, exactamente 37 años después, una de sus películas más queridas y valoradas por el público.

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   Su trama era una verdadera oda al derrumbe del modelo de la familia tradicional, algo que había comenzado a manifestarse con fuerza desde más de una década antes del lanzamiento del film y ya a mediados de los setenta era el disparador creativo de variados guiones de famosas películas hollywoodenses.

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Jack Nicholson y Stanley Kubrick

   Aquí un hombre llamado Jack Torrance, con un pasado de golpeador y alcohólico, consigue un empleo de cuidador en un deslumbrante, desolado y gigantesco hotel. El edificio se halla erigido sobre un antiguo cementerio de nativos americanos, y en temporada invernal se halla, literalmente, aislado del mundo. Un monstruo dormido que cobra vida con el frío. Allí irá con su esposa Wendy y su singular hijo Danny, quien posee una misteriosa capacidad telepática y precognitiva. Será Dick Hallorann, un empleado afroamericano del hotel (sería interesante preguntarse alguna vez acerca de la ideología del gran Kubrick y constatar cuántos artistas de raza negra han aparecido en sus films) quien al conocer al niño le demostrará que comparte su don, al cual denomina «El Resplandor». Al quedar solos, la locura y los fantasmas comenzarán a hacerse visibles, irán poblando la mente de Jack y empezarán a acechar a Danny, quien verá que una siniestra historia de sangre y muerte ya ha habitado el mismo lugar donde él está atrapado.

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   «El Resplandor» es una experiencia única. Un mundo onírico de pesadillas y temores que varias décadas después de su lanzamiento maravilla y aterra a partes iguales. Aunque los motivos del director parezcan claros en un principio, siempre quedarán las preguntas. ¿Es «El Resplandor» un cuento de fantasmas? ¿O un ensayo de la insanía? ¿O quizás toda ella sea una asombrosa referencia oculta a los indios americanos?  Tal como lo propone el excelente documental «Room 237».

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Es, en definitiva, un hito en la historia del cine y que ha ganado el respeto de pasar intacto ese gran tamiz, para cualquier obra artística, que es el paso del tiempo.

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