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Bolivia decide el futuro de América Latina | Revista Colibri
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Bolivia decide el futuro de América Latina

por Santiago Carrillo

Foto de El Dínamo

 

El próximo domingo se votará en Bolivia el referéndum para decidir si se efectúa la reforma Constitucional que permitiría que Evo Morales pueda ser reelecto como presidente en 2020.
   La modificación sería en el artículo 168 que señala: “El período de mandato de la Presidenta o del Presidente es de cinco años, y pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua”. El objetivo del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) es modificar la legislación para que el Ejecutivo sea reelecto hasta dos veces de manera consecutiva.
   El líder indígena llegó a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia en 2006, con el 54 por ciento de los votos. Dos años después, superó con el 67 por ciento de apoyo un referéndum para modificar la Constitución y ser reelecto. De esta manera, en 2009 volvió a ser presidente con el 64 por ciento de los sufragios. En 2014 arrasó nuevamente en las urnas con el 61 por ciento, permitiéndole mandato hasta 2019. Las autoridades judiciales consideraron que los últimos comicios representaron la primera reelección de Evo.
   Evo Morales adquirió una amplia aceptación popular hace más de 12 años, fundamentalmente por sus políticas de inclusión social que elevaron económicamente a una de las poblaciones más pobres de América Latina. Este ascenso también de las clases medias derivó múltiples casos de corrupción en las instituciones del gobierno y afectó, de este modo, la legitimidad de la administración.
   Por este motivo, las encuestadoras descartan un resultado aplastante y estiman un empate de cara al domingo, en el que será determinante el voto de los indecisos, que rondan entre el 10 y el 15 por ciento.
   Bolivia forma parte del abanico de gobiernos progresistas de la región, junto a Uruguay, Brasil, Ecuador, Venezuela y Argentina, con un posicionamiento político opositor a Estados Unidos –por lo menos, desde el discurso-. Sin embargo, el llamado “giro a la izquierda latinoamericano” está en retroceso, fundamentalmente por las derrotas electorales de los dos últimos países nombrados y por la operación de los partidos de derecha, también articulados. El referendo del domingo no solo definirá el futuro boliviano, sino también marcará el horizonte político del Cono Sur.
Llaly en los conflictos de julio pasado. Foto APG

 

   Una de las maniobras fue el bloqueo de la ciudad de Potosí que duró 27 días, el pasado 5 de julio. Fue una huelga llevada a cabo por el Comité Cívico de Potosí (Comcipo), conformada por los trabajadores de todos los rubros, pero fundamentalmente por los mineros. Johny Llaly, Presidente del Comcipo, dialogó con Colibrí y explicó que el reclamo consistía en la exigencia de mayores inversiones para el Departamento de Potosí “para favorecer la educación, salud e industria”. Entre las exigencias se encontraban la construcción de un hospital, una hidroeléctrica, un aeropuerto internacional y fábricas de producción de cemento, cal y vidrio.
   La población civil apoyó sustancialmente la medida de fuerza, porque el reclamo es una cuestión histórica para los potosinos. Ellos consideran que el aporte económico que hicieron para el país nunca fue retribuido justamente.
   Esther Churruarin, que tiene 53 años y es docente de la carrera de Auditoría en la Universidad Autónoma Tomás Frías, contó que durante el mes de julio la vida cotidiana se redujo a la asistencia diaria de las marchas convocadas por el Comcipo y la Federación Universitaria Docente. “Siempre estaremos de acuerdo con las luchas de reivindicación para la región más dotada de recursos minerales, pero al mismo tiempo más atrasada de Bolivia”, dijo Churruarin.
   En referencia al conflicto potosino, Emilio Modesto Guerrero, periodista venezolano y analista internacional radicado en Buenos Aires, conversó con Colibrí y consideró que la protesta fue influenciada por la derecha boliviana sin actuar abiertamente, pero si a partir de la cámara de empresarios e industriales.
   “La oposición se apoya en razones y problemas reales porque quieren volver a Bolivia al neoliberalismo más crudo”, sentenció. Precisamente, Potosí encarna una de las campañas más fervorosas para fomentar el voto negativo en el referendo del domingo 21 de febrero.

 

Emilio Modesto Guererro. Foto Anccom UBA

 

    Sin embargo, los gobiernos de centro izquierda también pusieron de su parte para su propia decadencia. Guerrero, autor del libro ¿Quién inventó a Chávez?, explicó que la gran contradicción que encarnan es que “viven del capitalismo”. En este sentido, explicó refiriéndose al programa desarrollista: a partir del modelo que planteó el inglés John Keynes, a mediados del siglo pasado para paliar la crisis económica del 1929, que se trata de un Estado presente y que intervenga en la economía, regulándola.
   Para sostener esta receta es imprescindible invertir para generar el consumo interno; pero el riesgo es un gran circulante de tarjetas de crédito y financiamiento, además de una alta inflación y devaluación de la moneda para sostener una baja tasa de desempleo.
   Guerrero aseguró que estos gobiernos, en realidad representan el pacto entre la izquierda y la derecha. Brasil es progresista porque sacó a 30 millones de personas de la pobreza y las introdujo en la clase media, pero a su vez el programa económico de Dilma Rousseff –planteado por el ex Ministro de Hacienda, Joaquim Levy, un banquero neoliberal- para sacar al país de la crisis es un puro recorte de gasto público que perjudica a la clase trabajadora.
   Por otro lado, Argentina aplicaba políticas sociales junto a tácticas neoliberales. “Cuando el kirchnerismo inviertió en Vaca Muerta –yacimiento petrolífero en la Patagonia- fue muy bueno porque produciría un desarrollo interno sin intervención de empresas norteamericanas”, afirmó Guerrero. Sin embargo, por este negocio le cedió 200 kilómetros cuadrados de soberanía a China, “que en términos de economía mundial no se diferencia en nada a las transnacionales yankees”.
   “Es por ello que el gobierno más de izquierda latinoamericano –por Venezuela- sigue atrapado en las leyes del capital, y sobrevive solamente por los préstamos de China”, remató Guerrero.
   El referendo que se votará el próximo domingo en Bolivia forjará el destino de la región: representará la resistencia de la centro izquierda o agudizará el avance de la ultra derecha neoliberal.
   En total, podrán participar 6.502.079 bolivianos que se encuentran inscriptos en el padrón electoral, tanto en el territorio nacional como en 33 países del exterior que deberán asistir a los consulados respectivos.

 

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