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Dalia Rosetti, las novelas que son militancia tortillera | Revista Colibri
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Dalia Rosetti, las novelas que son militancia tortillera

Por Charo Zeballos

 

Fernanda Laguna y Dalia Rosetti son la misma persona, o más bien Dalia vive a través de la escritura, es una luz tipeada, un ser de tinta con sus propios deseos que fluyen a través de su portadora. Porque se escribe a sí misma, existe en ficciones que se han transformado en clásicos tortilleros. Dame Pelota, Me encantaría que gustes de mí, El fuego entre nosotras, Durazno reverdeciente, son solo algunos de los títulos en los que vive. 

El desdoblamiento de Fernanda, escritora, artista y editora argentina, no es el primero. A principios de los noventas omitió el “María” en su nombre para componer su yo artístico. Además de autora de libros de poesía y narrativa, es reconocida por su trabajo como artista visual, curadora y fundadora del sello editorial Belleza y Felicidad. Mano a mano con Revista Colibrí, contó cómo fue la llegada de Dalia a su vida.

Fernanda Laguna

-¿Cómo nació Dalia Rosetti?

Dalia nació en el ‘99, el primer texto que escribí -que escribió Dalia- es ‘Tatuada para siempre’, que es en la cárcel de mujeres. Surgió sola y ese desdoblamiento se produjo de una manera espontánea. Al ser otra persona, me permite olvidarme de Fernanda Laguna, digamos de todas las cosas que hacía como Fernanda Laguna. Dalia tiene menos carga artística, entonces eso me permitía una escritura diferente. 

Yo pienso que no existe como un yo uno, sino que el yo está compuesto por varias entidades o varias personas, incluso está compuesto por les amigues, la gente que que nos influye mucho. El yo es un yo colectivo, entonces dentro de esa colectividad está el Dalia Rosetti

También digo que Fernanda Laguna es un desdoblamiento porque yo en realidad me llamo María Fernanda Laguna y quise dejar atrás cierta parte de mi historia y convertirme en Fernando Laguna como mi yo artístico. Dalia siempre es la misma, no sé si cierra todo mucho, pero las cosas no tienen que cerrar para poder existir. Es un Yo literario que también surge de las letras, se escribe para vivir y cuando se escribe vive porque vive dentro de los libros. 

 

-¿Cómo y de dónde surge tu perspectiva de clase, que trabajás un montón en los textos de Dalia?

Este yo colectivo siempre tendió a lo social, a relacionarme con otras personas. Siempre tuve un interés por vincularme con personas de otras clases sociales. En un momento me hice amiga de una mujer que vivía en la calle, nos hicimos muy amigas, tan amigas que yo la llevé a vivir conmigo a un local que tenía, le pusimos una habitación en Eloísa Cartonera y después quedamos amigas para siempre.

Es como que vos conocés a una persona y se va diversificando el mundo, entonces cuando la conocí a ella conocí a otro chico, le dije que dibujaba entonces lo entusiasmé para dibujar y lo llevé ArteBa, era también meter en ArteBa algo social en el sentido de otra clase, porque es un espacio muy purista. 

Es algo que me interesó siempre, pero en el 2001 la calle era un lugar muy importante, de lucha, de estar afuera porque por ahí no tenías plata para ir a un lugar. Te ponías a tomar cerveza en la calle, esa calle me conectaba con otras personas. Así conocí a Isolina Silva que es con quien abrí Belleza y Felicidad Fiorito. Nos conocimos en la calle y de ahí quedó una relación que me abrió un mundo enorme y hermoso.

 

-¿Hay una visión del arte y de la curaduría en tu literatura?

Sin dudas. Hay un personaje, un ente, un ser que se llama Comex_lin, es un ser único, pero formado no por un colectivo de artistas, sino que es un ser conformado por muchas personas. Las personas dejan de ser sí mismas para ser Comex Lin. Así surgió el Arte_lin, que vendría a ser todo lo que no conocemos del arte, todo lo que no existe todavía y que por ahí va a existir o no va a existir nunca. 

Muchas veces existe gente que trabaja sin saberlo o sabiéndolo por fuera de los márgenes del arte, entonces la obra de Dalia es una obra Lin, que después fue incorporada pero que surgió por fuera de los de los proyectos del arte. El arte es la libertad total, pero no es la libertad total, lo que no existe es la libertad total. El Arte_lin sería la libertad total, que no es una forma de arte, es como algo más existencial.

Que exista la posibilidad de que no exista nunca el Arte_lin es libertad, también el Arte_lin es algo que está escondido debajo de la tierra, que nunca nadie lo ve, pero está ahí. Eso escondido debajo de la tierra puede cambiar la historia del mundo, pero volviendo a Dalia, ella no se preocupa mucho por estas cosas, se preocupa por el amor y por ir adelante. 

 

-¿Dalia tiene sus propias inquietudes, preocupaciones?

Sí, siempre está presente porque sino no podría llamarla. No la tengo que crear cada vez, siempre está y de repente le digo «vení» y nos sentamos a escribir las dos juntas. 

Dalia no tiene mucho filtro de lo está bien o está mal, va tan rápido que manda todo lo que tiene por la cabeza, es bastante bestia porque ella está aprendiendo a lo largo del texto y permite que las personas vean su aprendizaje. Todas sus zonas grises aparecen, le pasa como a todes, uno a veces se sorprende de las cosas nefastas que piensa y uno está aprendiendo permanentemente a dejar de ser así y Dalia también, aprende en el texto pero no termina hecha una luz porque no es un personaje que se las sabe todas.

No es políticamente correcta. Ella es bastante “no ella misma”, tiene bastantes dudas. A mí me interesan mucho los márgenes de una persona, pareciera que todo lo que son dudas es como que no están aceptadas socialmente, como que la duda no es una posibilidad en el mundo. Incorporarla dentro de la personalidad, dentro de un trabajo, de todo, es como el Arte_lin, como incorporar incluso lo que no existe, lo que no es más, eso también es parte de una.

 

-¿Cómo aparece lo fantástico o delirante en la historia de Dalia?

Los personajes son humanes Lin, en el sentido que son humanes de luz tipeada, personajes de tinta, entonces puede pasar todo. Siempre Dalia para existir necesita escribir, entonces no para de escribir para poder avanzar y ser cada vez más existente. Una novela, que se llama ‘Sueños y Pesadillas’, se trata de eso. A Dalia la expulsan de la realidad y la única posibilidad que le queda es la literatura, escribirse permanentemente y en este escribirse ella puede morir, vivir, aprovechar todo lo que te da la literatura que es toda esta fantasía, como por ejemplo colgarse de una liana porque está perseguida por monjas y de repente saltar, volar. Es el mundo de Dalia, que es un mundo fantástico porque es escrito y dentro de la literatura las posibilidades son mayores que frente a la realidad, yo no puedo ir volando hasta Fiorito aunque me encantaría, Dalia sí. Todo eso mezclado con algo muy hiperreal. Frente a una imposibilidad surge la fantasía.

 

-¿Te considerás una autora Queer?

Sí. Es algo que aparece en la historia de vida de Dalia, ella vive en un mundo en el que mayoritariamente no aparecen varones. Para Dalia no existe otra cosa que no sean las chicas, no está dentro de su mapa emocional, es como si los varones estuvieran en el mundo pero no los registra. Si hay varones son varones trans o incluso, en ‘Sueños y Pesadillas’, ella está con une chique que no sabe qué es y el personaje le dice «qué importa». Ni siquiera tiene nombre porque el nombre diría demasiado de sí mismo. 

Es queer en el sentido del tipo de escritura y los tipos de relaciones, emocionales, carnales. Una cosa que me encanta es que muchas chicas adolescentes o muy jóvenes leyeron las novelas y que las novelas de Dalia son medio militancia torta, una vez estaba en una discoteca y una chica me dijo «te leí cuando tenía 15 años en mi casa, escondida». Después otra chica otra vez me llamó por teléfono y pidió los libros de Dalia, cuando eran fanzines, los pidió pero que los pusiéramos en una caja cerrada porque iba a ir el primo a buscarlos.

Es una literatura que no es para el mundo de la literatura, sino que es para una chica que quiere encontrar algo diferente en su vida, es medio autoayuda desviada, en el sentido de que Dalia no es ningún modelo para seguir. 

El público de Dalia está focalizado en chicas, chiques, no binares, trans, no es muy hétero. Sí hay montón de chicos que se transforman en mujeres para poder leerla. Un chico una vez me lo encontré en las sierras y me dijo que se identificaba con el personaje de La Catana, que es un personaje femenino y, en general, no hay mucha identificación de los varones en personajes femeninos. Las mujeres nos identificamos con cualquier cosa, estamos hartas de ver películas con personajes masculinos, ahora cambió un poco todo, entonces el varón que lo lee se tiene que transformar en un personajes de Dalia y son todas mujeres, tenés que estar preparado para hacer eso. No es que no quiero que lo lean varones, quiero que lo lean varones que se puedan identificar con los personajes. 

 

-¿Tenés algún proyecto en el que estés trabajando ahora?

Le estoy dedicando mucho tiempo a la Escuela de Arte Contemporáneo Popular Feminista de Villa Fiorito y de Villa Jardín, tenemos dos espacios y me dedico bastante. Soy una coordinadora constante, el otro día no sé con quién estaba charlando y ya le coordinaba la vida. ‘Mandale un mail, ponerle un cosito’, por suerte me di cuenta en el momento y dije basta.

Ahora que empieza el año estoy coordinando los talleres, los eventos que vamos a hacer. Por ejemplo, estamos organizando una velada villera, que es un evento que tiene entrevistas, charlas, poesías, videos. Lo armamos con las chicas del barrio. Ya lo hicimos anteriormente en el CCK, en la cúpula y ahora lo hacemos en Casa Patria Grande en el marco de Poesía Ya, que es un festival.

Después estoy preparando un libro con la editorial ‘Ivan Rosado’, una reedición de ‘Durazno Reverdeciente’, que es una novela que escribí. La primera publicación fue en 2003, se cumplen 20 años, por eso sacamos la revisión con algunos textos nuevos que estuve escribiendo, que estuvo escribiendo Dalia Rosetti. 

 

Dalia y Fernanda son la misma persona, a la vez son personas muy distintas. A la enorme labor coordinadora de la segunda, a su vasto conocimiento del entramado artístico y social, se contrapone la inocencia y la fluidez de la primera.  Dalia es libertad en muchos sentidos,  es un ser Lin, como define Fernanda. Para conocerlas hay que leerlas con coraje, entregarse a la propuesta de mundos, energía y libido circulando en otra lógica. 

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Bio de lx autorx: Charo  Zeballos es Licenciada y Profesora en Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata. Forma parte del equipo de investigación del Laboratorio de Comunicación y Género y es ayudante graduada de Comunicación y Educación cátedra II (FPyCS- UNLP). Desde 2018 se desempeña como periodista y creadora de contenido digital para redes sociales especializada en género y diversidad. Es redactora y community manager en Revista Colibrí y en Educ.ar.

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