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Desafío al silencio: mujeres, trabajo y memoria | Revista Colibri
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Desafío al silencio: mujeres, trabajo y memoria

Por Lau Mangialavori

Hasta el 28 de julio se podrá ver en el Centro Cultural de la Memoria, Haroldo Conti, la muestra “Desafío al Silencio. Mujeres, Trabajo y Memoria”, de la fotógrafa Graciela Calabrese. La obra recopila más de 5 años de registro, en la lucha del movimiento de trabajadoras de fábricas recuperadas, durante el fin de la década del 90 e inicios del 2000.


“Ante la duda, están las imágenes. Ante el olvido, la urgencia de volver a ver lo que aconteció”,
escribió Verónica Mastrosimone, curadora de la obra, para presentarla. En un momento de crisis total de las estructuras económicas, de eclosión de los lazos comunitarios y de quiebre social, Calabrese registra y comparte un pasado reciente, vivo y conmovedor en un presente de amnesia y desazón.

En diálogo con la Revista Colibrí, la artista reflexiona sobre el cruce de la memoria y la fotografía, la lucha de las mujeres trabajadoras, del oficio como ejercicio creador y colectivo, y esboza algunas señales para entender de qué manera reconstruir este momento histórico.

Costureras, artesanas, amas de casa, esposas, madres, hijas, trabajadoras industriales. Casi sin experiencia en la organización social y de cooperativas, se enfrentaron a las patronales, los empresarios, abogados, fiscales, sindicatos y hasta a sus propios maridos.

«Lucharon contra viento y marea, hasta contra maridos, que le decían que no y al final terminaban yendo a la fábrica a llevarles una vianda cuando pasaban la noche en las tomas, cuidando su lugar de trabajo de los desalojos. La verdad que fue un movimiento enorme el de las fábricas recuperadas y también lo fue el movimiento personal de cada una de ellas y a nivel colectivo también, porque aprendieron un montón».
Graciela Calabrese

Con la cámara en mano como forma de captar el lenguaje del momento, Graciela fotografió las asambleas, los diálogos y las discusiones de las trabajadoras.

«Yo me hacía permeable a las sensaciones y eso es lo que está fotografiado. Había mucha mucha fuerza para la lucha, había muchas cosas como para poder ponerse de acuerdo. Había muchas problemáticas, tironeos de un lado y del otro, porque también se metía la política. Había cuestiones burocráticas que necesitaban sacar adelante. Entonces se enfocaban en los pasos a seguir y en cómo organizarse. Y en eso estaba todo el compañerismo, de tener que discutir y confrontar las ideas para poder llegar a lo mejor, que es lo más difícil en un grupo».


Mujeres que en algunos casos no habían terminado la escuela primaria, se plantaban frente a un micrófono o a una cámara de televisión a denunciar la explotación y a exigir la fuente de trabajo. Las Norma Pla de nuestra historia. Todas luchando por el pago de los sueldos, por una vida digna.

En la muestra se ven varias fotos de las manos de las trabajadoras. Manos que cosen, bordan, cocinan, se engrasan, recuperan y sostienen.

«El cooperativismo les cambió el modo de vincularse. Ese trabajo en serie, que antes era más metódico y más del pasamanos, casi ya sin doblar la cabeza, como esa idea que tenemos del trabajo en serie, ahora se vuelve algo realmente más comunitario, más de estar sentadas cada una haciendo algo, como cuando te juntas a tejer con amigas. Algo del vínculo cambia y entonces se demuestra que la producción puede ser de otra forma.

Los registros fotográficos fueron y son muy importantes y necesarios en muchas luchas. De hecho las fotografías en la época de los militares tuvieron una función muy importante en el extranjero, porque acá eran censuradas y lo que se trataba era de sacarlas para poder expandir lo que estaba pasando.También la reconstrucción de archivos familiares, para la reconstrucción personal. Ni hablar de los álbumes que hay en Abuelas y en la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Hay muchos fotógrafos y fotógrafas que han trabajado la fotografía desde el archivo de la memoria familiar.» G.C


La pregunta por la memoria resiste, arrasa y grita. La pregunta por la memoria y los pueblos, las historias del presente que dialogan siempre con el pasado. La trampa de la libertad individual frente al abrazo de la lucha colectiva.

– ¿De qué manera crees que podemos reconstruirnos ante tanta destrucción?

G.C: Tenemos que tener una mirada más honesta. Necesitamos mayor franqueza en los vínculos, más inteligencia y esa inteligencia hay que buscarla, hay que encontrarla, hay que luchar para poder ser, para aprender, para crecer. Tenemos que ver qué es lo que estamos haciendo con nuestro compañero, nuestra compañera, de compartir y de cooperar. Para mí esa es la llave que se tiene que abrir, el vínculo 1 a 1. Con franqueza, de poder compartirnos realmente. La inteligencia disipa todas las miserias humanas, también el amor.

Para conocer más sobre la exposición, hace click aquí

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Sin trabajadorxs no hay memoria

Desde que asumió este gobierno, las políticas de derechos humanos están en peligro.

A más de 40 trabajadores y trabajadoras de los Espacios de Memoria del país no les renovaron los contratos. En Mar del Plata, la gestión del intendente Guillermo Montenegro, presentó un proyecto para utilizar, parte de la ex Escuela de Suboficiales de Infantería Marina (ESIM) (Espacio de Memoria donde está el Faro), para la colocación de un bar.

“Expresamos nuestro más enérgico repudio y rechazo ante la reciente noticia del intento de instalación nuevamente por parte del Ejecutivo municipal de un bar de gin en un lugar que fuera parte del centro clandestino de detención”, afirmaron a través de un comunicado distintos organismos de derechos humanos de la ciudad y señalaron que: “Este espacio, que fue testigo de la violación sistemática de los derechos humanos, la tortura, la desaparición forzada y el asesinato de cientos de personas, debe ser preservado como un sitio de memoria, reflexión y homenaje a las víctimas, o reconvertido en un predio para la promoción de los derechos humanos de las nuevas generaciones”.

En CABA, el domingo 28 de julio desde las 12 se realizará en el ex Olimpo (Ramón Falcón 4250) un festival organizado por la asamblea barrial Parque Avellaneda. Bajo el lema “Sin trabajadorxs no hay memoria”, este evento es parte de la lucha organizada frente a los despidos y el intento de vaciamiento de los sitios de memoria. En esta jornada cultural habrá música en vivo, danza, payasos, espacio para las infancias, exposición del ESEA Rogelio Yrurtia y mucho más. Más info . 

guarda

Sobre la autora:
Lau Mangialavori:  Mamá de Manu. Lic. en Comunicación Social (UBA).
Diplomada en Formación en Educación Sexual Integral
(UNSAM). Responsable del área de capacitación en la Unidad de Políticas de Géneros y Diversidad de Trenes Argentinos Operaciones.

Más notas de la autora:
«El poder del parto en domicilio» 

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