Por Luz Rodriguez
“Su corazón queda atrapado entre dos pasiones, mientras la dictadura militar oscurece su mundo con la muerte, la soledad y el terror. Con tan solo 15 años, Ana debe luchar por conservar su vida sin renunciar a lo que más ama”, Sinopsis – Sinfonía para Ana.
Duración: 119 minutos.
Género: Drama.
Protagonistas: Isadora Ardito, Rafael Federman, Rocío Palacin, Ricky Arriaga, Vera Fogwill.
Escenografía: Daiana Rosenfeld.
Música, guión, dirección y producción: Ernesto Ardito, Virna Molina.
Vestuario: Samanta Babic.
Maquillaje: Julia Borobio.
Fotografía: Fernando Molina.
Pasado el 24 de marzo, muchas emociones se movilizaron a 43 años de la última dictadura cívico militar argentina. Hijes, amigues y hermanes que ya no están, son recordades para poder mantener la llama del amor y la esperanza que alguna vez elles vieron en sus convicciones y que hoy les son devueltos en todo un pueblo que reafirma la memoria día a día.
En medio de estos mares, Ernesto Ardito y Virna Molina trajeron a los cines nacionales hace ya dos años Sinfonía para Ana: la historia de una adolescente que da sus primeros pasos en la militancia política, de la mano de su mejor amiga Isa, en unos recién llegados años 70’. Mucho les prometía el futuro juntas, pero de la otra cara de la moneda había un país que cada vez más avanzaba contra su propia población en la búsqueda de “un enemigo interno”; este sería el suceso clave que llevaría a cada una a tomar un rumbo diferente en sus vidas. En medio de sus primeros pasos, a Ana se le suma el hecho de que conoce a Lito: con él iría adentrándose en la actividad de raíz y también se metería en el terreno del amor: inseguridad, idealización y demás miedos adolescentes le brotan a lo largo del film, siendo su relación con él una de las cosas por las que se encontraría en varias encrucijadas en el futuro.
Este film de ficción guarda vestigios de una historia real en un colegio real: el Nacional Buenos Aires. El colegio abrió por primera vez sus puertas -y su historia- para dejar que contaran parte del pasado que lo envuelve como institución: llantos, cánticos, primeros amores y vivencias adolescentes en medio de una coyuntura que invitaba a una vorágine de replanteos y toma de decisiones apresuradas.
Alumnos y exalumnos formaron parte del elenco principal como forma de revivir ese cuerpo estudiantil que supo hacerse presente por aquella época. Dado el contexto socio-histórico, a lo largo de la obra los personajes se van topando con distintos tipos de problemas: la serie de conflictos internos con la que deben enfrentar el día a día con les amigues que desaparecen, los padres que se vuelven más estrictos sobre ciertas libertades a modo de protección y con una sociedad entera que está a la alerta siempre, es algo que les acompaña a medida que las diversas historias siguen su curso.
Con sólo 15 años, Ana se vuelve consciente de lo que es ser adulta, el peso de lo que se quiere, de lo que se deja, de lo que forsozamente queda y de lo que involuntariamente se va. Lógicamente, en un punto todo se satura pero si hay alguna certeza con la que Ana se queda es con la de jamás olvidar lo que nos moviliza, y sólo podemos entender este resultado si interiorizamos que lo que convoca es el amor por las convicciones.
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