
«El castigo eterno a lo corpóreo» – Vuelos de Emergencia
Por Luca Iriberri
¿Estoy solamente una vez o todas las veces voy a estar?
Quizás nunca estaré y esa sea la verdad.
Lo real.
Lo real como innombrable, como inexistente.
Entonces soy tan solo la proyección de algo que no existe.
O el intento de ser algo que no soy.
Creyendo estar siendo,
engañándome e inventando excusas,
que sirven como sillón o bastón,
aquello que sostiene y soporta semejante mentira.
Mi crucifixión.
He inventado la alegría, después de haber sentido el dolor.
Si el dolor motiva, la muerte llama gritando, victoriosa,
astuta,
insípida,
pero en silencio.
¿No la escuchás?
El escaparse de la muerte es desahuciado,
más si viene armada, hay que ir al encuentro como haría la vanguardia,
con grito de esperanza aunque se caiga muerta y a contratiempo.
Haber sido enviado es la primer matanza,
el castigo eterno a lo corpóreo.
Perdonen mi pecado,
pero quiero estar vivo cuando me encuentre muerto,
silencioso; otra vez culpable.
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