Loader
"El largo camino del viajante" - Vuelos de emergencia | Revista Colibri
5736
post-template-default,single,single-post,postid-5736,single-format-standard,bridge-core-1.0.5,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-18.1,qode-theme-bridge,disabled_footer_top,disabled_footer_bottom,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.2,vc_responsive

«El largo camino del viajante» – Vuelos de emergencia

Por Luca Iriberri

Donde no hubo luz todavía no salió el sol…
el miedo se vistió de oscuridad,
ahí me percaté de mí mismo:
dentro mío debe estar oscuro
deduzco entonces que la oscuridad es algo natural
que anhela y llama a ser iluminada.
Ese llamado produjo la vida y preparó a la muerte,
que muy ágil se esconde para siempre espiar.

La luz llevó al viajante a contemplar lo que tenía frente a sus ojos,
ya estaba cansado de su mero caminar: esa acción impulsiva
derivó en acción dirigida y generó poder y dominio sobre algo;
despertó conciencia, ipso facto libertad.
Los objetos de la mesa empezaban a moverse,
había aparecido, por primera vez, la idea.

Pero era dolorosa.
Esa idea dolía.
La previa acción dirigida debía conservarse,
como el contenido inerte de un libro: entre tapa y contratapa.
Ese encierro le abrió paso al sentimiento y a la empatía.

El conocimiento, simbolizado por un semejante castillo
debía ser defendido en nombre de la razón
convertida en fuerza bruta, en violencia.
Por ende se debía cubrir a escudo y espada
y abrir pasillo a la civilización.
Ese ego que se había puesto hacer magia
con los objetos de la mesa, derivó en sometimiento
o defensa de lo que se proclama como nuestro.
Trinchera del Yo para nunca escapar.
Pero los momentos de crisis siempre aparecen y se muestran
como un camino bifurcado en el cual hay que decidirse por uno,
o bien partirse al medio…
Esas decisiones fortalecen al individuo
que lo deja desnudo ante el destino.
Uno ha de vestirse con decisiones,
con la autoproclamación del Yo: que va a reafirmarse una y dos veces
en lo que será llamado bueno y malo, justo e injusto.

Cansado del ruido que distrae y actúa como un velo
o una lejana niebla, ha decidido despojarse y caminar hasta donde sea,
sin más que con uno mismo y una lámpara clarificadora.

Una vez asentado, luego de superar algunos obstáculos y miedos internos;
se decide por construir un fuerte, pero esta vez muy lejano al anterior.
Y de ser posible, que sea bien alto,
para intentar ver cara a cara a ese tal supuesto Dios.
Pero toda ingenuidad o acto de valentía será castigada por él mismo
y derribará ese fuerte causando una feroz pena.
Pero ese derrumbamiento será insoportable para el Yo,
que entre el temblor decidirá sacrificarse antes de caer con los cimientos
y como si fuera un pájaro, saltará desde lo más alto, sin miedo a caer.

BIO: Poeta para morir y renacer.

Imagen: Carta de la torre, Mazo de tarot Sforza

No Comments

Post A Comment