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El país entero está gritando: "¡Paren de matarnos!" | Revista Colibri
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El país entero está gritando: «¡Paren de matarnos!»

Por Rocío Lema

Fotografía por Rodrigo Ruíz (Ig: @rfraudiovisual)

 

En Argentina, desde el año 2012 y por medio de la Ley 26.791, cuando un hombre mata a una mujer en un contexto de violencia de género, el hecho se titula femicidio.

Que exista la palabra femicida/femicidio en la jerga penal y mediática no es una casualidad, sino puramente una causalidad. Lograr ponerle nombre a la máxima expresión de violencia ejercida de los hombres sobre las mujeres es el resultado de una larga lucha feminista. Lucha que se dio en la calle y que tiene varias generaciones de militancia. El movimiento feminista comenzó a masificarse un 3 de junio de 2015, al grito de #Niunamenos cuando a Chiara Pérez (de 14 años y embarazada de dos meses) la mató a golpes su novio y la enterró en el patio. Otro femicidio, pero ahora les pibes no se callan más.

Del primer “Paren de matarnos”, gritado al unísono y con mucha fuerza, pasaron cuatro años: según el Observatorio de las Violencias de Género “Ahora que si nos ven”, y tomando como registro los medios gráficos y digitales, desde el 3 de junio de 2015 al 20 de mayo de 2019 hubo 1193 femicidios y estimándose una serie de 1182 niñes huérfanos.

En lo que va del 2019, en los medios se registraron 129 mujeres muertas producto de la violencia machista. Por eso, otra vez la ola verde salió a la calle este lunes 3 de junio, a gritar #Niunamenos. Otra vez entre el Congreso y Plaza de Mayo llovió glitter verde y violeta, sonaron bombos y platillos. Los pañuelos verdes ataban pelos, decoraban muñecas, cuellos y mochilas. La tristeza se hizo abrazo. La lucha hirvió en la sangre y pintó paredes con letras rojas que decían: “Las wachas que vos mataste van a volver”. La fiesta feminista se adueñó de Avenida de Mayo y cantó “Luchemos hasta vencer y que el aborto sea ley. Aborto legal, seguro y gratuito para que decida la mujer”.

El feminismo como consigna de unión entre partidos políticos, movimientos sociales, organizaciones, artesanxs, viejes, niñes, trans, travestis, bisexuales, intersex, mujeres.

Roxana, de pelo largo y morocha, dijo: “Para mí el feminismo es revolución. Es fuerza en potencia que lucha por una sociedad más justa y menos desigual en todos sus aspectos. Creo que lo más importante del feminismo es verlo crecer en las calles, es escucharlo cada día con más volumen y energía, y tomar conciencia de la responsabilidad que implica que los derechos son para todes por igual, te guste o no te guste.”

El movimiento #NUM surgió como respuesta a la violencia patriarcal que históricamente oprimió a mujeres y otras identidades de género. Fue la respuesta al hartazgo y la desesperanza; a la falta de políticas públicas, por un Estado ausente y ciego. Se vive en unidad, con mucho color, brillo y amor. El feminismo como respuesta al pacto entre machos. Con corte carré y ojitos achinados, Pilar comentó a Revista Colibrí: “El feminismo es el abrazo de mis hermanas, de mis amigas, de mis compañeras. Es la complicidad entre dos desconocidas que se saben unidas en la lucha por la legalización del aborto. Significa que queremos igualdad. Que queremos ser libres y decidir sobre nuestros cuerpos. Que no nos callamos más y que la política se hace en la calle. Sabemos lo que queremos. Queremos transformarlo todo”.

El cielo pincelado con rosa y celeste se fue apagando, mientras se leía el documento de la convocatoria: “Estamos acá una vez más para tomar las calles y manifestarnos, para decir basta de violencia económica, sexista, racista y clasista contra las mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, no binaries, gordes e intersex; de la clase trabajadora: ocupades, desocupades, precarizades, piqueteres y de la economía popular, visibilizando especialmente a las mujeres indígenas, originarias, afroargentinas y negras en pos de empezar a saldar la deuda histórica para con ellas y todas las identidades vulneradas por el capitalismo patriarcal. (…) Ante este momento, los feminismos tenemos que ser resistencia, porque tenemos la tarea ineludible de aportar una alternativa de futuro para que el pueblo no siga pagando las consecuencias de esta crisis. Estamos organizades y no podemos retroceder”.

La noche rodeó el baile y el frío pinto las narices de rojo, pero todavía seguía en el aire, como una melodía infinita: “El país entero está gritando: ‘¡Dejen de matarnos!’”.

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