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Foto Estudio Luisita: el retrato de una época | Revista Colibri
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Foto Estudio Luisita: el retrato de una época

Por Carla Peverelli y Nicole Martin

Luisita y Chela Escarria fueron dos fotógrafas colombianas que se dedicaron a retratar a las figuras más grandes del arte y la cultura porteña desde la década de los ‘60, por más de 30 años. En 2009, Sol Miraglia vio una foto de Luisita en un local donde trabajaba, preguntó quién había sacado esa foto y le hablaron de ella. Unos días después, la mismísima Luisita fue al local y se conocieron. 

Así inició una amistad intergeneracional que, varios años después, habiendo revisado el archivo enorme y casi escondido que Luisita tenía en su casa, concluyó en exposiciones, un libro y en la película “Foto estudio Luisita”. Dirigida por Sol Miraglia y Hugo Manso, el filme invita a conocer la intimidad de estas dos mujeres en su departamento en Av. Corrientes: la locación del Foto Estudio Luisita

Para Sol Miraglia, el proceso de trabajar y grabar durante la cotidianidad de Luisita y Chela, la acercó al mundo de la fotografía y sus maestros. Aunque ella había estudiando fotografía, se preguntaba por las vetas no comerciales de esta disciplina, sus posibilidades de expresión y formatos. 

Mientras Luisita le mostraba sus álbumes con autógrafos, e incluso su casa, Sol se metía más y más, y se preocupaba por cómo dar a conocer esta historia: “Desde que la conozco a ella y a su casa, siempre me pasó algo muy hermoso. Entonces pensaba que arrancar con una muestra o con un catálogo iba a quedar muy frío, porque de alguna manera es otro medio, otro soporte”. 

La amistad fue natural desde el principio, entre conversaciones, los té de la tarde, las fotos, comer helados y los turnos médicos en donde Sol acompañaba a las hermanas. “Se empezó a armar una amistad de ayuda porque ellas no tenían familia. Ir a su casa era como una pausa completa en el tiempo y me gustaba”, dice la directora de Foto Estudio Luisita, quien luego fue invitada a los cumpleaños, y así conoció todo el universo de Luisita y Chela, incluyendo a su otra hermana, Rosita.

En ese compartir, encontró hermosos los “rituales completamente controlados de 80 años de convivencia entre ellas dos”, así como lo mágico de su cotidiano. Empezó a filmar los cumpleaños con excusa de hacerles fotos y, sin saberlo, comenzó el proceso que devendría en la película. 

“Fue un camino completamente inverso”, reflexiona Sol en diálogo con Revista Colibrí, ya que lo primero fue un extenso material de observación cotidiana, para después ir tomando conciencia del tamaño del archivo. 

De hecho, la primera reacción de las hermanas ante la propuesta de exponer fue de duda: ¿por qué hay que mostrarlo si es trabajo?, ¿por qué les irían a dar bolilla? “Luisita estaba más abierta a mostrar, Chela siempre fue un poco más tímida”, menciona Sol. A medida que fue avanzando el trabajo, tras superar el miedo inicial, las tres hermanas -incluida Rosita- comenzaron a emocionarse con el proyecto.

Su trabajo no sólo incluyó la revisión del archivo de fotos, montajes y negativos, sino también la curación y el montaje en diversas exposiciones como “Temporada Fulgor”, presentada en el Museo Malba. Su curadora, Sofía Dourron, cuenta que la muestra surgió a partir de la invitación del museo al pensar una exposición de Foto Estudio Luisita enfocada en su trabajo en el teatro de revista. 

A partir de ello, Sofía como curadora y Sol como fotógrafa y amiga de Luisita y Chela,  desarrollaron un proyecto que parte del archivo como fuente para crear un entramado polifacético.

La selección de las imágenes estuvo enfocada en volver a presentar Foto Estudio Luisita al público después del documental y la muestra en el San Martín, y dar cuenta de su legado y aporte a la fotografía”, señala Sofía. Esta tarea les implicó volver a revisar los cánones de la fotografía moderna y contemporánea, los límites entre artístico y comercial y entre institución y márgenes, la construcción de una mirada y lenguaje propios, para representar sus particulares formas de trabajo.

La muestra en el Malba se dividió en dos espacios: el “afuera”, el espacio público, donde estaban las imágenes retocadas y acabadas, listas para el consumo masivo, y el “adentro”, un lugar íntimo y cálido para vincularse con estas mujeres de forma corporal y afectiva, que también es el universo de trabajo donde se construyeron estas obras. 

“Allí se cruzan el universo de las hermanas y el universo del teatro, para dar como resultado imágenes que hasta el día de hoy forman parte de un imaginario colectivo y de nuestras identidades en Argentina”, explica Sofía Dourron. Para Sol, esta muestra fue el desafío más grande, después de que falleció Luisita.

La casa donde funcionó el estudio de Luisita y Chela era silenciosa ya que las hermanas eran de pocas palabras. Implicó una dinámica propia en relación a la construcción de las imágenes, vinculado con el fenómeno cultural que fue el teatro de revista porteño: un mundo menospreciado por los ámbitos académicos y culturales por su machismo explícito. A la vez fue un espacio “de fuga estereotipos y cánones de la sexualidad, el deseo, el cuerpo y el género”, según la curadora de la muestra.

Los procesos de trabajo y colaboración afectiva de las hermanas también hacía a su práctica transformadora, en contraste con la figura individual en la fotografía moderna.

Las exposiciones fueron mutando a través del tiempo, los espacios que ocuparon y cada muestra expuso un punto de vista de toda la obra. Sin duda, “Foto Estudio Luisita” es un trabajo curatorial integrado por las exposiciones y la película de manera conjunta, ya que en la película se reconoce la vida de estas maestras de la fotografía y, al ver la exposición, se puede disfrutar de su obra completa, independientemente del orden.

Sobre la película, Sol Miraglia expresa que su producción hizo que las cosas vayan más rápido. Para poner en valor las fotografías, convocaron a la conservadora y restauradora, especialista en papel, fotografía y audio, Ana Masiello

En conversación con Revista Colibrí, Ana dice que fue conmovedor ser parte del proceso, en el que se comprometió apenas vio el amor que Sol le atribuía: “Cuando la conocí, me dijo que para ella lo más importante era que Luisita sea homenajeada en vida. Y lo logró, con la película y con la puesta en valor del archivo, que visibilizó el trabajo de este grupo de mujeres que elevaron el oficio”.

La conservadora destaca que Luisita tenía todo para ser invisibilizada en un sistema capitalista y patriarcal, por ser “mujer, migrante y marrona” y por trabajar en un área tan popular como el teatro de revista y las bandas de cumbia y folklore. 

En este contexto, no es casual que no se haya reconocido antes, y que tantas personas del ámbito de la fotografía argentina desconozcan el potencial de su obra. “A nosotras sí había algo que nos conmovía. La forma que tenían de trabajo, tan artesanal, lo perfectas de las tomas que hacía Luisita y los trabajos de laboratorio que hacía Chela”, comenta Ana.

En el trabajo, se digitalizó casi todo el material que, a pesar de todo, estaba en buen estado, ya que había sido guardado en cajas de zapatos y no estaba sucio ni mojado. Las hermanas pidieron participar en la conservación de su propio archivo, por lo que realizaron artesanalmente los sobres para las fotos y agilizaron la tarea.

En una escena del documental, cuando estaban seleccionando las imágenes, se descubren los debates en torno a qué mostrar y qué no y el choque entre la mirada de las artistas de estudio y la del registro documental. Cuenta la directora que las fotos recortaban sólo a los personajes, descartando el contexto en el estudio, a pedido de la propia industria teatral.

“Empezamos a ver los negativos, después de décadas de estar en cajas. Se veía el total del estudio y las tomas directas de Luisita. Empecé a digitalizar todos los negativos completos y ‘Temporada fulgor’ muestra una parte de esto”, comenta Sol.

Después del debate de qué seleccionar y cómo mostrar su obra, Luisita y Chela quedaron felices con la película. Las muestras generaron reconocimiento público y comenzaron a recibir saludos y felicitaciones hasta en el supermercado. Ellas nunca habían estado en una exposición. Sol recuerda que, en los últimos días de vida de Luisita, fue simbólico estrenar el filme en la Sala Lugones, frente a la casa de las hermanas.

Todos los formatos que adoptó la obra “Foto Estudio Luisita” son un reconocimiento del oficio inmenso que hicieron durante décadas estas dos hermanas. Gracias al esfuerzo de Sol, Hugo, Sofía, Ana y su equipo, sus imágenes y su modo de trabajo seguirán inspirando a la fotografía de las épocas modernas.

Podés adquirir el Catálogo de la Exposición «Temporada Fulgor» aquí.

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1 Comment
  • Pingback:El p0rno de Julián Merlo | Revista Colibri
    Posted at 11:12h, 20 enero Responder

    […] Colibrí y por siempre amante de la fotografía y las artes visuales. Más notas de la autora: Foto Estudio Luisita: el retrato de una época Transmutar el género – Entrevista a Alma, Julián y […]

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