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Home sweet home - "Juste la fin du monde" | Revista Colibri
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Home sweet home – «Juste la fin du monde»

Recomendación  de cine semanal
Por José Luis Santos

Juste la fin du monde (Tan sólo el fin del mundo) es la nueva película del joven director Xavier Dolan (Los amores imaginarios, Mommy). En este caso nos encontramos con una película de “familia”, ese subgénero donde los conflictos aparecen alrededor de la mesa por incomprensiones entre los integrantes del núcleo parental o la aparición de viejos secretos enterrados. Cabe recordar el reciente e interesante festival de cine francés online Myfrenchfilmfestival, donde una de las categorías fue denominada We are family, dando lugar a películas de este estilo. En el festival, se destacó el filme El prejuicio de Antoine Cuypers, donde un joven con problemas mentales vuelve un infierno el almuerzo familiar festivo por la llegada de un nuevo integrante a sus vidas.

En este caso, el filme de Dolan lleva el subgénero a un nuevo nivel cinematográfico, manteniendo un ritmo tenso a través de personajes fuertemente caracterizados y que contrastan de manera fluida manteniendo una narración completamente impredecible pese a que la atmósfera del relato nos ubica rápidamente en contexto espacial. El recurso principal de esta efectividad audiovisual es la utilización del suspenso. Una herramienta narrativa del cine por antonomasia pero aplicada con total acierto y originalidad.

 

Louis (Gaspard Ulliel) es un artista famoso que regresa a su pueblo para contarle a la familia que pronto va a morir. A partir de esa premisa comienza a desenvolverse todo un universo que se vuelve íntimo y personal no solo a nivel emocional de cada personaje sino como núcleo familiar y privado. Compuesta por la madre de Louis (Nathalie Baye), su hermana (Léa Seydoux), su hermano(Vincent Cassel) y su cuñada (Marion Cotillard), este último personaje es fundamental para la narración ya que en su presencia la tensión decrece, no tanto para el espectador sino para el protagonista. Porque Louis encuentra en su cuñada a la que acaba de conocer un bálsamo, un oasis de paz y entendimiento. Ellos dos son iguales.

Ahora entonces podemos reconocer el sello autoral de Xavier Dolan en el filme. El recurso es crear empatía en el espectador a través de un tiempo dilatado que nos ayuda a entender la percepción emocional y sensitiva de cada personaje. Es decir con un elemento técnico como el plano contra plano se crea una conexión entre dos personajes que el espectador la reconoce como definitiva y completa. No necesita ninguna explicación extra que la herramienta puramente cinematográfica del tamaño del plano y su montaje utilizado.

Los otros dos personajes, los hermanos de Louis funcionan como pareja de opuestos, la hermana espera conocer a ese joven que se fue años atrás y trata de encontrar un punto en común donde poder fabricar amor, la promesa de volver a recuperar una infancia caducada y la perplejidad de encontrarse frente a un desconocido al que quiere volverlo familia. En el otro extremo Antoine (Vincent Cassel) un padre de familia resentido por la partida de su hermano e incapaz de comprenderlo. En el plano narrativo podemos considerarlo uno de los obstáculos más fuertes para el protagonista pero no un antagonista.

En el film el único antagonista es la situación, encontrar ese hueco, ese nido que está destruido para poder explicar que se acerca la muerte. Pero ese nido no está preparado para la noticia, ni siquiera para recibir a quien la porta. Es tan distinto nuestro personaje a su entorno y ese es el acierto mayor del filme. Un artista famoso vuelve al pueblo a desmoronar las estructuras familiares.

No es dato menor que Louis, el protagonista sea homosexual, es otro recurso para crear tensión en la familia, para mostrar una homofobia reprimida y brutalmente teñida con la apariencia del cariño. Y entonces tenemos al último personaje que como en todos los filmes de Dolan tiene el poder en el grupo ficcional, la madre.

La madre es el conductor de este espacio, que va de la cocina, al living, a los recuerdos, al prejuicio a la espera. Las madres del autor siempre son los jefes de hogar y en el filme no es la excepción. Ella organiza el almuerzo, lo planea e incluso predetermina su desenlace.

Otro recurso excepcional son los flashbacks que nuestro personaje realiza al pasado de su hogar. Son a través de la fotografía y el uso de la música de manera complementaria, la luz y el sonido como si actuaran al mismo tiempo pensados como videoclips musicales. Las canciones funcionan como catalizador de los pocos momentos de calma en el almuerzo familiar. Cada vez que suena una canción se recuerda o se disfruta.

Las interpretaciones son de un nivel magistral pese a que el foco se concentra en la rivalidad del protagonista y su hermano. El personaje de la cuñada es un grito de desesperación mudo que se destila en la interpretación de cada mirada o tartamudeo de la gran Marion Cotillard.

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Resumiendo nos encontramos frente a una obra que sobrevuela temas filosóficos como el conflicto del artista incomprendido, la noción de la muerte, la familia, los prejuicios y el amor sobre cualquier nivel de comprensión. Una película que espera explotar hacia una dirección marcada al público pero sus verdaderos cimientos están en el minuto a minuto, en el plano a plano.

LO DESTACADO

-La escena del pájaro y el reloj cucú como síntesis narrativa del filme.

-La excelente fotografía naturalista francesa propia de su filmografía.

FICHA TÉCNICA

-Título Original: “Juste la fin du monde

– Título en español: Sólo el fin del Mundo.

– Año: 2016.

– Duración: 97 minutos.

– Género: Drama. .

– Dirección y Guion: Xavier Dolan.

– Protagonistas: Gaspard Ulliel, Nathalie Baye, Léa Seydoux , Vincent Cassel y Marion Cotillard.

– País: Canadá-Francia.

–  Fotografía: André Turpin.

– Música: Gabriel Yared.

– Producción: Sylbain Corbeil, Xavier Dolan, Nancy Grant, Nathnael Karmitz.

Juste le fin du monde es mi recomendación de la semana.

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