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Huellas - Ni heroína, ni sobreviviente | Revista Colibri
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Huellas – Ni heroína, ni sobreviviente

RELATO 1

Convive conmigo desde el minuto 0. Puedo recordar con precisión hasta los almohadones que había, eran de un color naranja tierra con la cara de un corcel negro.

Siempre fui muy consciente, a pesar de mi corta edad en ese momento, de que lo que estaba pasando estaba mal. Fui una niña despierta, charlatana, viva e inquieta. Quizá fue eso, mi manera de ser, lo que me hizo hablar a esa edad. Mi hermana fue la primera en saberlo, tenía apenas dos años más que yo, después fueron mis papas, luego mi primer psicólogo y ahí arranco un camino largo. Un día lo conté y ya no llore más. Me vi hablando de eso como algo que estaba en mi y que necesitaba salir y siempre del otro lado había alguien dispuesto a escucharlo: mis amigues. Y eso me fue llevando por diferentes caminos hasta que lo expuse en mis redes sociales: sentía que mi voz me quedaba corta, que ya no era mi voz si no la de miles de mujeres y la necesidad de exponerlo tan abiertamente como lo son las redes de hoy en dia, era una manera de levantar el puño y gritar: a mí también me paso hermana y estoy viva, estoy acá.

Ni heroína, ni sobreviviente. No quiero ser ejemplo de nadie, ese rol me molesta y me molesto siempre, que me pongan allá arriba, es una carga que no la puedo soportar ni quiero.  NO. ¿Fui victima? Si lo fui. Ya no. Solo soy una persona que frente a una situación de mierda, decidió levantarse y seguir caminando y nunca jamás se quedó callada, porque si hay algo de lo que estoy segura es que a mí lo que me salvó la vida, entre tantas otras cosas, fue HABLAR.

 Mi punto culmine fue cuando me di cuenta que era algo con lo que iba a convivir toda la vida, no se puede borrar, no hay manera. Como la cicatriz que llevo en mi frente que me hice a los 3 años saltando escalones, va a estar ahí siempre y aunque la mayor parte del tiempo la olvide cuando me miro al espejo me acuerdo que la tengo o cuando alguien me pregunta que me paso ahí, la recuerdo de nuevo.

Es una mochila que no decidí llevar, es una mochila que un día me pusieron y me dijeron: tomá, andá. Y no me la puedo sacar, no puedo arrojarla al rio y que se la lleve la corriente porque va a volver a mí. En esa mochila me pusieron manos ásperas, olor a cigarrillo, un cinturón y el recuerdo del ruido de la hebilla chocando contra el piso, almohadones naranjas con corceles negros, MIEDO, un dolor en el pecho como la bota de un milico aplastándome contra el piso. En esa mochila me metieron saliva, el recuerdo de mi boca tapada, la soledad y la sumisión.  La pregunta es ¿cómo y qué camino elegimos transitar con esa mochila que nos pusieron?

YO DECIDÍ a esa mochila llenarla de manos que sanan, olor a jazmín, oídos que escuchan,  música, libros, amistades, un diván, muchos mantras, abrazos, teatro y aplausos. La cargué con cosas que amo y anhelo y me fui de viaje y la volví a llenar de paisajes, colores, AMOR, muchas risas, subidas de montañas y llanto de alegría. A esa mochila la cargue de esperanza, de palabras lindas que me dijeron y que me dije a mi misma en noches de angustia y soledad. Y también le puse una foto mía de esa edad, a los 5 años, sonriendo y mostrando todos los dientes, para recordarme que esa es la persona que quiero ser siempre y que aprendí a ser. Ser sin doler.

Duelen los senos de tanto doler

Duele el ser de tanto ser

Habrá que ceder, exigirse, existir

Y extinguir el ser que duele

Y ser sin doler

Y ser sin doler

Ser sin doler

Y ser sin doler

«Huellas» es un proyecto colaborativo realizado por mujeres unidas y autoconvocadas. Es un testimonio único formado por varios. Evidencia las particularidades que existen en el camino en el que una se sumerge a la hora de transitar haber vivido una situación de abuso sexual. Da cuenta de lo diverso y complejo, en una violencia tan común y explicada en una cultura patriarcal.

No te pierdas los testimonios que iremos publicando a lo largo de estas semanas en la página web de Revista Colibri y en todas nuestras redes.

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