Huellas – Nosotras no elegimos

Huellas

Nosotras no elegimos. Ni la caperuza, ni el color rojo.
Nuestra vida no es un cuento y nuestro bosque es el terreno mismo de la realidad.
Cargamos con infinidad de diálogos en nuestra memoria, marcados por
un ritmo que simula la inocencia, con lobos que entre estos árboles, sólo son animales en su hábitat
natural.
No existe tal atajo.
Debemos caminar sobre este césped y rezarle a la luna alguna salvación.
En esta historia, el lobo es una manada.
Permanecen en cualquier costado, al borde del camino, a unos pasos de
la tranquera, o descansando sobre el pastizal.
Cualquier frente les sirve de ataque.
Tanto en nuestra casa, como en la de nuestra abuela, la cerradura de la habitación siempre es débil. La cama tiene la misma invitación: nosotras no descansamos tranquilas,
la tranquilidad nos descansa a nosotras, cuando algunos, preguntan:
¿Estás ahí? ¿Necesitas algo? ¿Puedo pasar? ¿Jugamos? ¿Jugamos a ese juego? ¿Te
gusta?
O mismo ordenan: cállate- no grites – no le cuentes a mamá.
El resto se ahorra saliva y solamente nos chista, nos tapa la boca, nos viola la bombacha.
Tal vez, así se vació nuestra canasta de mimbre.
Aunque nos duela el brazo de llevar tanto peso.
Por eso será que lloramos algunas noches de cielo opaco.
Soñamos paisajes de montañas que arribar, cimas que besar, pieles al descubierto.
O permanecemos en el bosque bajo un largo estado de letargo.
Para no tragar entre suspiros los indicios que afirman que no se despierta de esta pesadilla.
Para no bucear en los colores faltantes de la paleta con la que nos pintaron la caperuza,
la del color rojo,
y así confirmar que no,
nosotras no elegimos.
Hasta ahora.

«Huellas» es un proyecto colaborativo realizado por mujeres unidas y autoconvocadas. Es un testimonio único formado por varios. Evidencia las particularidades que existen en el camino en el que una se sumerge a la hora de transitar haber vivido una situación de abuso sexual. Da cuenta de lo diverso y complejo, en una violencia tan común y explicada en una cultura patriarcal.

No te pierdas los testimonios que iremos publicando a lo largo de estas semanas en la página web de Revista Colibri y en todas nuestras redes.