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"Icaros" - Análisis y entrevista a la directora Georgina Barreiro | Revista Colibri
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«Icaros» – Análisis y entrevista a la directora Georgina Barreiro

Recomendación de cine semanal                                                                                                       Por José Luis Santos

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EL MAESTRO, ES MUCHO MÁS PODEROSO

La narrativa de Icaros estructura el relato con solidez a través de un movimiento circular de los hechos que mantienen al espectador orientado temáticamente. Durante los setenta minutos de película,  el rito atraviesa armoniosamente la totalidad de los elementos en pantalla. Mientras se le permite al observador dispersarse a través de los planos, cuidadosamente funcionales de la selva, la historia comienza a desarrollarse.

SINOPSIS                                                                                                                                         «Icaros» explora el universo espiritual del pueblo Shipibo que habita a orillas del río Ucayali, uno de los principales afluentes de la amazonía peruana. El joven Mokan Rono emprende su camino en el ancestral conocimiento de la ayahuasca, guiado por un sabio chamán y por su madre, maestra curandera.

La película toma decisiones técnicas de un virtuosismo narrativo que se complementa al trabajo explicado anteriormente. Hay un preponderancia de la historia por sobre la observación que no anula o perjudica a esta última, al contrario refuerza su esencia documental. La originalidad radica en que lúcidamente se cuenta el periplo, se revive el mito de forma clara y entretenida respetando el género.

Los elementos que marcan este ritmo equilibrado pero perceptiblemente natural son por ejemplo el tratamiento estético que se hace al presenciar los actores sociales, preparando y bebiendo la ayahuasca. Mientras se bebe el preparado, los planos detalles se acercan a los rostros hasta quedar el foco en algún lugar específico de la piel. Como si la cámara tratará desesperadamente de fundirse en esa transición espiritual que está viviendo el joven iniciado.

El filme presenta un doble trabajo de investigación y creación que con sutileza refuerza el universo presentado. Me refiero a que hay un conocimiento de la cosmogonía de los actores sociales implícito en cada recurso audiovisual. La película en ningún momento apela a métodos que resultan excesivos como explayarse en los efectos de la ayahuasca (dado que esa sería una lectura innecesaria) o podría dar cuenta de conocimientos de los mitos que alejarían al espectador en cuanto a la decodificación de la información. Al contrario, el filme cuenta de manera clara y precisa el camino espiritual de un hombre, volviéndola de esta manera, una temática universal.

La escena que, personalmente,  creo una de las más complejas y que se resuelve perfectamente, es cuando se muestran las estrellas después que el personaje consumió la ayahuasca. Porque el filme necesariamente se pregunta cómo manifestar en un documental de observación la alteración perceptiva de los actores sociales sin recurrir a una ficcionalización explícita del hecho. La respuesta es el plano mismo del cielo estrellado a través de una cámara contrapicada, volviéndose un recurso conciso y efectivo.

Es interesante que pese a que el protagonista es un hombre buscando adentrarse en los secretos chamánicos y su presencia es el hilo conductor de la historia, la estructura fundamental del relato está dada por las mujeres y sus funciones sociales dentro de la comunidad. La película dedica tiempo al desarrollo tanto de la presencia femenina en pantalla (como es el caso de la abuela, mostrándonos como por ejemplo cura las pesadillas una niña, o se encarga atentamente de la cocción de la ayahuasca). Pero también es interesante y acertado ver la construcción que los hombres del relato presentan de la mujer. Específicamente de una mujer invisible que el «chamán guía» declara ver cuando  bebe la ayahuasca.

El documental nuevamente maneja su tiempo narrativo de forma natural pero a la vez constructiva, ya al comenzar vemos como la cámara se toma sus minutos adentrándonos en el viaje al que el espectador está invitado. Cuando el plano agota su potencial estamos, entonces, conociendo los actores sociales. Así funciona todo el filme gracias al trabajo de un montaje sensible y acertado que no exige al espectador ninguna licencia narrativa ni el más mínimo plano.

Retomando el punto anterior, la escena dedicada a los niños jugando retoma el carácter observacional del documental, se nos presenta una construcción familiar que se descubre con cada individuo en su quehacer cotidiano. La relación manifestada en planos específicos entre padres e hijos en el contexto determinado por el entorno (la selva) y la situación particular (el viaje espiritual) es denotada equilibradamente.

Finalmente destacó el trabajo del sonido que constantemente mantiene al espectador en la atmósfera presentada y cuando la narración lo requiere crea sentido de manera original destacando elementos de la naturaleza de forma puntuada. Los icaros (cantos sangrados, de poder chamanico) armoniosamente están distribuidos en el film dando cuenta de la evolución en el camino de este joven y en el momento exacto en que en el visionado comenzamos a ubicarnos espacialmente se nos describe la finalidad de estos para los protagonistas.

La manifestación del conflicto latente entre las culturas también se da cuenta de manera interesante: planos de utensilios plásticos o de vestimentas de equipos deportivos dan cuenta del nivel o el proceso de cambios o estatismo que se da en los actores sociales. Ejemplo de esto es el plano conjunto del joven hamacándose en la choza mientras conversa con su familia.

Una película documental original e inteligente donde la narración y la estructura del relato es concebida desde el comienzo para que el espectador sea guiado por este viaje espiritual respondiendo a un carácter observacional que legitimiza cada hecho presentado y nos inserta en un ritmo cinematográfico sutil y efectivo.

LO DESTACADO                                                                                                                                     – La fotografía trabajada en los ambientes de noche y específicamente en los planos del río.
– El camino del héroe mítico aplicado a al género de documental observacional.

FICHA TÉCNICA                                                                                                                         Dirección: Georgina Barreiro
Producción: Georgina Barreiro – Matias Roth
Dirección de fotografía: Leonardo Val
Sonido: Emiliano Biaiñ
Montaje: Georgina Barreiro
País de producción: Argentina
Duración: 71 min
Idioma original: Shipibo
Productora: Puente Films

Entrevista a la directora Georgina Barreiro

¿Cómo surge la idea de la película?                                                                                               En un principio yo estaba interesada en los tintes naturales y quería buscar artistas que pintaran con tintes de las flores o de las plantas, diferentes fuentes naturales. Uno de los puntos fuertes era la selva Amazónica y a través de investigar por internet encontré un grupo de artistas que elaboraban “pinturas visionarias”, artistas que toman Ayahuasca y pintan las visiones que tienen. A través de un proceso vuelcan lo que ven o lo que sueñan. Hicimos un primer viaje con Matías (Productor de la película) a Pucallpa y fue un encuentro con estos artistas donde nos contaron su experiencia. Y el mundo espiritual que empezaba a manifestarse en sus pinturas. Ese universo espiritual se volvió más fuerte y nos atrajo explorar ese lado por el camino del chamanismo. Ahí nos encontramos con Wilder, el personaje de la pelicula, nos invitó a su comunidad donde vive su mama y su familia. Ahí experimentamos el proceso de cómo se extrae la ayahuasca, como se cocina y su curación.

La figura de la mujer es muy importante en todo el filme, lo fuiste descubriendo o fue una construcción?                                                                                                                         A mi desde el principio la figura que me interesó fue la de la abuela, casi que la narrativa empezó más por ella. Pero encontraba en Wilder un personaje rico para contar más cosas en el relato. Un personaje que se estaba iniciando, que tenía conflictos internos. En cambio en los otros personajes era más difícil encontrarles el arco a nivel dramático. Pero me interesa el personaje de la abuela porque la mayoría de los chamanes son hombres y ella marcaba una diferencia. A su vez es una maestra curandera que resuelve muchas cosas en la comunidad y se encarga de los asuntos de la familia como líder.

En cuanto a la construcción de los planos, había una idea previa o se fue definiendo con la presencia del espacio y los actores sociales?                                                       Teníamos una propuesta estética, con planos abiertos y más pictóricos, la sensibilidad de la selva en su totalidad, con una cámara estática Y después en los momentos íntimos una cámara en mano y acercarnos más a los actores sociales. Esa era la propuesta pero después también nos íbamos adaptando a las circunstancias que se presentaban. Con el montaje sucedió algo similar el ritmo pensado era transmitir que entramos en otro tiempo, invitar al viaje. La estructura no estaba definida. El proceso de traducción también nos dio perspectiva de historias nuevas. Fueron ocho meses en la construcción de la edición de la película.

La relación entre el equipo de realización y el protagonista frente al hecho de que se encontraba atravesando un viaje espiritual como se desarrolló?                                   Ellos toman muy natural, es parte de su vida cotidiana desde que son chicos, se abrieron a la realización totalmente. Incluso a mostrarnos el proceso de la Ayahuasca y su día a día como familia.

¿Cómo fue producir la película en condiciones espaciales tan específicas?
(Pregunta a Matias Roth, productor)                                                                                         Mi trabajo allá básicamente era de logística, pensar como trasladarnos de un lado a otro a medida que la película se desarrollaba y aparecían elementos nuevos que eran funcionales. Por ejemplo, el barco que nos trasladaba no tenía un horario fijo porque era de carga, por lo que debíamos estar atentos a los cambios que surgían al desarrollo de lo que teníamos planeado con el plan financiero. Otras cosas a destacar era que hubo que conseguir equipos para la estadía en el lugar. Al estar más de treinta días debíamos tener bolsas de dormir y vestimenta acordes al clima, la vegetación e incluso medicinas, ya que el traslado al centro hospitalario más cercano estaba a muchas horas del lugar. Mi trabajo como productor era resolver los inconvenientes que surgían espontáneamente en el lugar para que la realización no fuera interrumpida.

 

Como cineasta ¿cómo encontrás los circuitos de distribución del cine nacional?
Es un problema la distribución, uno quiere difundir su película pero es difícil, no hay muchas salas INCAA, que es el primer recurso que uno tiene. Hay muchos espacios alternativos últimamente pero creo que es el que más se deja de lado porque uno llega sin energía, es difícil remarla desde el principio de la película y uno dice «ya está»,  es el punto que hay que reforzar para que funcione.

¿Qué podes contarnos sobre tu próximo proyecto como realizadora?                       Filmamos en Los Himalayas, es una película que tiene que ver con el mundo espiritual del Budismo tibetano pero es una comunidad donde aparecen más personajes en relación a esta película. Todavía está en desarrollo, tenemos ya cierto material sobre el lenguaje autóctono de ellos, un documental de observación, de intimidad con una estructura de ficción dramática.

 

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