Sofía Ailén Fusario nos trae “ Instrumento en el desván ”  por  Jotaele Andrade.          En «Vuelos de Emergencia» (sección literaria)

has subido al desván     

y olvidado por qué

pero ahí estás y recobras

partes de tu vida

olvidadas

en los trastos

viejas fotos

donde eres demasiado joven

para haber existido

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juguetes

ropa

artefactos

el tiempo detenido

lleno de polvo

como una cosa

también un laúd

hace su estancia

casi como si entre todo lo inútil

lo arrumbado

lo que existe hundiéndose

dijera

“aquí también cesa la música”

mientras buscas el motivo

de estar ahí

envejeciendo entre las cosas

envejecidas

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un cuerda

-una de la dos que conservaba

se corta

da un sonido

agudo

como una dentellada sobre un cuerpo

invisible

y levanta un poco de polvo

y se repliega como una víbora cortada en dos

así ocurren las revelaciones:

aquello aguardaba a que estuvieras ahí

para darte algo funesto

una oscura enseñanza.

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A veces nos enteramos

de la peor manera

de las cosas que

nos hacen avanzar

Después de todo

por algo sucede así

en el momento y lugar exactos

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A veces las respuestas

están en la gente que uno

ni espera

Gente que uno quiere

confía y cree

y luego ve derrumbada

la imagen ideal.

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Cómo convivir con ese derrumbe

tenés dos opciones:

A) tomás toda esa desilusión y la

convertís en impulso

B) te hundís con ella.

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Resurgir como el ave fénix

así dicen

somos seres incompletos

en constante desvarío y búsqueda

de la auto-satisfacción.

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Todo gran concepto es una ilusión, todo concepto pequeño también.
No se puede escapar de lo arbitrario, sólo se puede indagar cada vez más adentro;
y morir dejando una verdad a medias para que dé a luz a la siguiente y reduzca así la ignorancia infinita.
Unos centímetros menos hacia la asíntota.

No hay dios, no hay paraíso. No hay conciencia después de la muerte, todos lo saben en el fondo; todos miraron en el vacío.
Sólo se puede elegir, enfrentarlo o vivir engañándose a uno mismo, escapar de la muerte es escapar de la vida.

No te resumas en una imagen; la identidad es un tránsito, tu vida es un río.
No te encadenes a sueños ajenos, ni a tus propios caprichos.
Los verdaderos anhelos no responden a la dinámica mentirosa
del éxito o el fracaso.
Observá tus emociones, algunas respuestas sí existen enterradas en lo profundo del ser.

Nunca dejes de sembrar, no pretendas ver los frutos. Nunca vas a salvar al mundo pero nunca va a ser en vano intentarlo.
Esmerate en comprender a las personas, comprenderte a vos, reunirte para construir (y deconstruir).
Reunirte para frenar a quienes solo saben destruir, no reniegues de los conflictos inevitables.

Nunca olvides al mundo, y al agua que corre en cada respiro, a todo lo no humano, ya que eso es lo que define lo que somos.
Somos seres finitos, por más que Hollywood nos quiera decir (y vender) lo contrario.
Despojate de toda rabia momentánea que pueda surgir y considerá a lo bueno.
Después de todo, todo sucede por algo.