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Intercambio solidario en Agronomía | Revista Colibri
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Intercambio solidario en Agronomía

 

Desde hace un año, un sábado y domingo al mes, la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, propuso abrir el espacio verde a la comunidad, para que la misma pueda aprovechar del intercambio de alimentos y productos orgánicos. Esta propuesta se llamó Feria del productor al consumidor.

En una charla con Revista Colibrí, Carlos Carballo, referente de la cátedra libre de soberanía alimentaria de la Facultad de Agronomía de la UBA, contó el surgimiento de la experiencia: “La feria comenzó hace tres años, un 19 de octubre, tras una idea que ya venía conformándose dentro de la cátedra libre, y que, posteriormente, contó el apoyo de agrupaciones estudiantiles y las autoridades de la Facultad. De aquella experiencia piloto participaron alrededor de 25 puestos, cuya mayoría eran organizaciones sociales y asociaciones  de productores hortícolas.

Con ese colectivo, que conocíamos de acciones y espacios compartidos con respecto a la economía social, a la problemática de la agricultura familiar, nos resultó relativamente sencillo convocarlos, y así se puso en marcha este proceso, bastante instalado al día de hoy, con una feria por mes, en el que hay 110 puestos, con una oferta muy diversificada”. El consumo de productos orgánicos y fundamentalmente de verduras ofrecidas directamente por el productor es el principal atractivo de la feria, que establece un importante puente de comunicación entre la facultad y la comunidad, que habitualmente disfruta del extenso predio, como un pulmón excepcional en el medio geográfico de la ciudad. “Es evidente, y lo hemos comprobado a través de encuestas, que hoy son trabajos de tesis de varios alumnos de la facultad, el corazón de la feria, el atractivo principal de la feria, son las verduras. Ahora lo estamos multiplicando a través de la comercialización fuera del espacio de la feria, vinculada, pero en otro momento del año, en el intermedio de cada feria. Estamos comercializando en la facultad bolsones con verduras de estación de los mismos productores, con la característica que son verduras que están en un proceso intenso y difícil de producir sin agroquímicos”, expresa Carballo.

Además de venta de alimentos -en su mayoría productos integrales, orgánicos, alimentos para celíacos, para veganos- la feria cuenta con comercialización de plantas, por parte de la escuela de floricultura que la Facultad cuenta en Villa Devoto,  productos artesanos elaborados en las actividades de capacitación realizadas desde la Facultad en unidades carcelarias, patio de comidas con quince puestos, carpa de talleres realizados por feriantes y docentes, radio abierta, donde se discuten termas de actualidad, talleres para niños y para las familias y espectáculos musicales para el cierre de cada feria. “Se calcula la visita de entre tres mil y cuatro mil personas por día durante la feria. La mayoría de los puestos que participan pertenecen a sectores de la economía social, redes de productores, de comercio justo, cooperativas, asociaciones, muchas de ellas, referencias desarrolladas en la Capital Federal, como la Asamblea de Juan B. Justo y Corrientes o la cooperativa de consumo más importante de la Capital y radios comunitarias”, comenta Carballo y añade: “El espacio también convoca a debatir, entre otros temas, sobre el consumo responsable, el comercio justo, proyectos de ley, la problemática de la semilla, con una importante participación de los feriantes.”

“Esto funciona como un colectivo que toma decisiones en asamblea y comisiones, que son espacios operativos que cumplen con esas decisiones. La facultad es un actor importantísimo, pero ha confiado mucho en la capacidad de autogestión de la feria”, afirma Carballo. “En una facultad, donde uno de los fundamentos de la mayoría de sus cátedras tiene que ver con la conformación de profesionales para el negocio a gran escala y el lucro, la presencia de una cátedra, que reflexiona sobre la economía social, la participación, la democracia, la alimentación saludable, la soberanía, no ha sido tolerada con simpatía No obstante, hemos pegado saltos importantes: gracias a la feria, la Facultad ha puesto por primera vez en la historia un programa de extensión, que incluye economía social y un compromiso muy fuerte con los productores de hortalizas cercanos a la facultad”, concluyó Carballo.  

Esta propuesta no sólo ayuda a los vecinos a consumir productos más saludables y ecológicos, sino también visibilizar a grupos autogestivos e independientes que los producen y necesitan sustentarse. Una propuesta que a todos nos beneficia.

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