¿Qué particularidades encontrás en hacer carrera musical desde Córdoba?

La velocidad no tan abismal de la ciudad grande. El contexto precioso de nuestras sierras, de nuestra naturaleza. Y de estar cerca. Porque la mayoría acá estamos muy cerca. Y esa cercanía también se traduce en poder juntarse, juntarse a comer, tomar un mate, o caer sin avisar. Me pasó mucho en Buenos Aires: no soy de avisar y como llegaba tarde no me esperaban, es diferente eso. La vista que tengo es un privilegio, sentada frente a la montaña. Eso se traduce en la velocidad de las cosas y en las formas. Estamos cerca y somos conscientes de que tenemos que tratarnos bien y cuidarnos.

¿Cómo te llevas con las redes sociales? 

Más o menos. Tengo mis épocas donde me peleo más. En pandemia apagué. Estuve en piyama muchísimos días. Justo había fallecido mi mamá unos días antes, así que estaba muy en otra. De hecho pensé que iba a tocar un montón, componer cosas, y estuve muy en otro plan. Estuvo bien también. Trato de usar las redes para generar laburo, mostrar el laburo, pero no estoy pensando todos los días en eso, muchas veces apago la transmisión y trato de que no me invada todos los momentos de todo.

¿Tenés algún sueño por cumplir como música? 

Antes te hubiera dicho alguna pavada. Cuando era más chica: tocar con los Rolling… ¿sabés qué sueño? Poder ser una señora más grande (ya voy en camino a eso) y poder seguir disfrutando y viviendo esto. Tener salud para seguir con la música, viajando. Te hace bien. Pensar en eso, poder seguir haciendo esto, que se vaya transformando pero que la música siga siendo el motor.


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