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Las grullas de Ibico - "Cínicos" | Revista Colibri
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Las grullas de Ibico – «Cínicos»

Recomendación de cine semanal

Por José Luis Santos

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El prolífico cineasta Raúl Perrone (P3ND3JO5,Las pibas, Samuray-s) trae a la pantalla grande «Cínicos»,  un filme en el que retoma la palabra hablada luego de su periodo de películas silentes. La palabra vuelve a través de textos de grandes poetas universales como Shakespeare, Marlowe y el infaltable Pier Paolo Pasolini. Nos encontramos frente a una fábula de una lucidez absoluta a la condición humana del hombre contemporáneo.

Es indispensable comenzar hablando del universo diegético que se nos presenta en el filme. Son dos horas que el espectador debe descender a los infiernos para acompañar un grupo de personas que sufren en cuerpo y alma el peso de la existencia. El director nos contextualiza con la filosofía cínica para desarrollar cada uno de estos personajes tortuosos que se destaca específicamente en alguna particularidad narrativa.

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La mugre y el sudor se vuelven un personaje más a través de planos cerrados que sofocan a los cínicos como si los escrutara un juicio ético a sus actitudes o maneras de relacionarse. Es de una originalidad destacable que se comporten como animales, que se manifiesten en reflejos caninos aunque dotados del más desarrollado don de la palabra. Esto permite que el sufrimiento sea extremo para estas personas, caracterizadas de forma excelente por el gran trabajo de arte.

Pareciera que la civilización los ha fragmentado y deben luchar internamente entre la animalidad y los más altos grados de intelecto. Estos «perros» viven en una zona indefinida tanto físicamente como en los límites éticos que se autoimponen. El escenario fabril e incluso carcelario del filme está presentado a través de una economía en la información narrativa que es de un mérito extraordinario. Nunca el espectador termina de entender el espacio presentado, dónde termina y dónde comienza, cómo se bifurca, cómo se divide. De esta manera el escenario se vuelve más novedoso en cada escena.

Las reglas y las normas están presentes en la película través de la organización propia de este grupo de seres hombres/bestias. A primera vista, el caos y el absurdo parecieran dominar el panorama general. Pero el relato va desarrollando códigos de convivencia que se revelan al espectador con suspicacia, dosificando la información al máximo. Los cínicos pueden pelear por alimento, pero son conscientes del pecado cristiano. Manifiestan sus deseos carnales violentamente y, a su vez, adoran la poesía. Un conflicto cultural que vuelve a cada personaje imprevisible.

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El absurdo funciona como herramienta metafórica para hacer frente a la desigualdad socioeconómica de nuestro sistema. Contundentemente se presentan dos escenas que manifiestan este horror: Los cínicos limpiando mecánicamente aparatos industriales con cepillos de dientes bajo el mando de una patrona, la cual el poder que ejerce sobre ellos es en último grado imaginario; Y por otro lado el alto costo del agua y la necesidad absoluta de conseguirla por parte de los personajes pese a que el agua de lluvia se presenta en el complejo todo el tiempo.

En relación al plano sonoro, cada elemento está predeterminado para caracterizar estos seres y su animalidad: gruñidos, risas, lamentos, llantos. Y la música es utilizada para romper con secuencias de descripción espacial pasando por los más variados géneros. La risa y la guturalidad animal son los dos planos sonoros que más se destacan en el filme y esto no es inocente. La risa, prohibida por los sabios y la bestialidad presentada en contraposición. Nuevamente la obra se vuelve homogénea en otro de sus recursos.

La autorreflexión fílmica es explicitada sin tabú. El director permite la mirada a cámara de sus personajes en momentos que son de máxima tensión dramática, asi también, se otorga licencias extraordinarias como quitar voz a algún personaje que esté hablando en cuadro y, finalmente, se presenta como narrador a través de un círculo de luz que irrumpe en la diégesis. Lo extraordinario es que el universo ficcional no se rasga en ningún momento sino que , por el contrario, se refuerza dando unidad al filme.

En el plano narrativo se va desarrollando gradualmente el mundo presentado, de manera que no sea tan abrupto como para confundir al espectador ni tampoco es manifestado en tiempos dilatados, incomodándolo. En la primera hora el film es altamente descriptivo y presenta a cada uno de los personajes de forma aislada y particular, desarrollando su rol: madre, bruja, amante, payaso, ladrón pero todos manteniendo el tópico planteado de la animalidad, son una jauría y funcionan como tal.

El código actoral que se propone es extraordinario, se reconocen individualidades variadas funcionando como un grupo compacto y ese es un logro que se destaca en la pantalla a cada momento. La pertenencia a un todo pero sin la disolución del personaje. A través de recursos de tiempos en escena y participación, el equilibrio se vuelve totalmente positivo en la obra.

Continuando con el método narrativo, cuando el filme coloca al espectador en el centro de la diégesis de este mundo apocalíptico y el sufrimiento de los personajes se vuelve extremo, se manifiesta una escena que da respiro y garantía al observador. En mi opinión la escena más hermosa de la película: Íbico, el protagonista, se sienta en una suerte de terraza dentro de ese mundo fabril a tocar su flauta y una pareja de enamorados bailan. Es un plano en donde una luna gigante se manifiesta (aparición del narrador) de forma artificial y teatral. Esta escena demuestra que después de todo hay un orden entre los cínicos, hay un «más allá» que no está librados a las manos del caos.

Funcionando como un punto medio, la historia se vuelve una lucha territorial en una fábula que oscila entre el cristianismo y las deidades griegas, reforzando la idea de una cultura que destruye al hombre, donde se mezclan idiomas, religiones y creencias. La historia del arte se presenta de principio al fin a lo largo de la película. Simbolismos, citas literarias, pictóricas, y mitos, comenzando por el poeta Íbico. Pero en ningún momento la falta de conocimiento por parte del espectador anula el entendimiento del relato. Siempre habrá una capa de decodificación en la historia.

Una película argentina que se atreve a crear universos alternos, tragedias griegas y ambientaciones únicas en tiempos en que el cine nacional tiene tantos prejuicios a la hora de incursionar en el género. Raúl Perrone no incursiona, irrumpe con su mundo ficcional para tenernos dos horas en la butaca produciendonos las más variadas sensaciones. Nos invita a pasear por el infierno de los cínicos garantizando que el potencial cinematográfico no tiene límites.

LO DESTACADO

La unidad en el código actoral de todos los personajes que participan en la obra.

La fotografía, el rango de matices que se trabaja en el blanco y negro generando texturas y modificando espacios.

La utilización del plano secuencia y los primeros planos para acercarnos al universo planteado.

FICHA TÉCNICA

Dirección + Edición: Raúl Perrone

Guión: Raúl Perrone / Damián Zeballos /

Cámara + Fotografía: Raúl Perrone + Lara Seijas + Martín Farina

Productor ejecutivo: Pablo Ratto

Diseño de imagen + Sonido: Raúl Perrone

Post de sonido: Lucas Granata

Música: Matías Parisi + Juan Marco Litrica + Sofia Naccarato (violin)

Asistente de dirección: Andrea Cano + Emma Echevarria

Arte + Maquillaje + Vestuario: Paola Polleto + Maria Paula Trota + Mayra Nani

Producción:  Les envies que je te Desire – Trivial Media – Películas anti-autor

Elenco : María Paula Robles – Roly Serrano – Antonio Cavaso – Gustavo Marzo – Néstor Gianotti – José Maldonado – Jorge Izzo – Oscar Purita – Adrián Quinteros  – Nerina D´Ambrosio – Patricia Paz – Pilar Diez  – Sara Navarro – Anabel Medina – Margarita Compañez y elenco

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