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Movimiento Negativos Encontrados: un pantallazo a lo analógico | Revista Colibri
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Movimiento Negativos Encontrados: un pantallazo a lo analógico

Por Luz Rodriguez

“Se dice siempre que uno muere dos veces: una primera vez, y una segunda cuando alguien encuentra una fotografía tuya y ya no sabe quién eres”, cita de Christian Boltanski.

Si hablamos de sacar fotos y salirnos de la camarita del celular: ¿Qué queda? Les que nacimos en los 90 sabemos que por ahí guardadas tenemos alguna que otra caja con álbumes enteros repletos de imágenes nuestras de bebés, nuestros padres en épocas de solteres, de luna de miel y por qué no algún que otro tío pasado de copas en algún evento. Pasar de eso a hacer perdurar nuestras épocas felices con un aparato que podemos llevar a cualquier lado es un cambio total de paradigma. Es por eso que podríamos decir, si se quiere, que somos una generación bisagra: mientras que nuestres mayores retrataron sus momentos más icónicos a raíz de cámaras analógicas y de bolsillo, les natives digitales del 2000 crecieron rodeades de pantallas y hoy en día ven a estos mismos aparatos fotográficos como piezas arqueológicas. El papel que entonces juega, en medio de ambos grupos etarios, la “Generación 90” es el de haber vivido lo mejor de ambos mundos; conocemos la cotidianeidad con estas cámaras hasta sabiendo maniobrarlas, pero nos adecuamos a lo que la tecnología nos supo dar: los celulares y sus 346521 usos. Parte de nuestra infancia se quedó en esas pequeñas costumbres de las que hoy sólo queda la nostalgia: vivimos los actos escolares, los cumpleaños y los veranos con las camaritas a rollo que tanto estuvieron ahí para rellenar álbumes de los cuales ahora mucha gente se descuidó.

Así, en medio de este naufragio digital que ansía rememorar las prácticas que minaron las fotos con stickers y globitos de diálogo, a Jimena Almarza se le ocurrió crear Negativos Encontrados: un grupo de Facebook que desde el 2012 cobija a usuaries de todo el país (hoy ya son más de 27.000) que contribuyen con contenido a partir de fotografías encontradas en la calle; sobre una baldosa, al lado de un contenedor, en una caja con otros objetos y hasta excepciones en cajones de muebles en una casa recién habitada, estas fotos son rescatadas del olvido al que sus dueñes las condenaron para ser puesta de vuelta en circulación. 

 

 

Jimena es fotógrafa y revela que en un principio el grupo fue destinado a compañeres de este arte, pero a medida que los hallazgos iban tomando relevancia la difusión fue mayor. Ella le encuentra un sentido de valor personal a las fotografías y eso en el grupo se transmite. En relación al movimiento instaurado en NE -como sus seguidores lo abrevian- Almarza confiesa: «Es beneficioso porque mientras más gente conoce el grupo, más fotos son rescatadas. Se llega a rescatar fotos de gente desconocida pero que igual tienen un valor. Lamentablemente hay mucha gente que no sabe de fotografía y tira fotos que tienen más de 100 años de antigüedad».

No es coincidencia que en una era que alienta a la fotografía en un día a día, como un acto cada vez más automático mediante pantallas portátiles, surja el revuelo por tener contacto con eso que nos es ajeno pero no tanto. “¿Quienes son?”, “¿Qué habrá pasado?”, “¿Por qué las tiraron?”, “¿Qué historia guarda esta foto?” son algunos de los disparadores que llevan a alimentar cada nuevo posteo con miles de historias que se hilvanan comentario tras comentario: deducciones, acotaciones al aire y hasta aquelles que reconocen a un primo o amigo en la foto saltan a rellenar baches para poder descifrar, al menos provisoriamente, esas vidas que no nos pertenecen y se nos escapan. Muchas fotos ya vienen con datos, lo que vuelve a las historias mucho más interesantes: años, escritos y hasta minicartas son algunas de las decoraciones que guardan estos encuentros al dorso.

«A las primitas Rocío, Sofi e Irene y a los tíos Pepe y Margarita, de Juan Manuel. Abril 1988, 1er día de clases»

Es esa contradicción que encierra a NE, de recordar lo analógico por medio de una plataforma que es digital, que el grupo adquiere mucha más riqueza porque se termina viendo el pasado con los ojos del presente y en ese medio se juegan más que solo comentarios y likes. Jimena confiesa que el 9 de mayo NE inaugurará un sector con fotos familiares y de grupo en ArteXArte; éstas estarán intervenidas por la propia gente que se deshizo de ellas y la finalidad de la muestra es seguir difundiendo al grupo pero por fuera de la virtualidad: «Estamos contentes porque con hacerlo físico une le pone el pecho a la situación, ver las fotos en vivo es otra cosa que verlas en una pantalla, te da más sensaciones que verlas digitalmente».

Encontrar algo que no es tuyo puede llevarte varias sorpresas y en este grupo las sorpresas abundan; es por eso que entre ellas hay dos que generan amor y risas sin importar el tiempo que pase:

* Caso «Corbatita»: así nombró el miembro Mariano Libertella a su primer hallazgo, un invitado de casamiento dentro de un álbum encontrado en un contenedor en Floresta en enero del 2014. En un posteo con más de 70 fotos lo llamativo siempre fue la aparición de este personaje, del cual Mariano cuenta: “Un domingo a la mañana, cumpliendo con ir a hacer compras, miro el contenedor y en el fondo eran dos álbumes desarmados de un casamiento por civil, la boda religiosa y la fiesta. Las fotos eran bastante feas y la pareja casi no se ríe en ninguna pero en las fotos de la fiesta había un invitado que le puso toda la onda, se puso la corbata de vincha y ‘salvó la noche’. Lo bauticé como Corbatita”. Mariano hace incapié en que por ese entonces un amigo de este sujeto, quien en verdad se llama Eduardo, lo reconoció y posteriormente le comentó la popularidad que estaba teniendo adentro de NE; al poco tiempo Corbatita se unió al grupo y dio detalles de ese casamiento. Libertella recuerda: “Fue uno de esos momentos para recordar desde que estoy en el grupo”.

«Corbatita» liderando el momento del baile


* Caso Luca Prodan: con su primer encuentro en la zona de Flores, CABA, por agosto del 2014 Alejandra Santillán
publicó una serie completa de cuatro fotos en donde se ve al mítico vocalista de SUMO cantándole a un nene de no más de 5 años con su guitarra acústica en el banco de una plaza. «La gente tuvo un reencuentro con un pasado que muchos vivimos, yo era adolescente cuando estaba sumo. Fue un reencuentro con toda esa época, esas vivencias y esa nostalgia», rememora Alejandra al llegarle todos los comentarios que suscitó su publicación.

Luca junto a su espectador en Plaza Francia

Cada objeto que fue de alguien anterior a nosotres guarda una historia y al pasar a ser de nuestra posesión le impregnamos la nuestra; lo mismo pasa con las fotos, en las que proyectamos un imaginario que poco suele coincidir con su realidad original pero que mucho tiene para dar si coinciden en ella lo que creemos y lo que realmente fue. Mientras tanto, Negativos Encontrados sigue uniendo cosmovisiones y generando comunión entre les nostálgiques de las cámaras a rollo.

 

Si te interesó de qué va el grupo, buscalo como tal en Facebook o en Instagram.

 

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