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Organizar la rabia y defender la alegría | Revista Colibri
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Organizar la rabia y defender la alegría

por Irina Pilosoph Postan

Fotografía: Santiago Carrillo

“A veces hay que perder la vergüenza para disfrutar de las cosas más lindas” alienta una mamá a su hija que, luego, se suma contenta a la clase de hula hula. “¡Acérquense que en minutos comienza el taller de yoga!”, “¡Sumate a hacer globos con forma de perros salchicha, espadas y corazones!”, se escucha por el altoparlante de la radio abierta. Una veintena de personas hacen piruetas sobre las colchonetas mientras una payasa los observa. A su lado, unas clavas vuelan de un lado para el otro.

Todo sucede en el Corralón de Floresta, un espacio cultural en donde los murales, los colores, la música y el arte se combinan con una huerta orgánica y comunitaria, la biblioteca, el teatro, y los espacios de arqueología y serigrafía que forman un entramado único. La alegría del “hacer lo que te gusta” está presente en cada vertical, trapecio, tela y malabar. Se refleja en la sonrisa de la tallerista que está enseñando cómo hacer que el aro de hula hula siga en movimiento.
El lunes los veinte grupos culturales que trabajan en el predio del Corralón se encontraron con una sorpresa. Una carta los advertía de una orden de desalojo a efectuarse el miércoles. El objetivo era comenzar con el proyecto de construir una plaza presentado por el Gobierno de la Ciudad. En respuesta, los grupos presentaron un recurso de amparo y organizaron un festival para defender el lugar que desde 2005 mantienen de manera autogestiva.
Fotografía: Santiago Carrillo
“Queremos que nos garanticen que los talleres van a seguir funcionando. Queremos una plaza cultural. Ellos quieren solamente una plaza”, señala Maribel, integrante de El Atiko, una de las organizaciones que forma parte del Corralón de Floresta y realiza malabares, trapecio y yoga, entre otras actividades “a la gorra”. Matías, miembro del grupo de sikuris agrega que “el proyecto de la plaza cultural tiene que contemplar todos y cada uno de esos espacios, el gobierno debe respetarlo y por eso pedimos la urgente mesa de diálogo y consenso”.
La primera mesa de Trabajo y Consenso se llevó a cabo el 25 de junio. El Gobierno se había comprometido a participar de esa instancia pero nunca se presentó. “Los representantes de la Comuna nos mostraron en una reunión informal el proyecto que quieren llevar a cabo y se comprometieron verbalmente a hacer una mesa de Trabajo y Consenso en conjunto. Pasaron los días y seguimos exigiéndola. Nos responden que, como nosotros no existimos legalmente, no nos reconocen. Para ellos no existimos”, denuncia Maribel. La segunda mesa, a la que también está invitado el Gobierno de la Ciudad, se llevará a cabo el próximo sábado 16 de julio.
Fotografía: Santiago Carrillo
Históricamente el Corralón de Floresta era un lugar donde se arrojaba basura. En 2001 a partir de las Asambleas Barriales empezó a haber más movimiento dentro del predio. Ante el abandono del Estado, en 2005 los vecinos junto con colectivos culturales, decidieron recuperarlo y ponerlo en condiciones. A principios de este año el Gobierno se hizo presente y comenzaron las tensiones.
“El Gobierno no puede avasallar la historia que tiene este predio que es la historia de tres barrenderos que laburaban acá y que fueron desaparecidos y de los tres pibes que el policía Juan Velaztiqui asesinó en 2001. Hay una historia de muchos años, es patrimonio histórico”, indica Matías. Se refiere a los tres trabajadores asesinados durante la última dictadura cívico- militar y a los tres jóvenes fusilados en una estación de servicio por hacer comentarios acerca de la represión de diciembre del 2001, que estaban viendo por televisión. Hoy, los seis son homenajeados en un espacio de la memoria que funciona dentro del Corralón de Floresta.
Fotografía: Santiago Carrillo
Hace una década que los grupos culturales son los que llenan de vida al Corralón. Pero el Estado, lejos de reconocer ese trabajo colectivo, pareciera castigarlo. Pero, gracias a la presencia de los talleristas, vecinos y amigos de un espacio que propone la cultura popular muy lejana a la mercantilización, en el día de la fecha se aprobó una cautelar de amparo. En principio, hasta el 9 de agosto la medida protegerá al Corralón de Floresta de que la empresa contratada por el Gobierno de la Ciudad comience la obra en cuestión. Mientras, el juez que atiende la causa resolverá como continuará el espacio ubicado en el cruce de las avenidas Gaona y Sanabria.
Fotografía: Santiago Carrillo
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