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Pixaim - Entrevista a Claudia Prechedes | Revista Colibri
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Pixaim – Entrevista a Claudia Prechedes

FOTÓGRAFE DEL MES – CLAUDIA PRECHEDES
EDICIÓN #89
POR ALANA RODRÍGUEZ

Claudia Prechedes es fotógrafa afrodescendiente antirracista, con sus raíces en Brasil y actualmente viviendo en Argentina. En 2021 comenzó su proyecto Pixaim en donde documenta cómo ella y otras mujeres hacen la transición de cabello, volviéndolo a su forma natural, abandonando los químicos que usaban para encajar en un modelo de belleza normativo y racista. En 2020 comenzó a desarrollar el ensayo «La mente trata de olvidar», sobre su historia y sobre la violencia machista patriarcal.

-¿Cuándo comenzaste a hacer fotografía?

En 2011, pero antes ya había cursado tres semestres en la carrera de diseño gráfico. Después de sentirme desvalorizada y cansada del trabajo, me puse a fotografiar. Emigré de Brasil y comencé a meterme en el área comercial, en cumpleaños y ensayos corporativos. En ese momento también trabajé como fotógrafa y educadora de arte en la bienal de São Paulo, que me hizo tener contacto directo con las artes visuales. Mi experiencia como artista se construyó de una manera muy curiosa e intuitiva, registrando a mi madre y a mis tías. Documentando y contando la historia familiar, mi madre es una mujer hija de indígena, siempre tuve curiosidad por saber cómo fue su infancia, que contrastaba mucho con la mía porque yo nací y me crié en una metrópolis.

-Sobre tu trabajo Pixaim, ¿cómo surgió el proyecto y por qué elegiste las modificaciones en el cabello como eje para hablar sobre identidades racializadas? ¿Cuál es la significación que tiene estas modificaciones en el cabello?

Cuando comencé a hacer mi transición de cabello no me imaginé cómo sería realmente. Estaba cansada de pasar horas alisando, cepillando y planchando mi cabello. Empece usando algo más natural y fui disminuyendo la química y dejando los rizos. No conocía mi pelo sin química, yo me alisaba desde los 11 años. Me esforzaba en tener un patrón que no era el mío. Lo que comenzó con el abandono de los químicos, de planchas, me llevó a convertirme en una persona mucho más consciente de mi historia y me di cuenta de que me estaba blanqueando para encajar en un estándar fascista y misógino.

A través del trabajo de Pixaim conocí mujeres negras y afrodescendientes que me contaron sus experiencias. Aprendí políticamente que la transición capilar es uno de los ejes de la «eugenia» y toda la política de blanqueamiento social que ha tenido lugar en Brasil desde la falsa abolición. Hoy que tengo un cabello natural de alguna manera ejemplifico y normalizo el cabello afro. Siento que representa un cuidado y una aceptación de un cabello sin químicos y así traté de ocupar espacios. Y por favor, no toquen mi cabello.

-Sobre el trabajo «La mente trata de olvidar», que tiene que ver con tu historia, con tu identidad, que estuviste realizando el año pasado. En donde te haces un autorretrato con una proyección de un lugar en el cuerpo. ¿Cómo fue el recapitular tu historia, reencontrarte también con tu historia y archivo familiar?.

«La mente trata de olvidar» es el nombre del proyecto donde parafraseo una canción de un grupo de rap de la favela donde vivía. El feminicidio es un acto final de un ciclo constante de violencia. En un informe del foro brasileño de seguridad pública, se señala que en 2020 hubo 1.350 casos de feminicidio en Brasil, eso quiere decir uno cada seis horas. Otro dato importante es que de las víctimas, un 80% eran madre de los hogares brasileños donde intentaban matar a una mujer.

Probablemente, los hijos miraban y convivían con las agresiones también. El impacto que se produce como consecuencia de la constante violencia naturalizada.

-Dentro del ámbito fotográfico y de sus prácticas, ¿cuáles son las formas en las que el racismo se manifiesta? ¿Cómo podemos desarmar estas prácticas racistas?

El racismo se manifiesta en la fotografía como en la vida cotidiana, que es de manera estructural. Está tan naturalizado que es necesario estar atento a todo momento. Cuando estudiamos fotografía, por ejemplo, académicamente, les fotógrafes afrodescendientes no se mencionan en las referencias, son todes blanques y en su mayoría identidades masculinas. En caso de las mujeres blancas son, en carácter experimental, un hobby. Pensamos, ¿cuántas mujeres dejaron a sus maridos a cargo de sus hijes y del hogar para documentar una guerra? Hablando de una relación heteronormativa.

Cuando llegamos a un tema de la negritud es aún peor, porque ahí entra el borrado histórico, que también es una política que se usa al día de hoy, que silencia a les negres y afrodescendientes, donde dificulta el surgimiento de nuevos. Otro punto importante, ¿cuántos compañeres negres tenemos?, ¿cuántas escuelas de arte y fotografía hay en las periferias? La forma de desestructurar está en educar, en tener acceso, hoy tener internet en los celulares es algo que aporta mucho.

En la academia tenemos que referirnos a les fotógrafes negres mencionando nombres como José Ezelino da Costa, que en 1889 creaba imágenes espectaculares. Contratando, pagando, abriendo ojos y oídos. Perforando la burbuja, teniendo en cuenta que América latina no fue construída por personas que llegaron en barcos que emigraron de Europa.

Durante 400 años más de 4.8 millones de africanos fueron secuestrados y llevados a Brasil, se estima 12.5 millones en América Latina. La blanquitud necesita ser consciente de sus privilegios y hacer espacio y quizás incluso dejar de lado su propio privilegio, porque si eres una persona blanca eres históricamente privilegiada.

-Por último, ¿hay alguna fotografía que le tengas un especial aprecio, que tenga un significado especial para vos?

¡Que difícil! Yo que soy madre podría elegir fotos de mis hijes, jaja. Decirles lo orgullosa que estoy. En realidad contaría la historia de otra imagen que también me da mucho orgullo y habla del acceso, de la entrada de fotografes negros y afrodecendientes en galería de arte. Esa imagen no tiene nada de infancia pero es en el ámbito doméstico, es una imagen en donde estoy aplastando un tomate, un díptico en donde hay dos escenas, una con el tomate entero y otra con el tomate machacado. Esta fue la primera foto que expulse en una galería internacional. Una imagen bien lograda que pone en debate un tema relevante, que es la violencia femenina en el hogar, porque la mujer no esta segura ni dentro de su propia casa.

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