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Roberto Arlt: sobre escribir y colorear la miseria | Revista Colibri
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Roberto Arlt: sobre escribir y colorear la miseria

Especial del día del periodista: 7 de junio.

Perfil de Roberto Arlt

Por Nicole Martin

arltRoberto Arlt (1900-1942) nació en los brazos de Ekatherine Iobstraibitzer y de Cristophersen Arlt, en Buenos Aires, el 26 de abril de 1900. Se fue del hogar de sus padres a los 16 años, él, polaco, y su madre, italiana. Sin haber llegado a terminar tercer grado, el mismo año que se fue de su casa, comenzó su carrera en las letras: el periodismo y la escritura. Aunque hasta aquel momento de su vida había asistido a diversas escuelas, su gran aprendizaje se dio en las calles del barrio de Flores, donde aprendió sobre el hambre y la necesidad. En bibliotecas populares, además, se instruyó leyendo, sobre todo, folletines. Aun así, las faltas de ortografías lo acompañaron toda su historia.

La búsqueda de trabajar lo llevó a ser pintor de brecha gorda, ayudante en una librería, aprendiz de hojalatero, peón en una fábrica de ladrillos y estudiante fracasado de la Escuela de Mecánica de la Armada. A sus 20 años, se casó con Carmen Antinucci, con quien tuvo una hija, Mirta.

A sus 16 años, escribió su primer cuento: «Jehová». Sin embargo, su nombre como escritor se consolidó en 1926 al publicar «El juguete rabioso», obra que dedicó al escritor Ricardo Güiraldes, de quien fue secretario por algún tiempo. La novela trata sobre un adolescente que no encuentra su camino en la vida, se vuelve delincuente para salir de la pobreza y termina por traicionar a un amigo, tan marginado como él mismo. En él, escribió: «En el futuro, ¿no sería yo uno de esos hombres que llevan cuellos sucios, camisas zurcidas, traje color vinoso y botines enormes, porque en los pies les han salido callos y juanetes de tanto caminar, de tanto caminar solicitando de puerta en puerta trabajo en que ganarse la vida?”.

El texto de esta obra, muestra la cara oculta de una Argentina que comenzaba a atravesar una crisis económica inminente, que desencadenaría en la escena política de 1930, dominada por los militares.

Arlt comenzó a demostrar su fascinación por los capaces de sobrevivir a la miseria, en los márgenes de la sociedad, a través de la voz del personaje de «El juguete rabioso». El tratamiento de este tema siguió ampliándose en sus siguientes publicaciones: «Los siete locos» (1929), «Los lanzallamas» (1930) y «El amor brujo (1932). Sus reflexiones sobre la sociedad argentina, e incluso sobre la humanidad, lo llevaron a alejarse naturalmente de la élite de escritores, martinfierristas, representantes de la burguesía europea en Argentina.

Sus textos periodísticos, han desafiado también al lenguaje común reproducido en los grandes medios hegemónicos, llevándolo a escribir en el diario El Mundo, que tenía gran penetración en los sectores populares. Allí comenzó su labor en 1928, cuando escribía su columna “Las aguafuertes porteñas”, reunidas parcialmente en un libro publicado en 1933 con ese título. El Mundo lo envió a Uruguay y a Brasil, en 1930, luego a España y Marruecos en 1935-36, y a Chile, en 1940. Fruto de estos viajes fueron sus aguafuertes “uruguayas”, “patagónicas”, “españolas”, “madrileñas” “africanas” “asturianas” y “gallegas”. El cronista viajero, que había expandido sus límites por fuera de los límites de Buenos Aires, además escribió artículos donde abarcó desde el estilo de vida de los campesinos marroquíes hasta la crítica de las costumbres árabes. Su columna cambió de nombre en 1933 a “Hospitales en la miseria” y en 1934, “Buenos Aires se queja”, donde Arlt volcaba denuncias de las carencias de los ciudadanos porteños. En 1936, la columna se llamó “Tiempos presentes” y “Al margen del cable”, cuando dejó las problemáticas locales para envolverse en las mundiales.

En paralelo a su trabajo periodístico, que también desarrolló en la Revista Don Goyo en 1926 y en 1927-28 en el Diario Crítica, con crónicas poliales de su autoría, su literatura continuó expandiéndose, publicando en 1933 “El jorobadito” y en 1941, “El criador de gorilas”, donde se volcaban las experiencias de sus viajes en España y Marruecos. “Un viaje terrible” (1941), derivó asimismo de sus vivencias en Chile.

Su estilo periodístico, que combina recursos literarios y cierta desprolijidad propia de su pluma, aplicado a las temáticas sociales y políticas de su tiempo, es recordado por el gran poder imaginativo que coloreaba aquella atmósfera del ámbito local y mundial, donde elegía desenvolverse.

Pocos años antes de su muerte, también se volcó al teatro. Estrenó “La isla desierta” (1937), “África” (1938) y “La fiesta del hierro” (1940). A la vez, “Prueba de amor”, se editó en 1932 y “La juerga de los polichelas” y “Un hombre sensible”, publicadas en 1934. Por último, “El desierto entra en la ciudad”.

Arlt falleció en Buenos Aires el 26 de julio de 1942, después de ensayar en el Teatro del Pueblo y de votar en las elecciones del Círculo de la Prensa, donde fue velado.

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