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Sigue el paro de los trabajadores del Zoo | Revista Colibri
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Sigue el paro de los trabajadores del Zoo

Por Nicole Martin

El paro de los trabajadores del Zoológico de Buenos Aires se mantiene después de 24 horas sin respuesta de la empresa. «Este reclamo es una manifestación de repudio a la concesión que maneja esta institución y a su falta de interés por lo que considera números: trabajadores y animales», declaró hoy a Colibrí Miguel Gaete, cuidador desde hace 18 años y delegado gremial en Sutecba.

En el marco de una conferencia de prensa en el mediodía de hoy, Laura Torres, veterinaria en el zoo desde el 2005, expuso: «Se puede ver a simple vista el mal estado de las jaulas y los animales y, en materia de seguridad, no hay plano de evacuación, los matafuegos están todos vencidos, los aparatos de comunicación interna no funcionan y no hay protocolo de emergencia para trabajadores o público visitante; ante una eventualidad todo podría salir mal».
«Luchamos porque nos gusta nuestro trabajo, porque amamos a los animales y porque a ninguna empresa que maneje este lugar como si fuera un kiosco se le debería permitir la permanencia», dijo Laura en referencia a la autorización del 2011 por parte del Gobierno de la Ciudad para que dicha concesión continúe su gestión hasta el 2017. «Nos echan la culpa del estado de las instalaciones y pretenden declararse en quiebra», agregó.
«Exigimos una mejora salarial, el 80% de los sueldos de nuestros compañeros están por debajo de la canasta básica impuesta por el Gobierno de la Ciudad», manifestó. El 14 de septiembre pasado ocurrió el primer paro de la historia del establecimiento. Debido a esto, la entidad concesionaria prometió mejoras laborales y para los animales que no cumplió. Anunciado el paro de hoy y sus argumentos, enviaron un escribano al zoológico a notificar a los trabajadores que iban a tomar acciones legales en su contra y que «no tenían autorización para organizarse en asambleas». «Es continuo el hostigamiento y el maltrato verbal y físico que recibimos», añadió Miguel.

En este contexto, hay dos proyectos discutiéndose en la Legislatura -uno del diputado Adrián Camps, del Bloque socialista auténtico y otro de Hernán Rossi, de la Unión Cívica Radical- que plantean la conversión del zoológico en un jardín ecológico que preserve a las especies autóctonas del país en sus ecosistemas propios en paralelo a la mantención total de los trabajadores. En la conferencia de prensa estuvieron presentes los legisladores Marcelo Ramal (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) y Gustavo Vera (Bien Común), y Gabriel Solano, candidato a diputado nacional por el partido de Ramal.


Diputados Marcelo Ramal (Frente de Izquierda) y Gustavo Vera (La Alameda)

Gustavo Vera, legislador porteño observó que «Hay que terminar con estas cárceles medievales que arrancan a los animales de su respectivo hábitat y los tienen en condiciones de servidumbre además de empalmarlo con un mejoramiento sustancial de higiene, seguridad y otras condiciones laborales».

El desprecio a la vida animal se evidencia en múltiples casos. Uno de ellos, contado por Miguel, es el de la mediática historia de Winner, el oso polar fallecido en las fiestas del año pasado por la falta de inversión. Murió cocinado por dentro en el lugar donde dormía, sin pileta interna, ni bebedero que funcione, ni aire acondicionado el día que hicieron 45 grados de sensación térmica.

Otro es el caso de la jirafa Lara, que fue trasladada por burocracia interna al zoológico Bubalcó, en Río Negro, a pesar de las múltiples indicaciones de Miguel, su cuidador, de que no era apropiado separarla de su madre. Al llegar a su nuevo hogar se estrelló contra una pared víctima del pánico. El delegado gremial compartió otro caso: «Hay una jirafa que nació hace poco, la empresa espero a dos días de recién nacida para instalarle una estufa y no quiso proveer el microondas para la leche. Los veterinarios tuvieron que calentársela en una pava e improvisar un respirador por si ocurría alguna urgencia. Levantamos la voz para que no vuelva a ocurrirle lo mismo que a Lara».

Miguel concluyó: «Nos duele porque convivimos con los animales y tenemos un vínculo con ellos. Sabemos que no tenemos el poder para impedirles lo peor y nos da impotencia. Está demostrado que los Seery, los Matar y el director Guillermo Aguado no tienen respeto por la vida de los bichos».

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