Todo cuerpo es político, exposición en Casa Sofía

Por Mai Kisz  y Daniela Garrido

Fitz roy y Córdoba, zona de bares y también de espacios culturales y políticos. Con su fachada violeta se muestra Casa Sofía, espacio cultural que debe su nombre a Sofía Yussen, madre de Plaza de Mayo, activista por la defensa de los derechos humanos.

En este espacio de puertas abiertas circulan artistes de todo tipo desde el año 2015 hasta hoy. Espacio de puertas abiertas ya que no sólo se expone una faceta de entretenimiento, sino que propone actividades lúdicas, críticas y de reflexión. Este es el caso de la muestra “Intervenciones. Cuerpos  públicos – Cuerpos políticos”, presentado por el Colectivo SurDelta, en el marco de del Laboratorio de periodismo performático, creado por Casa Sofía y Revista Anfibia.

“Los cuerpos no son meros individuos en una sociedad, sino que forman parte de diferentes dispositivos que lo modelan, le permiten determinadas prácticas y le censuran otras. Y este proceso, que se da a nivel social, tiene un diferencial del género respecto de los cuerpos de las mujeres”, proclama María Carri, curadora de la muestra.

La invitación de la muestra es pensar en esta diferencia, en estas marcas y prácticas que recaen específicamente sobre los cuerpos de las mujeres. Y también pensar este proceso no sólo desde la limitación, la cohesión y los mecanismos de control sino desde el agenciamiento del deseo de los cuerpos de las mujeres y su visibilidad en el espacio público. Y nuevamente, es el movimiento de mujeres de nuestro país el que empujar estos debates, a fuerza de militancia y de deseo.

María afirma: “La frase de uno de los textos de Ni una Menos ‘nos mueve el deseo de cambiarlo todo’ resume perfectamente esta cuestión”.

El conjunto de obras que se expone en Casa Sofía tienen su origen en una intervención que hace unos meses pintó paredes, sendas peatonales, postes y hasta paradas de colectivo como parte de la acción llamada “Machirulos embarazados” en las que el colectivo artístico y periodístico Surdelta expuso a Macri, Cacho Castaña o Lanata embarazados, a la vez que se leían algunas frases como “vasectomizáte”, en búsqueda de interpelar otros cuerpos. Estas pintadas se dieron en el marco de un año teñido primero de verde, como aquél  8 de agosto en el que hubo cuerpos unidos para exigir por el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos y haciendo arte, dejando su huella. Las calles se tiñeron de pintadas verdes, entre ellas las que se realizaron con algunos sténciles de los exhibidos en Casa Sofía: “aborto legal o clandestino”, pintado de verde y la decisión final en manos de quienes nos gobiernan: “Senado asesino”, pintaron. Esta vez de negro.

La muestra “Cuerpos públicos – cuerpos políticos” se autoproclama existente en un momento en el que el disciplinamiento de los cuerpos se funde en el escenario social con la biopolítica de la medicalización. Este segundo concepto, explica Carri, Lo tomaron del filósofo Michel Foucault, quien a su vez lo tomó de otro pensador del siglo XIX y lo utiliza para conceptualizar básica y muy sintéticamente el ingreso del cuerpo a los cálculos de la política.

“Tal vez en nuestro pensamiento contemporáneo, y a partir especialmente de todas las discusiones que el movimiento de mujeres ha dado y sigue dando en nuestro país, puede parecernos una obviedad o redundancia. Pero es un rasgo que define la Modernidad, distinguiéndola de otros momentos históricos”, nos cuenta la curadora.

Recuerda que el cuerpo en la Modernidad contrasta con su concepción pre-moderna, en la que el cuerpo era considerado como un destino, expuesto a la vida sin ningún tipo de mediación, sobre todo en algunas concepciones teológicas en las cuales el cuerpo era entendido como el lugar del pecado. Esta concepción poco a poco fue mutando y el cuerpo se ha convertido en sujeto y objeto de la política moderna. “Todo individuo que pase por una institución disciplinaria verá a su cuerpo ‘leído’ en función de los criterios de normalidad que la propia época edifique”, concluye María.

Alternando los colores blanco, negro y verde, se pone de manifiesto la presencia del cuerpo en sociedad. Cómo lo político interviene sobre el cuerpo, y su utilización para hablar de lo político. Todo cuerpo expresa, desde su presencia, algo. Manifiesta también su necesidad de ser un cuerpo redefinido, deconstruido y repensado por fuera de los estándares cotidianos desde los cuales lo percibimos. Pone en tela de juicio el deber ser del cuerpo en sociedad, el deber ser del cuerpo como reproductor, tanto para el hombre, como para la mujer. Propone la existencia de otros cuerpos, no definido por su sexo genital.

María comenta que lo que se buscó con la muestra fue reflexionar sobre qué es lo que sucede con los cuerpos en el binomio espacio público – espacio privado. “ Cuáles son los discursos y las prácticas ‘permitidas’ y  ‘no permitidas’ para los diferentes cuerpos en los diversos espacios”, cuenta la artista que fue una de las premisas principales, además de guiarse por el paralelismo que existe entre la política de las intervenciones en los cuerpos y las intervenciones en el espacio público como acción política.

El recorrido de las imágenes no deja nada que no esté librado a la reflexión y a las repreguntas. ¿Venimos a este mundo para vivir, reproducirnos y morir?, ¿Debemos hacer de nuestro cuerpo lo que se espera de él? y ¿Quién impone lo que se espera?

Esta intervención artística expone a gritos otras vías para entender nuestro cuerpo y lo que queremos que exprese y experimente. De manera tácita: La propia decisión sobre nuestro cuerpo.

La muestra en Casa Sofía se puede visitar durante todo el mes de octubre