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Una patota armada invadió el edificio de Tiempo Argentino y Radio América
por Santiago Carrillo
El fin de semana terminaba al mejor estilo domingo, con una lluvia torrencial y truenos que resonaban en toda la Ciudad de Buenos Aires que invitaban a perderse entre las frazadas. Ese fue el momento que eligieron ayer alrededor de la una de la madrugada un grupo de 20 hombres que invadieron con armas blancas y de fuego el edificio del diario Tiempo Argentino y Radio América, ubicado sobre la calle Amenabar 23, mandados por el anterior dueño: Mariano Martínez Rojas, quien no pagó los sueldos de los trabajadores y los obligó a conformarse como una cooperativa hace 6 meses para preservar sus puestos laborales.
Cuando la patota llegó, golpeó a los cuatro trabajadores que hacían guardia en el edificio –uno de ellos tenía muletas- y lo tomaron. Rápidamente los mensajes de texto circularon y en menos de una hora hubo más de 30 personas queriendo recuperar –nuevamente- su lugar de trabajo, donde también se encontraban varios colegas periodistas que se solidarizaron ante semejante atropello y María del Carmen Verdú, referente de Correpi, la organización de abogados que lucha contra la violencia institucional.
Resultó paradójico que hacia las 3 de la madrugada un cordón policial impedía el ingreso a los trabajadores de prensa en lo que es, reconocido por el Estado, su lugar, mientras un pequeño grupo de la patota estaba resguardado y otro aprovechó para escapar por los techos.
Ni lerdos ni perezosos, los trabajadores avanzaron con fuerza sobre la policía y lograron ingresar. En ese instante se desató una verdadera batalla de trincheras: la patota acorralada detrás de una pared y los trabajadores derribando ese muro que los separaba. Se lanzaron palos, ladrillos, cadenas, y sin retroceder aunque se pudo observar como los invasores portaban navajas. El momento de mayor tensión se produjo cuando la patota lanzó una especie de gas pimienta y el contenido de un matafuego. El enfrentamiento duró una hora, con intervalos para tomar aire y reagruparse para pensar la estrategia. Del edificio cada vez iban quedando más escombros, de los cuales un fotógrafo sugirió: “Saquemos todo esto a ver si acá abajo están los sueldos que nos deben”.

Alejandro Wall, delegado del Sindicato de Prensa de Buenos Aires por Tiempo Argentino, dijo que se han roto cosas porque pudieron escuchar los ruidos desde la sala de sistemas. “Vamos a saberlo con certeza cuando salgan los compañeros”, afirmó minutos después del ingreso de la comitiva especial de negociación. Hasta el momento, la única confirmación es que la patota forzó varios armarios.

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