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Vértigo, para que no se deje de imprimir – Arte para el Cafe #13 | Revista Colibri
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Vértigo, para que no se deje de imprimir – Arte para el Cafe #13

Por Carla Peverelli y Alma Chamot

 

Vértigo es un proyecto editorial independiente, autogestivo y artesanal, creado en 2021 por Martina Torres, encuadernadora y diseñadora editorial y Dalila Benini Uchitel , fotógrafa y docente, con el objetivo de acompañar a fotógrafes emergentes en el desarrollo de sus primeras publicaciones. La oficina de Vértigo se encuentra en el Palacio Barolo.

Entre las actividades que desarrollan en Vértigo se encuentra el taller de desarrollo fotográfico orientado a la autopublicación “Atravesar las Imágenes”.
En conversación con Revista Colibrí, profundizan sobre cómo acompañan proyectos personales.

 

¿Cómo se conocieron y cómo surgió la idea de iniciar este proyecto?

Martina: Las dos éramos participantes de un taller de fotografía que daba Violeta Capasso en SUKI durante la pandemia en 2020, así que nos conocimos de manera virtual. Yo ya encuadernaba en un proyecto personal y Dali, la única que terminó el proyecto que inició en el taller, me preguntó si se lo quería encuadernar sin conocerme.

Nos encontramos a fin de año cuando ya se había liberado un poco la cuarentena para que ella me dé las copias y ahí empezamos a conocernos como colegas. Yo hacía encuadernación pero más de cuadernos, libretas en blanco y el de ella era el primer fotolibro que iba a hacer. En uno de esos encuentros, como yo ya venía con la idea de armar una editorial, se lo tiré al aire como un deseo personal. Y bueno… Ella fue al baño, se hizo un mate y al rato volvió y me dijo: “Che, si queres hacer una editorial, yo estoy” (risas). Ahí empezamos a probar y después mientras fuimos trabajando nos fuimos conociendo y hoy sí, somos amigas.

Dalila: Apostamos a algo desde cero, como un salto al vacío total, mío y de las dos. Mío diciéndole sí sin tener idea de cómo era ella y después de las dos por apostar a algo que no sabíamos nada.

Antes de empezar paralelamente yo le comenté, para mí es muy importante dar clases, yo doy clases de seguimiento de proyectos o de acompañamiento, ella estaba dando laboratorio de fanzines. Las dos éramos docentes de SUKI en ese momento y, además de SUKI, yo daba clases particulares. Le dije para de ahí es de donde van a salir buenos proyectos, usemos algunos medio conejitos de indias para probar y así las primeras publicaciones fueron. Nos juntamos en mi casa, en algunos bares y fueron encuentros, encuentros, charlas, ver qué onda, de hecho lo pienso hoy y arriesgadísimas.

Martina: Fue un poco de suerte y un poco de intuición.

Dalila: A mí me pasa que es que me encantaría volver en el tiempo y verte por Zoom… Hubo algo cuando ella dijo que era encuadernadora, que yo sabía cómo quería que sea mi fotolibro y dije: ¡es ella! ¿Por qué? no lo sé, hay algo de eso que se me perdió en el camino pero cuando la vi lo confirmé y siento que ese instinto continuó.

Martina: Como que fluyó, nada fue forzado, como si nos conociéramos de toda la vida, incluso nos pasa en el día a día, nuestra manera de trabajar, ninguna dijo ‘bueno, vos haces esto o haces lo otro, se fueron dando los roles’. Obviamente que después fuimos mezclando y aprendiendo mucho una de la otra pero hay ciertos roles que se fueron dando.


¿Qué las motiva para crear este espacio desde una mirada sensible, horizontal e inclusiva?

Martina: Creo tras nuestra experiencia como alumnas, artistas y participantes de otros talleres, que una de las premisas cuando arrancamos con la editorial fue justamente hacer un espacio que nos gustaría habitar. No trabajar desde arriba corrigiendo lo que hay que hacer, sino que abrir nuestros conocimientos, mostrar lo que hacemos, brindar herramientas, que la misma grupalidad pueda funcionar como espacio de educación y no solo por nosotras… Eso fue algo que tuvimos en común desde el inicio.

Dalila: Con la pandemia se dio algo de la llegada a la mayor cantidad de lugares que hizo que nuestros talleres virtuales tengan un contenido lo más federal posible. Tenemos la posibilidad de que la gente pueda conectarse al mismo horario desde cualquier parte de Argentina o de América Latina.

Estamos las dos de acuerdo con federalizar el contenido y la horizontalidad. Somos las que estamos encargadas de la clase, pero no somos diferentes a nadie y tenemos las mismas capacidades de aprendizaje que las personas que están en los talleres. Aprendemos al mismo tiempo que enseñamos. La grupalidad tiene algo riquísimo que es el ida y vuelta, el intercambio.

Martina: Y después, la sensibilidad… Somos dos personas muy sensibles y lloronas, las dos hacemos terapia hace mucho tiempo (risas). Hablando en serio, creemos que el arte es una manera de transformar nuestras emociones, tanto como docentes, siendo parte de otros proyectos y realizando proyectos propios.

Creemos mucho en esto de transformar las emociones o lo malo en otra cosa y que a la vez esa obra pueda interpelar a otras personas. Acercar y expandirse. Y también que quede claro que cualquiera puede hacerlo, de diferentes maneras. Intentamos adaptarnos a todas las realidades, a todos los espacios, a los tiempos, a lo económico, al contexto de cada persona.

Dalila: Para hacer trabajos tan personales como la foto, pueden ser fotos de puertas de árboles de la ciudad, pero es algo íntimo que interpela a esa persona. Hay que tener un poco de sensibilidad para acompañar ese proceso. Nosotras somos muy permeables a todo lo que nos rodea y nos pasa. Empatizamos con absolutamente todo, hay veces que decimos ‘quizás es mucho’ pero después no, porque es gratificante también que sea así y hay algo de nuestra manera de ser que no lo podemos cambiar.

Martina: Y hay algo que la gente valora mucho cuando viene a nuestros talleres o se viene a editar con nosotras, siente que es un espacio seguro para poder trabajar.

¿Cuáles son las actividades que cada una desarrolla en vértigo? ¿Qué dinámica de trabajo crearon durante estos años? 

Martina: Yo encuaderno, Dali aprendió a encuadernar en este tiempo y es una gran pata. Me ayuda muchísimo con eso, después hay una parte más administrativa que hay que llevar adelante y de eso se encarga ella que es más organizada y ordenada. Dali es una persona que retiene mucha información, así que generalmente es la que da los datos precisos a les fotógrafes, de trabajos, de muestras, de concursos. Yo voy un poco más a la materialidad, estoy con el ojo más puesto en eso.


Dalila:
Marti se encarga del contenido de redes. Yo hago contacto con librerías, con gente de las gráficas. Y Marti habla más en ferias, más social.

Tengo mucho años de trabajo administrativo, manejo excel y, además, mandar mails es lo mejor que nos dejó los 90 (risas). El WhatsApp tiende mucho a la confusión y el mail es como un híbrido entre carta y fax que me parece increíble, y de verdad lo disfruto, no es un garron para mi mandar mails. 

Todo lo que hacemos está consensuado, el contenido que se sube y los mails que se responden, nos mandamos al grupo que tenemos ‘che hay que hacer esto y esto, hice tal cosa, fijate en borradores, fijate qué te parece’.

Martina: Y hay una cuota muy muy importante de confianza, eso es clave, lo que haga Dali para mí está bien y lo que yo haga para ella está bien. En las clases particularmente que damos, las dos estamos como docentes, las dos guiamos. Hay clases donde Dali da más contenido, otras en las que yo doy más contenido pero intervenimos las dos por igual, si una no está, está la otra, se armó realmente un equipo.

¿Cómo les atraviesa el contexto a la hora de acompañar publicaciones? 

Martina: Nos atraviesa muchísimo y también esto que decía antes nos vamos adaptando un poco a las posibilidades que hay. Vos pensa que el proyecto inició durante la pandemia, y ahí el contexto era la virtualidad, la distancia, lo no material. Después cuando se abrió la cuarentena y pudimos encontrarnos, tomamos herramientas que nos quedaron de ese contexto y la seguimos manteniendo hasta el día. La virtualidad nunca se fue, eso también nos permite lo que hacía Dali antes, federalizar nuestro trabajo y también llevarlo a otros países.

El contexto actual económico nos afecta. Somos completamente pares de quienes se vienen a editar con nosotras, no contamos con un presupuesto con el cual invertir por el momento.  Tenemos en cuenta que toda la inversión de cada proyecto, de cada libro corre por cuenta de las autoras y autores y tratamos de adaptarnos a esas realidades. 

Lo que nosotras siempre sostenemos es que no se deje de publicar, se harán menos, se hará más chico, se hará de otra manera, se cambiará la materialidad pero hay que seguir publicando porque también es un acto político.

Dalila: Somos personas políticas, hacemos algo que inevitablemente atraviesa el contexto actual: bajar al papel algo que está en lo digital, una práctica que es como volver en el tiempo,  pero que a la vez reivindica la necesidad de tener algo.

Además trabajamos con gente que se publica por primera vez, fotógrafes emergentes, gente que invierte en nosotras y en elles mismes. Somos conscientes de la situación económica, acompañamos todo el momento.

Martina: También muy conscientes de eso, del lugar de privilegio y suerte, el otro dia charlando con una colega fuimos a visitar una gráfica donde había todo tipo de papeles y cuando salimos, charlábamos entre Dali y yo diciendo ‘che que pobres que somos que no podemos tener esto bla, bla’, y está colega que nos escucha, al rato nos dice ‘ustedes en realidad no son pobres, son muy ricas de poder hacer lo que les gusta y lo que saben hacer y vivir de eso’ y además de llorar fue como sí, totalmente.


Teniendo en cuenta que ambas son artistas visuales y que tienen mucho conocimiento sobre publicación, ¿tienen publicaciones propias? ¿o tienen la idea de publicar algo?

Martina: Yo no tengo publicaciones terminadas, si algunas en proceso, soy muy exigente conmigo misma, también situaciones personales no me permitieron dedicarle el tiempo que yo quisiera. Me siento mucho más cómoda editando a otras personas que editándome a mí pero es mi proyecto para el 2024.

Dalila: Ella es muy exigente pero también, al igual que le pasa al resto de la humanidad, hay miedo e incertidumbre… Creo que a la hora de publicar, hay algo de ‘a quién le va a importar y a quién le va a interesar lo que yo haga’. En principio mientras te importe a vos, el resto va a pasar.

Pasa algo que se llama el síndrome del impostor, por eso me parece importante hablarlo, es algo que le pasa a la mayoría de las personas y creo que es algo que te hace pensar ‘¿para qué voy a hacer esto?’. No tiene sentido, la pregunta es ‘¿por qué no?’.

Martina: El primer año hicimos un fanzine chico con fotos de alumnos del taller. El taller se llama ‘Atravesar las imágenes’, entonces hablamos de lo que era atravesar las imágenes para nosotras. Este año lo que queríamos hacer era un fotolibro donde enviamos una convocatoria a todas las personas que se editaron con nosotras bajo la consigna de qué es el vértigo para vos y mandaron imágenes. Este libro está maquetado pero por una cuestión de contexto y de presupuesto, no pude salir este año pero va a salir el próximo.

En una de las últimas muestras que hice como docente de laboratorio de fanzines, propuse dos libretas con la consigna de ‘qué es para vos un fanzine y por qué autopublicarse’ y las dejé en ferias, muestras, talleres para que la gente complete anónimamente y bueno, este año re-leímos las respuestas y eran todas muy interesantes entonces decidimos unificarlo en un fanzine. Lo llevamos muchas veces para dar talleres, para dar clases, para tener en librerías porque es una pregunta que uno puede hacerse todo el tiempo.

 

 

Dalila: Yo el primer fotolibro que hice con Marti fue en la casa de Margarita, la abuela de mi novio Renzo. El fotolibro habla de la familia que uno puede elegir y no la heredada, yo hace mucho tiempo salgo con Ren, hace mucho tiempo voy a Trenque Lauquen que es donde queda esto y me encontré con un archivo grande mío, mezclado con un archivo del papá que ya no está. En los mismo lugares, con los mismos puntos de vista, sacando al paso del tiempo, eso fue un hallazgo tremendo, fue un tremendo trabajo, muy sensible y muy emotivo, aprendí muchísimo, hizo que nos conociéramos con Marti también.

Martina: Por eso es tan importante publicarse también, genera cosas que uno ni siquiera tiene en mente, ninguna de las dos tenía en mente esto y de golpe por un libro nos conocemos.

Dalila: Creo que lo más potente que tiene el libro es eso que te excede.

¿Cómo es trabajar en el Palacio Barolo?

Martina: Es hermoso, a mí personalmente me pasa que me olvido un poco de donde estoy, entro y veo tanta gente, tantos turistas sacando fotos y digo ‘qué exagerados’ (risas) y al mismo tiempo me pasa que entro y depende a la hora que entres la luz pega diferente, se generan unos arcoíris en el piso que rebotan en el mármol, y hace poco empecemos a venir más temprano y descubrimos que entra el sol de otra manera acá en nuestro taller. 

Preguntamos en recepción si había algún lugar vacío y un jueves nos dijeron que el sábado se desocupaba una, el lunes la visitamos y el martes la reservamos. Fue así y ahora estamos acá en el 8vo en la 198 hasta el 2025.

Dalila: Un compromiso asumido. Y para mí es bárbaro, me parece un tipazo el edificio, me emociona siempre. Es increíble porque es un edificio histórico, es uno de los primeros de los edificios de la ciudad, es práctico como punto de encuentro, es práctico como salida, es práctico para trabajar, hay algo de que funciona como una vecindad. También depende del piso hay muchas cosas pasando al mismo tiempo, lo menos práctico puede ser que haya quilombo en la calle pero bueno nada, creo que las dos somos personas que habitan mucho el microcentro porteño y sabemos lo que eso implica.


¿Cuáles son sus próximos objetivos? ¿Cómo se imaginan al proyecto en los próximos años?

Martina: Ay, voy a llorar.  A mi personalmente me pasa que nunca me sentí más contenta, feliz, segura y convencida de lo que estoy haciendo, nunca me paso con nada, yo estudié muchas carreras, tuve muchos trabajos y es la primera vez que me siento 100% convencida de lo que estoy haciendo, de lo que estamos haciendo.

Quiero que esto crezca, que esto avance. Mi deseo es que esto crezca como editorial, que se pueda producir más, que tenga un presupuesto que podamos invertir, que incluya más personas, que sigan saliendo títulos, que podamos viajar con el proyecto, mantener nuestra esencia pero que siga creciendo. 

Me pasa que me genera contradicciones la producción industrial y a gran demanda, eso no quisiera que pase, pero al mismo tiempo siento que es necesario un poco para crecer y para avanzar y creo que le vamos a encontrar la manera. Siento que estos dos años fueron un gran inicio, un gran impulso que atravesamos el vértigo y ahora que ya saltamos, hay que hacerse cargo de esto y me hace muy feliz.

Dalila: Coincido en casi todo. Esto se va turnando por momentos, por momentos soy la más cerebral y también soy la recontra emocional. Lo que mas quiero es que el proyecto llegue a todas las partes posibles de Latinoamérica, ese es mi mayor anhelo. Hay algo en mi que sabe que eso va a pasar. 

Yo creo que estamos en una escalerita, que dejamos demasiado de nosotras por momentos, es en lo que más invertimos vértigo, a la vez entran muchas cosas, sobre todo tema guita, pero si me preguntás de acá hasta el 2025 vamos a estar acá y hasta el 2025 vamos a hacer cosas como seguir dando clases y llevar eso a donde podamos y seguir sacando títulos.

Martina: Hay un deseo muy activo todo el tiempo, entonces si bien es un esfuerzo increíble, poner el cuerpo, el tiempo, la mente y la creatividad todo el tiempo, es algo que elegimos que así sea. Realmente queremos que suceda, trabajamos para que esto crezca y para llegar a eso que deseamos que a veces ni sabemos qué es pero ahí vamos.

Dalila: Y la confianza de que estamos haciendo algo que nos gusta que no es menor, con lo exigente que somos y con lo quisquillosas que nos ponemos. Es un montón, todos los días estamos haciendo algo que nos gusta y es un motivo por el cual tener ganas de trabajar, de ver a esta persona todos los días. Es una renovación de votos, es como quien está en pareja hace muchos años y todos los días se levanta con esa persona, tenés ganas de seguir aportando, para mí esto funciona de la misma manera.

Es algo que late, está constantemente en movimiento como célula, quizás acá el taller está quieto, está cerrado, estamos las dos en nuestras casas, pero esto sigue latiendo constantemente.

Para seguir y enterarte del trabajo y los talleres que dictan Dalila y Martina en Vértigo seguilas en su Instagram @vertigo.editora .

 

 

ARTE PARA EL CAFÉ  es una sección de arte y cultura impulsada en 2023
y curada por
Carla Peverelli y Paula Colavitto.

Bio de la autora: Carla Peverelli es fotógrafa y gestora cultural de la Ciudad de Buenos Aires, actualmente es productora de Revista Colibrí y por siempre amante de la fotografía y las artes visuales.

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