Loader
Welcome to arte callejero | Revista Colibri
177
post-template-default,single,single-post,postid-177,single-format-standard,bridge-core-1.0.5,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-18.1,qode-theme-bridge,disabled_footer_top,disabled_footer_bottom,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.2,vc_responsive

Welcome to arte callejero

Texto y fotografías por Micaela Petrarca

“Av. Lacroze y Cramer, frente al Café de cartel rojo, al lado del andén”, decía el mail. Me senté en un banco, eran exactamente las 14.30. A mi alrededor habían grupos de dos o tres personas y algunas otras caras de desencuentro. Todos tenían una cámara de fotos colgando de su cuello.

-Mucho gusto, soy Wenzel.

El tono del guía me desconcertó, era un alemán que poco dominaba el español. Tachó mi nombre de la lista y me invitó a empezar el tour. Viajamos en tren hasta Coghlan. Ahí mismo, como en Urquiza y Palermo, están la mayor cantidad de murales. Dicho esto, Wenzel empezó a hablar en un inglés rápido y sin modular que no llegue a comprender. No importa, mi atención no estaba puesta ahí, estaba dirigida a lo que estaba pasando: turistas polacos, alemanes, canadienses, y yo, en un tren que nos llevaría a un barrio de Capital Federal para escuchar la historia detrás de los murales que adornan la ciudad.

*

    Mural de Primo en el barrio Coghlan entre las calles Naon y Manuela Pedraza

 Los ojos brillosos de una mujer me miran. Su mirada es profunda y penetrante. Está rodeada de flora. Mi imaginación va hacia una tribu africana. El muralista Primo logró, tal vez, su objetivo.

Hubo, hace unos cuantos años atrás, africanos que pisaron este mismo suelo. Afroargentinos llaman algunos historiadores, afro latinoamericanos dicen otros. Llegaron cómo esclavos y desaparecieron, posteriormente, por guerras de independencia, enfermedades (como la fiebre amarilla), por el racismo y la “operación blanqueamiento” que surgió en paralelo con la construcción de la nación y de la identidad Argentina: mediante el mestizaje se buscó que las posteriores generaciones dejaran de ser negros para ser incorporarlos a la masa de la población argentina que se identificó como una “nación blanca”.

Si la historia está dentro de su mente no lo sabemos. Sí que la observación y la inquietud lo llevó a pintar rostros distintos. Y desde entonces, siempre pinta afros e indígenas.

                           Muro de 90m de largo en el interior de la estación “Federico Lacroze” del subte B

**

La ignorancia social los hace invisible.
Resistir, afrontar.
La protesta, el propósito:
De negar el silencio de una voz opacada.

En la década de los ’60 surgió una renovación del arte callejero: el graffiti como forma de expresión de los negros latinos excluidos de la sociedad. Dominaron espacios públicos pintando tags (firma monocromática del seudónimo de una persona) por las calles de las ciudades para demostrar su existencia.

El boceto de un mensaje
tajante.
De un provocativo rojo
vivo.
Se apodera de las calles
y arrostra la arrebatada libertad.
Una advertencia contundente: ¡Nunca Más!

Con la vuelta a la democracia y el regreso de la sociedad a las calles sin la custodia del terror, resurgió el arte callejero en Argentina. También, como en todos lados, a modo de protesta con mensajes de reflexión, conciencia y denuncia. El stencil (una plantilla con un diseño ya recortado para pintar con aerosol) fue la herramienta elegida para el grito de libertad de expresión, por su facilidad y rapidez para difundir.

La crisis del 2001 fue otro punto fuerte para hacer brotar este tipo de arte en espacios públicos representando disconformidad.

Nace como protesta y se replica con “vandalismo”; y es que conlleva mucho más que simplemente arte. Se trata de una clase disconforme que invita a la lucha o a la reflexión, que se enfrenta a la desigualdad, al límite entre lo público y lo privado y del quién tiene acceso a qué. Y de la trasgresión a esa división. Y entonces el desenlace de ¿qué es? y ¿cómo debe ser el arte? -en términos de privatización y control- incluso creando diferencias propias dentro del arte callejero entre graffiteros y muralistas, discrepancia que tiene que ver con la legalidad vs la ilegalidad: si se creó como modo de protesta tomando el espacio público como suyo más allá de lo que establecían y establezcan las leyes ¿por qué pedir permiso? En contraparte, los muralistas que actúan -a menos que se trate edificios abandonados- con el consentimiento del vecino.

“Esta tensión existe fuertemente en casi todos lados menos acá, en Argentina”, explica Sofía Leblanc, guía de Buenos Aires Street art, -en inglés- mientras miramos la pared de un supermercado superpoblado de TAGS, THROW UP (firma en dos colores) y otros estilos de graffitis más elaborados.

Y es que acá, el hilo entre la legalidad y la ilegalidad es tan delgado que no podría existir dicha tensión. Mientras que en otros países la sanción por pintar un graffiti puede equivaler a una noche o tres años de cárcel; en el nuestro se debe pagar una sanción de entre $200 a $3000 “pero sólo recuerdo que le cobraron a unos chicos por pintar en el subte”, comenta Sofía.

Es así como Buenos Aires se convierte en la tentación de los artistas internacionales para salir de la clandestinidad.

 
***

En noviembre del año corriente sobre una pared gris deslucida por Estomba y Valderama en el barrio de Coghlan, la artista italiana Alice Pasquini cristaliza una escena de conexión humana.

El arte de Alice explora emociones desde un punto particular, la mayoría de sus pinturas son retratos de mujeres fuertes e independientes trasmitiendo un mensaje opuesto a la imagen sexista que se muestra –lamentablemente- de forma natural en relación a la mujer.

En la fachada de un edificio del barrio Saavedra, la figura de una mujer nace de un espiral que la encierra. El sutil detalle representa agua.

La obra “The Displaced” es la huella que dejó el artista australiano Fintan Magee en su paso por Buenos Aires. Sus pinturas siempre tienen agua, es lo que pinta: su estilo, su mensaje. Representa las constantes y agresivas inundaciones que ha sufrido y sufre su país y, especialmente, Brisbane la tercera ciudad más importante del país, donde nació Magee.

El proyecto llevo dos días y medio y tuvo la intención de recordar la lluvia intensa de abril del 2013 que dejó seis muertos en la Ciudad de Buenos Aires.

****

Camino a Palermo, me acerque al guía a sacarme esa inquietud que me acompañó desde el principio:
-¿Por qué un tour en inglés?
-Por moda

El efecto negativo es que se usa sin tener en cuenta lo que quiere o representa a la comunidad, por un lado están las empresas que lucran con los diseños de los artistas sin que estos quieran venderse a negocios, y por el otro, proyectos asociados a cambios urbanos con objetivos específicos, transformándolos en barrios accesible para determinado sector. “El hecho de embellecer con murales puede ser una herramienta para después poner por ejemplo bares y que se transforme en lo que hoy es Palermo”, comenta Sofía. “Y así se empieza”, susurra como pensando en voz alta.

Villa Urquiza es un barrio particular e interesante, desde 1970 hasta finales de los ’80 la gente que vivía ahí debió abandonar su casa para construir la autopista tres que entraba por Saavedra, salía por Pompeya, cruzaba Villa Urquiza, Belgrano y Villa Crespo; pero que nunca se hizo y, sin embargo, expropió y demolió algunas viviendas, desplazo gente y destruyó historias. Hoy en día, producto de los incontables baldíos, edificios abandonados y paredones grises, se consolidó a Urquiza como el primer Distrito de Arte Urbano porteño.

Mural de 412 m2 del artista Martin Ron en Holmberg y Rivera, Urquiza. 

El arte callejero lucha para sacarnos de la rutina mediante dibujos que nos invitan a la reflexión. Su meta es darle nueva vida a la sociedad, crear un nuevo paisaje urbano que nos estimula nuevas formas de pensar: ¿Qué significa espacio público?, ¿Para quién es? Y ¿Qué podemos hacer nosotros?

Ellos ya buscaron la alternativa de desprenderse del mercado que de todo quiere tener el control. Queda en nuestro tan valioso poder de elegir, qué arte comprar.

No Comments

Post A Comment