Loader
Corazón suburbano: recorrido por “Malincho y otros relatos” | Revista Colibri
presentación de un artista tan amplio, popular y reconocido en el ámbito poético como Ioshua
Ioshua poeta villero
14679
post-template-default,single,single-post,postid-14679,single-format-standard,bridge-core-1.0.5,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-18.1,qode-theme-bridge,disabled_footer_top,disabled_footer_bottom,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.2,vc_responsive

Corazón suburbano: recorrido por “Malincho y otros relatos”

Victoria Pascualini

«Che, Emmanuel», así comienza la última ¿carta? ¿prosa? ¿cuento? del libro “Malincho y otros relatos de Ioshua.

Es innecesaria la presentación de un artista tan amplio, popular y reconocido en el ámbito poético como Ioshua, pero también es inevitable la sensación de cariño que recorre la piel de tantos cuando se escucha su nombre.

La primera parte de este libro, titulada «Malincho», presenta primordialmente una serie de poemas. Irónicamente el primero de ellos «Estoy en paz» es una especie de adelanto de todo aquello que este libro narrará luego: «(…) tantas veces ya arrojé mi cuerpo al abismo que ya conozco bien el rumbo de caída (…)». Sin quererlo quizás, Ioshua abre la puerta a su mundo, a su dolor, a su barrio y a la inmensidad ruinosa que presenta.

A medida que el lector se adentra, los poemas comienzan a mutar en prosas. En “El mejor pibe”, Ioshua escribe “Es re jodido poder creer en algo o en alguien… pero su boca en mi cuello me dice que tengo que aflojar y empezar a creerlo… No hay otra… es ese, es ÉL, el pibe más lindo del mundo es, posta”. 

Ioshua permite espiar aunque sea un trozo de su sensibilidad, casi como tomar una muestra de su capa de piel fina, clara y tierna. Estas prosas con un clima cargado de ternura y atracción se transforman en cortas historias enmarcadas en un contexto de desamparo, angustia, sexo, muerte y cariño.

«El Malincho era un pibe de lo más hermoso en este condenado mundo«. Con el cuento que da nombre al libro, se acerca al que es el punto cúlmine en esta recopilación.

Presenta un personaje atormentado, sólo, hambriento y abandonado. Ioshua transmite constantemente ese sentimiento de fascinación por esta figura siempre al borde del desastre

Una vida nocturna plagada de trucos y artimañas que usaba para salirse con la suya. Esa fogosa belleza que el autor describe nos reafirma una especie de poder de seducción atormentado y claramente dañado por una vida furiosa y violenta.

El Malincho se presenta también como un animal salvaje, con un instinto de supervivencia ya quizás demasiado adulterado. ¿Acaso el Malincho reúne todas esas cualidades que Ioshua admiraba o envidiaba?

Es imposible saberlo, pero lo que sí puede ser afirmado es que este personaje nocturno, esta leyenda con nombre misterioso, que era hermoso hasta en sus peores vicios, al que no se le conocieron amores, el que se desvaneció junto a su belleza fue inmortalizado por la mano de un poeta que supo relatar el progresivo final de una leyenda urbana que guardaba el hambre de un animal salvaje en el estómago, la esencia de la noche en sus venas y la belleza arrinconada de un pibe de la calle que, por inconsciencia, por hambre o por hastío, no supo resguardarse de los daños que le provocarían sus ataques. Sí, quizás, casi, como un animal salvaje.

Pero este libro no llega a su clímax hasta “Rosas del Paraná”, el relato que le da forma a todo esta obra. En dicho cuento, Ioshua despliega completamente su imaginario. Todas las formas de la angustia se encuentran presentes en esta historia. Es una de las narraciones más desgarradoras y sensibles que podrán ser leídas en mucho tiempo. 

Es el poeta en su máxima expresión. Ioshua presenta personajes muy particulares -y sobre todo inusuales para el protagonista del relato-. Desde un hombre con camisón de mujer que llora postrado en un sillón, hasta una travesti con una malformación en el paladar por el que se le dificulta comunicarse.

“Rosas del Paraná” es un pedido de auxilio, la aventura de un chico desamparado, la historia de los violentados y de aquellos que cuidan hasta en los últimos segundos y giros de su vida. Para siempre un relato que en el corazón construye párrafo a párrafo su propio hogar.

El libro continúa con los cuentos «Volveremos a vernos» y «La Arriera». Al terminar esta primera parte del libro, en la edición publicada por la editorial Nulú Bonsai,se ve una ilustración de dos muchachos con una botella y un revólver. El título es «Otros relatos». A partir de este punto las historias vuelven a su forma anterior de prosa/cuento.

En todos los textos Ioshua nos deja ver la complejidad de las relaciones: «Vas a pasar días y noches enteras perdidamente borracho y perdidamente enamorado pero no de él«. Siempre presentes las noches casuales, los encuentros inesperados, la atracción inevitable, la soledad hambrienta y todos esos sentimientos a los que solo él sabía ponerles nombre.

Nunca supe cómo se llamaba… o cómo le gustaría que lo llamara… fui egoísta de alguna manera, lo sé. Hoy no puedo ponerle nombre a su recuerdo”.

Ioshua tiene una manera en sus narraciones -ya sean cuentos o prosas poéticas- que es notoria a lo largo de toda su obra. La repetición de oraciones o párrafos, es un recurso que usa constante y repetitivamente en relatos como “Malincho”, “La Arriera”, “Golazo al corazón” y “Ven a mi casa suburbana”, entre otros.

La anáfora – el nombre otorgado a este recurso – es usada frecuentemente por el poeta, para enfatizar ciertos sentimientos o detalles que se desea que sean recordados durante toda la narración. Por ejemplo, en “Ven a mi casa suburbana” la repetición de “aquella casita”, es usada en casi todas las doce estrofas de la prosa, para remarcar esa característica que define a “ese pibe hermoso” que habitaba allí. 

Ioshua lleva a los espectadores de su recorrido emocional y complejo, por tan solo una parte de la vida de este personaje, habla de su duelo, de sus amores y del punto final de su vida, siempre apuntando la narración a “aquella casita” donde “ese pibe hermoso” sufrió, donde fue besado, donde extrañó, donde en su corazón se hizo de noche para nunca más volver a esclarecer.

La importancia de este recurso radica en la reafirmación de un hecho o propiedad que le da forma a una historia entera. Una característica, que se transforma herramienta literaria, quese vuelve conductora de todo un relato.

Por otro lado, la explicitud con la que Ioshua se mueve en sus textos es una manera inusual de narrar las situaciones más banales. El uso de esta forma va desde la sexualidad, hasta la violencia física o el uso de drogas. Algunos de estos ejemplos pueden resultar habituales para unos e inusuales e incluso incómodos para otros, y ese es uno de lospuntos a destacar en la obra de Ioshua, más allá de su extensión como artista.

El hecho de naturalizar o mostrar como normales – si es que siquiera podemos usar esa palabra – ciertos hechos, es una declaración política en sí misma. Escribir, detallar, narrar y explicar cómo un personaje consume cocaína o precisar la forma en que un hombre le da sexo oral a otro, Ioshua lo haya querido así o no, incomoda o incomodaría a una masa muy específica, y de esta manera él logra lo que muchos creen que el arte debería hacer en este mundo: incomodar, angustiar y molestar a aquellos encapsulados en su propia realidad.

¿Acaso el arte no debería traer a la discusión nuevos temas de conversación? Se ha visto en otros artistas y obras, tanto como Simone de Beauvoir, Federico García Lorca,

Victoria Ocampo e incluso en la película Mean girls. Ioshua esto lo logra perfectamente, pero tampoco se debería caer en la trampa de creer que una persona por el simple hecho de mostrar su realidad está queriendo dar una opinión política. 

Para aquellas otras que no forman parte de dicho contexto, basta con que leer un texto les genere un cambio en su forma de entender el marco político y social en el que viven, y eso es accionar político suficiente, independientemente de si ese era el deseo inicial o no del autor.

Este es el punto en el que la vida personal de Ioshua se funde con su escritura -si es que alguna vez estuvieron separados – para dar lugar a nada más y nada menos que a un poder de narrativa impresionante, con una capacidad de llegada que no es sencilla de lograr.

Esto hace a Ioshua el artista que es, su entorno lo transformó en, además de un narrador excepcional, en un relator de historias que parecen ser exclusivamente suyas, con las que él muestra una sensibilidad y una conexión tan grandes a la hora de ser escritas, que lalínea divisoria entre la realidad y la ficción, entre el autor y el personaje se vuelve difusa.

El momento en que el autor se muestra tan real y partícipe con sus creaciones, es cuando es realmente posible conectar con aquello que se intenta transmitir.

Ioshua es eternamente un artista inmenso, una voz fantasma que va a seguir narrando elbarrio como él lo veía. Aún de forma póstuma, su legado poético y político es un hechoinnegable y una lectura urgente, que palpita y vive por sí sola.

Es como que ellos también salen a buscar eso que no se animan a decir”.

Mini bio de la autoraVictoria Pascualini es poeta y apasionada por el lenguaje. Formó parte de la “Antología poética de Mujeres” (Miríficas Ediciones, 2022). Participa activamente en ciclos de lectura y performance. Escribe poesía y artículos, vinculados con el periodismo cultural.

¿Querés leer más poesía?
No te pierdas de conocer al poeta cordobés Leo Azul.
Entrevista a Susy Shock


¿Te interesa nuestro contenido? ¡Apoyanos!

 

No Comments

Post A Comment