El poder del “baño seco” para hacernos cargo de nuestra mi*rda

Por Charo Zeballos

Parece un acto muy simple ir al baño: en privado sentarse en el inodoro frío, leer algo – el shampoo, una historieta, mirar historias de instagram-, relajar esfínteres, cagar, tirar la cadena donde entre 5 y 10 litros de agua se llevan para siempre nuestras heces y fin de la historia…¿es así?

¿Qué pasa con la materia fecal una vez que dejamos de verla?

César Zubelet construyó su propio baño seco y tiene una perspectiva un poco diferente a la tradicional. A quiénes visitan su casa les invita a conocer la instalación en un trabajo que abarca la desmitificación de ciertos supuestos: no hay olor, ni moscas, tampoco suciedad. La materia fecal se combina con viruta o aserrín y genera abono para la tierra. Es un trabajo doble, no sólo no contamina, como sí lo hacen las heces que se van por el inodoro (por cloacas o a un pozo ciego), sino que también genera muchos nutrientes que sirven para abonar la tierra y permitir el crecimiento de las plantas.

Hablar de la caca es importante ya que una de las principales causas de contaminación en las aguas potables superficiales y subterráneas de Argentina es la descarga de aguas residuales domésticas e industriales sin un tratamiento adecuado, entre estas se encuentran los residuos fecales. La situación se agrava con el crecimiento demográfico urbano en zonas donde no hay acceso a red cloacal y abundan los pozos negros o ciegos llenos de agua que contiene materia fecal.  Según un estudio de la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento (DNAPyS), en 2018 el porcentaje del agua residual urbana tratada en el país fue solamente del 36 %. 

Cómo construir un baño seco en casa

Baño seco

“El baño seco se puede construir de distintas maneras” contó César, que es Maestro Mayor de Obras y Docente de Escuela Técnica dedicado a las energías renovables y a las viviendas autosustentables. El camino hacia el baño comenzó desde lo personal,  para reducir los desechos que iban al pozo ciego en su casa. “Este baño está construido en madera, es un cubículo de 1 m de altura por 45 cm de ancho”, explicó. Además de tratar la materia fecal, en su caso particular incluyó otro recipiente separado donde tratar el orín.  “Se lo junta en un bidón y al finalizar el día ese líquido se lo mezcla en 10 proporciones de agua”, esta mezcla sirve como fertilizante para riego».   

En el caso de los sólidos, que se mezclan inmediatamente con aserrín para deshidratar, César resalta la importancia de construir una forma de tener acceso a todo el baño, “corriendo una tapa de este cubo uno tiene que poder sacar el volumen que se genera”.  Finalmente, cuando se llena el depósito, se lo tapa y se espera seis meses a que se deshidrate, en este  tiempo se genera tierra negra de abono para las plantaciones. 

Abono que se obtiene luego del proceso.

Baño seco: un cambio de perspectiva

Se puede pensar al baño seco como una solución al desagüe de una vivienda de una manera sustentable. Consiste en un aporte individual a la no contaminación de las napas y de los ríos, donde se descargan los desechos humanos, pero César resalta que es sobre todo “una actitud con uno mismo”. 

“Es una alternativa individual, como mínimo para resolver el problema de un baño de una vivienda, también es una forma de ver cómo nos plantamos frente a la vida ,de saber nosotros mismos cómo tratamos de generar la menor cantidad de desarreglo en el medioambiente y que lo que hagamos vaya en un sentido sustentable”, finalizó.

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Bio de lx autorx: Charo  Zeballos es Licenciada y Profesora en Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata. Forma parte del equipo de investigación del Laboratorio de Comunicación y Género y es ayudante graduada de Comunicación y Educación cátedra II (FPyCS- UNLP). Desde 2018 se desempeña como periodista y creadora de contenido digital para redes sociales especializada en género y diversidad. Es redactora y community manager en Revista Colibrí y en Educ.ar.

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