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Por un encuentro de mujeres y disidencias, inclusivo y plurinacional | Revista Colibri
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Por un encuentro de mujeres y disidencias, inclusivo y plurinacional

Trelew, la ciudad con mayor desempleo del país, de áridos paisajes y en cuyo horizonte se dibujan las sierras de Chubut, se vio resaltada este fin de semana por los colores violeta y verde. La ola del tsunami feminista y abortero llegó al desierto.

 

Trelew fue elegida el año pasado para ser la sede en el 2018 del 33° Encuentro Nacional de Mujeres. ¿Por qué se decidió hacer en esta ciudad? Por ser territorio ancestral, por la desaparición y aparición forzada de Santiago Maldonado, por el asesinato del joven mapuche Rafael Nahuel y por la lucha que llevan adelante las compañeras mapuches.

Fotografía de Alana Rodríguez

Si bien estos encuentros ya se vienen haciendo desde hace más de tres décadas, sólo a partir del Ni Una Menos comenzó a socializarse información del mismo. Los encuentros facilitan que mujeres (y disidencias) de diferentes partes de Argentina y de otros países se puedan encontrar para hablar en los diferentes talleres de diversas temáticas que les atraviesan, para cuestionar lo que ha sido impuesto, deconstruirse y volverse a construir. En estos encuentros, las mujeres y disidencias se unen en sororidad y juntes ríen, se emocionan y marchan contra las injusticias que viven, en reclamo del derecho a una vida digna y sin violencias. Cada individue en su individualidad contiene potencial, pero estando juntes, se vuelven una fuerza imbatible.

Este Encuentro Nacional de Mujeres tuvo ciertas particularidades distintas a sus versiones anteriores. En principio, las dificultades de sostener la organización en una ciudad tan chica y con cierta resistencia por parte de sus habitantes. Más allá de esas complicaciones -a las que el feminismo aprendió a hacer frente- se destacó, por un lado, la exigencia de que el encuentro sea plurinacional, en vez de nacional, a partir del reclamo de la comunidad mapuche, que habita el suelo de Chubut. Por otro lado, también se planteó que decir que el encuentro sólo de mujeres deja de lado a las personas que no se sienten identificadas con el género y si se representan en otras disidencias. Por estos motivos, se debatió ampliar el nombre a Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis y trans.

Las mujeres de los pueblos originarios participaron del encuentro y reclamaron que sea plurinacional. Fotografía de Agostina Acevedo

Además de esta inclusión, se mostraron otras manifestaciones para ampliar los límites de estos encuentros. Tal fue el caso de la Marcha contra los travesticidios que se llevó a cabo el sábado para visibilizar el genocidio trans y la exclusión social que viven trans y travestis, así como para recordar a la activista Diana Sacayán. Otro suceso que ocurrió en el encuentro de Trelew fue que las personas que se identifican como no binaries (al rechazar el género que se les impuso por el sexo con el que nacieron y que no se definen ni por el masculino ni por el femenino) decidieron crear su propio taller autogestivo, ya que no se sentían representades en el de “Mujeres trans, travestis y de géneros no binarios” donde habían sido asignades por la comisión organizadora del encuentro. Ante esta situación, se autoconvocaron para armar otro taller al que decidieron llamar “Taller de géneros no binaries, fluidos, masculinidades trans y agéneros”, en el cual una de sus conclusiones fue proponer que dentro de la Educación Sexual Integral (ESI) se hable sobre los géneros no binaries.

Autoconvocado y representativo: el taller creado por les no binaries. Fotografía de Julieta Gallart Monge

Luego de una jornada de talleres, el domingo a las 18 horas se realizó la marcha. Cincuenta cuadras de Trelew fueron bailadas, cantadas y coloreadas de verde y violeta por sesenta mil mujeres, travestis, trans y no binaries, en la que se reclamó por el aborto legal, seguro y gratuito; que el encuentro sea plurinacional; se dijo no a las violencias contras las mujeres; se denunció la trata de personas y el genocidio trans, entre otros reclamos.

El grito de las mujeres y disidencias se coló por entre los pasillos de tierra de la ciudad. Les manifestantes representaron, en cantidad, la mitad de los habitantes de la ciudad. Desde el cielo, la diagonal de mujeres se vio más grande que los límites de Trelew. Y desde sus casas y balcones, les vecines miraron pasar la marcha, con caras de curiosidad o agitando el pañuelo verde de la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.

 

Habitantes de Trelew veían marcha desde sus casas. Fotografía de Alana Rodríguez 

El Encuentro terminó, como suele ser desde la edición de Mar Del Plata, con la represión de la policía que arremetió con balas de goma contra las personas que quedaban en la plaza central de Trelew luego de la marcha. De civil y con el pañuelo del aborto, algunos policías se infiltraron y sin identificarse detuvieron a diez mujeres, que fueron liberadas unas horas más tarde. Estuvieron detenidas en la Comisaría 1ª de Trelew, en donde se les impusieron causas por resistencia a la autoridad y, al salir, comentaron a les compañeres que presionaron y reclamaron por su liberación: «Nos cagaron a palos».

Como el año que viene estará marcado por el contexto político de las elecciones, se decidió realizar el próximo encuentro en la ciudad de La Plata, con el objetivo de visibilizar más que nunca la fuerza del movimiento de mujeres y disidencias para el reclamo de los derechos humanos. Fue muy importante la propuesta de las trabajadoras del astillero Rio Santiago en el acto de cierre, quienes enfatizaron en el vaciamiento de la fábrica, la persecución a las compañeras trans y travestis y la invisibilidad de las trabajadoras del campo.

La cita en 2019 será entonces en la capital del país, en una muestra del crecimiento del poder político del movimiento y también de su deconstrucción. Será tarea de la Comisión Organizadora tratar las demandas de les asistentes del 34º Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis y trans, en octubre de 2019.

 

Fotografía de Agostina Acevedo

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