Loader
Proyecto "Siente"; conectando mundos | Revista Colibri
8066
post-template-default,single,single-post,postid-8066,single-format-standard,bridge-core-1.0.5,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-18.1,qode-theme-bridge,disabled_footer_top,disabled_footer_bottom,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.2,vc_responsive

Proyecto «Siente»; conectando mundos

En diálogo con «Siente»
por Paula Colavitto

Sarah, fundadora del proyecto «Siente» viste su delantal con orgullo, como un niño con la camiseta de su cuadro favorito, esa pasión indescriptible, esa apropiación e identificación con algo que es mucho más grande que su propia individualidad. Charlet sonríe tímida, se ve rodeada de unos 8 turistas que se expresan en un inglés rápido que cuesta descifrar, ella sostiene sus utensilios con ansiedad, mira la hora en su celular y afirma, estructurada, que más vale que comencemos ahorita sino el tiempo no va a alcanzar. Se prenden las hornallas… entonces se mezcla el fuego con el calor humano.

«Talleres de comida boliviana en el corazon gastronómico del pais, guíados por mujeres locales en situaciones de vulnerabilidad social, quienes compartirán con los turistas los secretos de la comida boliviana», dice la invitación al evento, tentadora propuesta para un sábado a la tarde, sin embargo hay mucho más: Siente es más que talleres de comida típica. Es la oportunidad de crecimiento y empoderamiento de mujeres bolivianas, es un proyecto social y un puente entre culturas. Es la conexión entre dos mundos.
Charlamos con su fundadora Sarah Abdoo, con Lisa Van Der Wal, fundadora de la O.N.G «Pintar en Bolivia» (que engloba al proyecto Siente) y con Charlet, cocinera boliviana.

Foto: Federico Moscosso

– ¿Cómo surge la idea del proyecto?

– Sarah: ‘Siente’ es una idea que nació hace 7 meses, mientras estaba viajando. Ví mientras viajaba que los turistas muchas veces no se animaban a salir de sus zonas de confort. No conocían mucho de la cultura auténtica del país en que viajaban; su idioma, su comida, la gente. Quedarse en un hostel a veces puede ser muy parecido a estar en tu propio país, con gente, comidas, y culturas familiares. A mí me gusta ganar el respeto de los locales para poder vivir en el país como una local, aprender de las tradiciones y costumbres de ellos, y sentir lo que es vivir el día a día en el lugar. Por eso tenía ganas de crear una actividad turística que venga directo de personas locales y que no estén muy conectadas al mundo de turismo, para poder formar algo bien distinto a las opciones turísticas convencionales, una actividad mas auténtica y sin fines de lucro. También quería romper las barreras entre estos dos mundos, creando una comunicación entre la gente local y los turistas, un respeto mutuo y reconocimiento del otro mundo como seres humanos diferentes pero no ajenos. Cuando llegue a Cochabamba para trabajar con Pintar en Bolivia, me dí cuenta que acá la cultura gastronómica es bien famosa, entonces ¡qué mejor que empezar con la cocina!

Sarah llegó a Bolivia a través de un voluntariado en la O.N.G Pintar en Bolivia, fundada hace 2 años por Lisa van der Wal, quién trabaja especialmente en lo que es arte- terapia (especialidad que aquí en Bolivia aún no está desarrollada) dentro de hospitales de niñes y centros de acompañamiento a mujeres en situaciones de vulnerabilidad, ya sea por problemáticas económicas, psicológicas o víctimas de violencia de género.

– Lisa: Sarah llego aquí de voluntaria y con la idea de empezar su proyecto «Siente», trabajando con mujeres. Dentro de Pintar en Bolivia existe el proyecto Kallpa que significa «fuerza» en quechua. Cuando Sarah llegó con su idea, vimos que tenia conexión con nuestro proyecto «Kallpa«, que justamente se enfoca en el empoderamiento de la mujer. Sarah tenía la idea pero no tenía los contactos y yo sí, a través de mi O.N.G. ¿Cómo no ayudarla a Sarah? Si aquí en Bolivia la cultura colectiva y la conciencia de ayuda que existe es muy grande y eso a mí me permitió, también, en su momento poder seguir adelante con la O.N.G, que ya es legal hace más de un año.

– ¿Por que está enfocado a que sea dictado por mujeres ? ¿Por qué es importante un espacio como este para ellas ?

– Sarah: Cuando llegué me dí cuenta de que en muchos países de Latinoamérica había mucha diferencia entre las clases altas y bajas y muchos casos de machismo y desigualdad de género. Sabía que quería trabajar con mujeres y empoderamiento. En mi experiencia, enseñar lo que uno tiene o puede hacer es una forma muy fuerte de empoderarse, darnos cuenta de nuestro valor como seres humanos y estas mujeres son imprescindibles para realizar los talleres porque sólo ellas conocen los secretos locales de cómo preparar los platos típicos, a qué puesto ir en el mercado, dónde conseguir la mejor yuca, por ejemplo. Es increíble su sabiduría, son la auténtica experiencia boliviana ¡por eso tienen que ser esas mujeres! Y aparte del dinero, que es un bonus para ellas, se dan cuenta del valor de lo que saben. Algo que para ellas es básico (por ejemplo, cortar cebolla en su mano en vez de usar una tabla) para los turistas es totalmente nuevo. Poder enseñar algo nuevo a gente les da una sensación de auto-valorización, algo que a veces les falta si están en situaciones difíciles. Estos espacios son importantes porque también es un cambio de ambiente para las mujeres. Salen de su día a día para compartir sus habilidades y divertirse con un tipo de gente con quien rara vez se han comunicado antes en su vida. Muchas veces nos cuentan que se divirtieron mucho, que lo quieren repetir!

– Lisa: Hace años que estoy interesada en cómo empoderar mujeres, especialmente en un país como Bolivia donde yo veo que las mujeres que tienen muchos talentos, trabajan mucho para su familia y aún así les faltan al respeto. A su vez, tienen complicaciones económicas. La mujer vive para cocinar, limpiar, cuidar los niños y vender cosas, y ¿los varones? Muy ausentes y son así igual los jefes, se ponen borrachos cuando quieren, están con otras mujeres, etc. y todo esto lamentablemente lo aprenden también de sus mamás. Las mujeres no saben de lo que ellas son capaces, porque nunca lo han aprendido, por este motivo hacemos las charlas de inspiración ¡Las mujeres podemos ser lideres! Yo he empezado mi O.N.G ¿por qué las mujeres aquí, no? Tanto Siente como Kallpa son muy buenos porque ellas aquí son el centro y pueden mostrar sus cualidades, lo que pueden hacer y toda la atención aquí es para ellas. Cuando pueden cumplir ésto, ellas se sienten muy empoderadas y eso es lo mas que ganan, ¿la plata? ¡claro! pero lo que más ganan es ese sentimiento: ellas enseñándole algo a las otras personas, ellas son las cocineras, lo más importante. Entonces, lo positivo es lo social, lo económico y el empoderamiento.

Charlet y Vera en la cocina. Foto: Paula Colavitto

¿Cómo se acercan las mujeres a ustedes?

– Lisa: Con Kallpa trabajamos con diferentes centros. Casi ningún centro tiene apoyo profesional para el parte psicológico y es muy grave esto. Algunos centros abren sus puertas para la ayuda a las mujeres y las ayudan a buscar una casa y un trabajo que es muy importante pero también tenemos que empezar a pensar en lo que les pasa a ellas por dentro. Si ellas no se sienten poderosas nunca van a confiar y van a volver a los hombres por que aun creerán que dependen de ellos. Tienen que empezar a pensar que pueden ser independientes.

– Sarah: En Siente trabajamos mayormente con un grupo de mamás de chicos con cáncer del hospital público de Cochabamba. Estas mujeres no pueden trabajar así que la familia apenas tiene ingreso. Es una batalla sobrevivir y ademas están pasando por un momento emocional complicado por la condición de sus hijos. Trabajamos con otras mujeres también, que tienen problemas de salud y por eso no pueden trabajar, como es el caso de Elma una chef profesional que tiene artritis grave y por esta condición no puede tener un trabajo fijo. Estamos abiertos a trabajar con cualquier mujer que esté experimentando un momento difícil en sus vidas, ya sea económico, de salud, físico o psicológico. Lo que nos importa más es que tenga ganas, que esté motivada.

Elma, chef de Siente saluda a cámara. foto por: Mijail Orgaz

– Este es un proyecto orientado a turistas, la mayoría provenientes de Europa y Estados Unidos, no? ¿Cómo creen que se da la relación turistas- locales?

– Sarah: Si, Europa y EEUU. Aunque recién estamos viendo otro grupo de participantes, los bolivianos mismos, que nunca  aprendieron a cocinar platos tradicionales de su país. Es muy hermoso ver a ellos como turistas en su propio país. Pero mayormente EEUU y USA, y sí, eso es exactamente lo que pasa: desde cómo se visten y cómo actúan, son dos mundos distintos. Con la cocina, comienzan a interactuar y una verdadera conexión se forma entre los dos mundos. Aún cuando un turista no habla español, se conectan por pelar habas, por ejemplo. Somos todos humanos, no importan las cosas externas. Ahí se ve una cosa muy interesante: cuando dos grupos hacen una actividad juntos para alcanzar una meta, rompe barreras entra las identidades separadas de esos grupos. Crea una sensación de conexión. De hecho eso es algo que aprendí en mi carrera de psicología ¡y se está cumpliendo en la realidad en este proyecto! En los talleres de Siente los turistas aprenden de la cocina boliviana en un ambiente cómodo sin tener que ir a comer en el mercado, dónde se preocupan por sus estómagos, o dónde no se puede comer comida vegetariana. No tienen que salir de su zona de comfort para conocer algo autentico del país. Lo más lindo para mí es ver cómo interactúan los turistas con las mujeres locales – con un entendimiento tan humano. Se rompen barreras. Los dos mundos se unifican a través de una actividad y meta común: hacer un plato delicioso.

-¿Influye, un proyecto como el suyo, en el imaginario que cada uno tiene del otro,  sobre todo del turista hacia la mujer boliviana?

– Sarah: Los turistas tienden a tener un respeto muy alto para con la mujer. Los roles se ponen al revés. Muchas veces los turistas creen en los estereotipos de países subdesarrollados, creen que la gente es pobre, sin recursos y que deberían ayudarlos. Pero este proyecto nos muestra la riqueza que hay en estas culturas. Nos pone humildes y nos hace respetar y aprender de la fuerza y sabiduría de estas mujeres. Rompe estereotipos. Eso está muy bueno. Yo tengo una admiración enorme hacia estas mujeres, estoy aprendiendo mucho de ellas, de sus filosofías y forma de ser. Entonces, «Siente» no se trata tanto de ‘ayudar’ a gente en países subdesarrollados, porque esto quiere decir que no están bien y la verdad es que esto es juzgar su situación desde nuestros ojos pre-condicionados. A mí me importa conectar a la gente, conectar a los mundos, romper barreras, despertar a la gente, a su potencial y valor esencial como persona, como humana. Esto es el propósito de Siente.

– ¿Cómo hacen con la financiación del proyecto?

– Sarah: «Siente» se sustenta con el aporte de los participantes del taller de cocina. Pagan 75 Bs, parte va a la mujer que guía el taller, parte al O.N.G P.E.B (para comprar materiales para el arte terapia y para más talleres), parte al alquiler del espacio, porque alquilamos la cocina del hostel, y parte a los ingredientes. Es muy lindo que se auto-sustente. ¡Es una señal que estamos en un buen camino y que esto va a durar mucho !

La hija de Charlet bosteza, se la ve aburrida de esperar que su mamá termine de dictar el taller. Charlet no puede dejarla sola, ya que es paciente oncológico, necesita atención siempre y ella es la única de su familia que puede cuidarla. Charlet es una de las cocineras del proyecto, piezas fundamentales, sin dudas.

Charlet sonríe mientras cocina. Foto: Paula Colavitto

– ¿Cómo llegaste a Siente, Charlet?

– Charlet: Yo soy del trópico de Bolivia, nací allá, crecí allá y ahora estoy temporal en Cochabamba porque mi niña tiene leucemia y acá hago su tratamiento. Así, las mujeres del hospital, me contactaron con Sarah y Vera, la otra organizadora del proyecto.

Foto: Federico Moscosso

– ¿Es especial la comida para vos? ¿Qué se siente transladar tus conocimientos tan lejos?

– Charlet: Sí, es muy importante, yo cocino desde los 11 años. Para mí es muy interesante que conozcan como come la gente de Bolivia y de sus provincias, como Cochabamba, Santa cruz, Beni, el Pando que hicimos el mazako, igual del trópico que comemos el platano, la yuca, el pescado, entonces son las comidas típicas de cada lugar.

¿Considerás que es importante un proyecto como este para mujeres que se encuentren en situaciones de vulnerabilidad?

Me parece muy importante «Siente» porque ayuda y es bonito también conocer gente de otros lugares, escuchar la voz de ellos, como hablan, conocer de que país son, es interesante. Además algo nos dan de economía y no sólo eso, porque a veces las mujeres del hospital nos sentimos traumadas ahí adentro, en el oncológico, y ésto ambienta el lamento, levanta el ánimo.

 

Para conocer más sobre el proyecto «Siente» o  «Pintar en Bolivia» seguilos en intsagram: @sientecochabamba | @pintarenbolivia

No Comments

Post A Comment