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Seis años desde que Malvinas argentinas le dijo NO a los agroquímicos | Revista Colibri
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Seis años desde que Malvinas argentinas le dijo NO a los agroquímicos

Por Julieta Villamayor

Eli, una vecina de Malvinas Argentinas, Córdoba, en 2016 recibió una llamada telefónica de un hombre que le dijo que “se dejara de joder con Monsanto o iba a ser boleta”. Hacía años que luchaba en la Asamblea Malvinas Lucha Por La Vida contra la instalación de una planta procesadora del gigante de los transgénicos. Con miedo y la garganta cerrada, siguió adelante. El 3 de agosto de ese año, con el anuncio de que Monsanto se retiraba del lugar, ella y sus compañeres supieron que vencieron.

Foto: Asamblea Malvinas Lucha Por La Vida

El 1 de noviembre se cumplieron seis años desde que integrantes de la Asamblea Malvinas Lucha Por La Vida levantaron aquel acampe contra Monsanto, apostado sobre la ruta A88 en Córdoba. Funcionaban como un engranaje, cada persona tenía una tarea asignada y ese predio delimitado por un alambrado y una puerta de aluminio que los separaba de las estructuras de la empresa, empezó a teñirse de resistencia.

La multinacional, que actualmente pertenece a la farmacéutica alemana Bayer, abarca el mercado alimenticio; lo hace utilizando semillas transgénicas en sus cultivos. Además comprende el mercado de pesticidas a nivel mundial. 

En 2012 la empresa anunciaba su llegada a la localidad rural, ubicada a 16 kilómetros de Córdoba capital, desde ese momento un grupo de vecines se organizaron y empezaron a juntarse para hacerle frente. De a poco comenzaron a reunir voluntades y llegaron a ser 120 personas en la asamblea.

Foto: Julieta Villamayor

Les habitantes ya venían padeciendo las fumigaciones en campos cercanos a escuelas y viviendas y las consecuencias estaban a la vista: malformaciones, distintos tipos de cáncer, problemas respiratorios, entre otros. 

Al instalarse la planta procesadora, la población se vería perjudicada por la contaminación del aire y de las napas de agua, producida por el tratamiento de 150 mil toneladas de maíz transgénico con aproximadamente 350 mil litros de agroquímicos. 

Al año siguiente de haber conformado la asamblea, organizaron el Festival Primavera Sin Monsanto, que se realizó el 18 de septiembre de 2013 y dio origen al bloqueo de los materiales y al acampe. De esta manera, pusieron el cuerpo para evitar que se siguiera construyendo la planta de semillas.

El acampe duró más de tres años. Durante ese tiempo sufrieron hostigamiento por parte de las fuerzas de seguridad del Estado y por patotas sindicales. En reiteradas ocasiones les violentaron con piedras y armas, hasta les destruyeron sus pertenencias y herramientas de trabajo.

Foto: Redes de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida- línea fundadora

 

Mientras tanto, los gobiernos municipales y provinciales de Córdoba otorgaron permisos de manera irregular para la construcción, incumpliendo la Ley General del Ambiente 25.675, que prevé la realización de mecanismos de participación ciudadana y estudio de Impacto Ambiental previo a la autorización del proyecto.

En julio la asamblea cumplió diez años de existencia y, como cada aniversario, realizaron un evento en conmemoración en el ex predio de Monsanto. Ariel, integrante de la asamblea Malvinas lucha por la vida, expresó con los ojos achinados de felicidad, que fue realmente emocionante mirar para atrás y que no hubiera nada de lo que empezaron a construir ahí.

Sin embargo, el asambleísta sostuvo que siempre están vigilando el lugar como guardianes: están alertas ya que tienen la sospecha de que se vuelva a instalar alguna empresa contaminante. Según dijo, se corría la voz en el pueblo de que podía ser Porta Hermanos, fabricantes de bioetanol, que utilizan el mismo maíz transgénico de Monsanto. 

San Antonio, una ciudad vecina, pelea desde hace diez años contra Porta Hermanos y formaron la organización VUDAS, Vecinxs Unidxs en Defensa de un Ambiente Sano. La asamblea Malvinas lucha por la vida acompaña en la resistencia.

Durante este tiempo se han tejido nexos entre las distintas organizaciones medioambientales de Córdoba, como también la agrupación de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo, para apoyarse mutuamente. Entre algunas de las acciones de lucha, se conformó una multisectorial que nucleó a más de sesenta organizaciones bajo la consigna de “Cordobazo Ambiental”. 

 

A principios de agosto se movilizaron a los tribunales de Córdoba en defensa de la tierra con el lema “basta de ecocidio” exigiendo justicia por los cientos de casos cajoneados. Los desmontes están provocando que los ríos se extingan y las tierras ardan en fuego a lo largo y ancho de toda la provincia.

 

Foto: Redes de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida- línea fundadora

 

Mientras tanto, desde el municipio quieren que dejen de insistir con la causa Monsanto porque consideran que es algo del pasado; incluso ex asambleístas opinan lo mismo. Por el contrario, quienes actualmente integran la asamblea, sostienen que no hay que olvidarlo jamás porque un pueblo sin memoria puede volver a cometer los mismos errores y nunca más van a permitir que quieran acallarles.

Actualmente la asamblea tiene alrededor de doce integrantes que están en la organización. Pese a eso, siguen adelante con actividades de visibilización. En septiembre de 2021 colocaron una escultura en la plaza de la segunda sección en conmemoración a todas las personas que pusieron el cuerpo en esta lucha. 

Su objetivo es mantener activa la memoria colectiva para recordar la fuerza que tiene el pueblo unido y que nadie va a volver a quitarles sus derechos. Además, tienen un proyecto que consta de hacer una réplica de la escultura a gran escala en el ex predio.

Paola, vecina perteneciente a la asamblea, dijo que al comienzo no se sabía mucho acerca de la multinacional, pero “circulaba la información entre vecinos sobre una empresa que era mala para el medioambiente”. 

Ella tenía una despensa en Malvinas y en contacto con otra vecina se acercaron a la segunda reunión. Desde ese momento se empezó a involucrar, a ir a marchas y a repartir panfletos para informar a todo el pueblo acerca del mal que provocaría la instalación de la planta.

Les vecines y las personas autoconvocadas se plantaban y se hacían oír de distintas formas y para eso debieron informarse e inmiscuirse en ámbitos jurídicos, sociales y científicos para tener las herramientas necesarias para pelear.

Foto: Redes de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida- línea fundadora

 

Durante el bloqueo durmieron en carpas, desafiando los fuertes vientos, el frío y la lluvia. Permanecieron sin agua y sin luz, sosteniéndose gracias a la fuerza colectiva y con el apoyo de distintas personas que se acercaban desde otras provincias, e incluso de otros países. También se sumaron a la lucha figuras públicas como Norita Cortiñas y Manu Chao, entre otros.

Llegado el momento, al dimensionar que la resistencia tenía para rato, construyeron refugios de barro y adobe en donde dormían por turnos mientras otres hacían guardias por las noches. También construyeron una casilla de material con una habitación para que siempre se quedara alguien.

Eli, asambleísta, recordó los difíciles momentos que tuvo que enfrentar en las tantas represiones que sufrieron: “fue mi primera experiencia de ese tipo con la policía”; se encontró frente a los uniformados con armas y ella no tenía nada para defenderse.

Ella, como otres integrantes de la asamblea, fue perseguida en reiteradas oportunidades por autos sin patente que custodiaban sus movimientos durante los años en que estaban en pleno auge de la pelea con la empresa de agroquímicos. 

Afortunadamente, en agosto de 2016, la empresa informó que se retiraba de la localidad que en ese momento contaba con 12 mil habitantes. El pueblo había ganado esta batalla, habían vencido a Monsanto, el gigante de los agroquímicos. Un mes después, un grupo de ingenieros con autorización estatal, desarmó las estructuras.

Sin embargo, les asambleístas se fueron del predio el 1 de noviembre de ese año, con la seguridad de que no iban a volver y con el orgullo en el pecho de saber que valió la pena tanto esfuerzo.

 

Julieta Villamayor es Licenciada en Comunicación Social (UNLP). Nómade, viaja por Argentina en busca de historias. Se especializa en periodismo ambiental y todo lo que tenga que ver con la defensa del territorio para habitar una vida digna.


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