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Espacios para imaginar un futuro - Entrevista a Analía Slonimsky | Revista Colibri
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Espacios para imaginar un futuro – Entrevista a Analía Slonimsky

Conectades, entrevistas de cuarentena
Edición #22 Analía Slonimsky
Colaboración de Luciana Capriotti
Por Colectiva Colibrí

En el marco del ciclo Conectades, Analía Slonimsky, bailarina y gestora cultural en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,  co-directora de Movaq (estudio aquelarre) e integrante de ESCENA (Espacios Escénicos Autonomos) fue invitada a conversar sobre la situación del sector cultural en tiempos de pandemia, un momento donde prima la Emergencia cultural de un sector históricamente invisibilizado y precarizado. Luciana Capriotti, quien realizó la entrevista, es artista multidisciplinaria y comunicadora.

-¿Como estas viviendo este contexto?

Te cuento como estoy como artista del movimiento, que es un poco mi línea. Es muy difícil todo, es resignificar todo sin el contacto, sin el encuentro, sin el abrazo y eso trasciende al arte del movimiento, nos pasa a todes, lo charlamos un montón en escena en nuestras asambleas virtuales. Tenemos mucha necesidad y ganas de volver a habitar los espacios, de volver a habitar nuestras comunidades. Así que acá, en estado de resistencia.

-¿Qué es escena?, ¿Cuándo nació?, ¿desde qué perspectivas nace?

Escena es una agrupación de espacios escénicos autónomos, en principio, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Con mucha intención y permeabilidad constante con el resto del territorio del país y, sobre todo, de países limítrofes, también con la perspectiva de arte latinoamericano. Por la precariedad y la diversidad también, la precariedad como algo negativo y la diversidad como algo constituido como un valor agregado que tiene con otras formas de producir con otros recursos en otras partes del mundo.

Surge hace diez años, de hecho, el festival de escena de este año celebra diez años de la agrupación, diez años de este colectivo de esta grupalidad que comulga espacios escénicos. Se está gestando con la comisión festival que siempre es muy creativa y en resonancia lo que va pasando según las problemáticas y la coyuntura de cada año. Nos toca en pandemia esta vez y ver como resignificamos los modos de producción.

También nos dimos cuenta con la virtualidad que no sólo son espacios físicos, si bien nuestras salas, nuestros teatros son espacios físicos muy amorosos, donde se gesta, se entrena, se investiga las artes escénicas en general que después eso se prolifera a los circuitos oficiales y comerciales. Pero las cocinitas son los espacios independientes, además de esos espacios fisicos, tambien ahora son todo lo que podemos hacer en organización en red y en encontrar otros modos de producción, trasciende un poquito las paredes, entonces eso un poco lo terminamos de entender “gracias” a la virtualidad entre muchas comillas (risas).

La pandemia hizo crecer la red, éramos casi la mitad antes de este contexto. Creo que es un poco fiel a cómo surge la agrupación hace diez años y un poco fue en este sentido, todos sabemos que la cultura y los espacios de esta ciudad se dividen en pre y post cromañón, ¿no? la tragedia hizo que las legislaciones sean diferentes y fue tan fuerte la tragedia que nos afectó a todes les que recibimos público. Entonces para poder empezar a entrar en diálogo con el Estado y entender cómo es realmente la legislación y proteger nuestros espacios porque realmente había una forma de clausura desmedida sin ningún tipo de regulación, entonces nosotres dijimos empecemos a juntarnos y a informarnos. Empecemos a dialogar con la agencia gubernamental de control y con los inspectores de nocturnidad porque necesitamos que todes sepamos la ley y así empezamos, levantando clausuras. De esa misma manera es como nos estamos tomando los protocolos hoy y nos dimos cuenta de que estando organizades, pertenecemos a una comunidad que tiene una diversidad de producción muy grande en formas y en estéticas y que eso es un valor agregado.


-Que rico eso y también pensando como su propio nombre lo sostiene como esto de la autonomía, sostiene que en la diversidad se puede construir sin la necesidad de homogeneizar. Lo mismo algo que tiene que ver con la triada mágica de arte, política y cultura. Si entras a la página de escena, esas tres patas están ahí. Hay una suerte de cooperativismo de estar donde hay que estar, de acompañar y luchar, de empezar a comprender colectivamente cosas que individualmente nos resultan muy difíciles de entender, ¿Cómo es la dinámica orgánica?

Sí, definitivamente es una triada que todo el tiempo la estamos tratando de habitar y pensar  y construir y esas son las bases de esta grupalidad. Escena está organizada como cualquier agrupación colectiva y nos comunicamos a través de chats y asambleas obviamente que todo este año las asambleas las sostuvimos de forma virtual, según la urgencia y la premura de los temas a veces son mensuales, a veces son quincenales, a veces diarias, ¡JaJa!

Nos declaramos en emergencia cultural entonces el trabajo de militancia fue muy intenso y diverso, nos organizamos en comisiones, hay algunas que son fijas y otras que se van formando en relación a los temas, las urgencias y la necesidad de diálogo con las instituciones y el Estado. Vamos haciendo estrategias de organicidad para tratar de cubrir la mayor cantidad de frentes posibles.

-¿Qué datos arrojó el relevamiento de espacios que hicieron para la campaña de Emergencia Cultural?, qué demandas se hace al Estado y cuales han sido las respuestas?

El relevamiento super rico lo hicieron Sabri Cassini, socióloga, y otras compas para y con Escena y hacia la comunidad. Ese material obtuvimos y después cada comisión según su problemática fue haciendo encuestas para poder dar cuenta de cuántos espacios, cuantas son las dificultades, de cuantos trabajadores dependen de los espacios.

Nuestros espacios crean comunidades entre docentes, público, gestores, programadores, iluminadores, etcétera y así como en el circuito comercial u oficial hay una diversidad de áreas delimitada y muy profunda, también existe eso en nuestros espacios con sus características y sosteniendo la precariedad. Somos una comunidad bastante grande y creo que la ciudad en particular tiene esa característica de  la cantidad y la diversidad de producir cultura a través de la escena, que es realmente muy identitaria de nuestra ciudad en relación al resto del mundo. En esta ciudad habitan artistas de todo el país y enriquecen. No tiene que ver con la porteñidad, sino con que esta ciudad congrega esa diversidad.

-Ese relevamiento, ¿lo tuvieron que hacer de cero o hubieron elementos de otros estudios del Estado?

Hay sectores que no están identificados para nada hay otros que sí. Entonces se constituyó el frente de la danza que, realmente, el 70% de los trabajadores de la danza que no están registrados en ningún lado. Entonces de repente empieza a aparecer una comunidad que está precarizada de lo precarizado, imaginate, porque ni siquiera nombrada. Entonces, primero nombramos, saber cómo somos y para eso fue fundamental el trabajo de que haya más salas agrupadas a Escena.

Esos relevamientos nos hicieron dar cuenta de un montón de cosas, primero estábamos en shock de tener que cerrar el espacio donde trabajamos. Es nuestra fuente de trabajo, de investigación, de estímulo, están tus alumnes, tus colegas. Después hacer esos relevamientos que faltaban, que no estaban regulados, que no sabíamos quiénes éramos. Ahí nos dimos cuenta de que claramente el sector está en emergencia, porque por más que salga la vacuna, mañana hay algo de lo intangible de la producción de nuestros espacios que tiene que declararse en emergencia  para cuidar al sector.

En ese sentido estamos en diálogo permanente con las autoridades, tomando líneas bastante claras con las autoridades de la nación y también con ciudad, que son los actores que nos legislan los protocolos y el espacio habitado por la agrupación. También, obviamente, con todas las agrupaciones de espacios, de profesores y ahora del frente de la danza y arte, los profes de teatro agrupades, siempre en diálogo permanente y en particular desde Escena como una grupalidad.

-Se trajo a discusión de qué es esencial o no, qué lugar se le da a la construcción del capital simbólico que es parte activa y nodal de nuestra cultura y que sin embargo, como mencionabas, hay muchos espacios que por sus características no tienen nucleamiento. Se ve mucho en esto de los subsidios que quizás bueno, los que estaban nucleado en pro-teatro tuvieron algo, quienes estaban en los organismos de la música, de la danza, pero hay muchos espacios que quedaron fuera de eso, que no recibieron nada y que incluso hasta se contraponía con esto que no podían cobrar el IFE.

Sí. Pedimos que el IFE no sea excluyente porque así como hay diversidad de construcciones, hay diversidad de necesidades y creo que declarar al sector en emergencia es la medida más urgente y que podría llegar a dar cuenta de que realmente no alcanza. Que un subsidio no puede ser excluyente de otro, que hay muchos espacios que cerraron y que hay muchos que peligramos también. Hay un minuto a minuto de los protocolos que van mutando que por supuesto no hay intención de los espacios de una inconsciencia o de abrir a toda costa.

El eje central es que son nuestros espacios de sustento pero que no hay una intención de lucrar con eso en detrimento de la salud de nadie, nosotros no tenemos clientes, tenemos comunidad. Se construye comunidad en nuestros espacios y esto es esencial: construir solidaridad, sensibilidad, autocuidado. En todas las actividades del teatro, la música y la danza, la investigación que sucede en nuestros espacios generan eso y defensas, inmunodefensas. Desde ese lugar, el arte y la cultura es absolutamente esencial, no hay alternativa.

 

– Empezó a circular el permiso para realizar actividades al aire libre, y se empezó a cuestionar esta actitud del Estado de “sí, los dejo, hagan” sino, qué tanto invierte el Estado para cuidar. ¿Qué estuvieron charlando al rededor de este protocolo?

Yo sueño con protocolos. Es una situación bastante angustiante por momentos porque a veces no sabemos como actuar. Por momentos estamos pensando si estamos siendo imprudentes, o condescendientes. Es muy difícil porque no hay ningún protocolo que realmente se ocupe de identificar de qué se trata nuestra actividad.

La comunidad que habita nuestro espacios es la que tiene que dar cuenta de cómo es la forma de cuidarse. Está todo esto de espacios al aire libre pero esto no regula ni salva nuestra actividad, no tiene mucho que ver con el nodo central de nuestra actividad. No es que afloja o drena la situación de emergencia. Lo de arte en espacios abiertos no nos está hablando a nosotres directamente. 

-Ante un sector invisibilizado, si el Estado no se preocupó por saber quienes ocupan estos sectores, mucho menos va a saber como hablarle en ese momento. Lo que no se hizo antes desde una precarización histórica, mucho menos se va a hacer en un momento de crisis. Necesitamos políticas sumamente integrales que además nos reconozcan como trabajadores de la cultura. No se reconoce como suma al sentido social, a enlazar comunidad… Es un montón.

Nos apasiona y es nuestra forma de vida. Es ideológico. No es que si pudieramos salir de la producción independiente, hariamos otra cosa. Creemos realmente que este es el modo que queremos hacer las cosas.

-Y todo se ampara en nuestro amor al arte para precarizar este sector.

Ahí es donde es ideológico. Porque tu trabajo te tiene que desagradar, tiene que ser algo de sacrificio para que valga la pena. Y me parece que el rol del arte y de quienes trabajamos en esto, sí, tu trabajo tu puede apasionar, sí, tu trabajo lleva mucho tiempo, es muy costoso, y también te puede apasionar. Y no por eso tenés que dejar de cobrarlo, que no esté regulado, no tenido en cuenta. 

La adaptabilidad de nuestros modos, esto de que tiene que ser de una sola manera, le quita la heterogeneidad.

-¿Hubo algún momento de negociación, si es que se puede llamar así en el sentido de la bilateralidad, con el Estado?

Hasta ahora, con la contundencia que es necesaria, no. Hay que declarar el sector está en emergencia, porque aunque salga mañana la vacuna, el sector está en emergencia de manera estructural. Hay que pensar en estrategias a largo plazo. No hay fórmulas mágicas. 

El diálogo está, la intención de diálogo está habilitada, pero las soluciones no llegaron todavía. Nosotras contamos cuales son las necesidades concretas del sector y estamos trabajando en comisiones para entender qué somos y qué políticas de cuidado necesitamos para poder seguir existiendo y no tener que cerrar. Muchos espacios los alquilamos y después de siete meses se hace insostenible. Por más que podamos hacer una función en el patio.

-Ante este panorama triste de los espacios vacíos, sin la comunidad que te da vida, también hay un montón de creatividad y si hay algo que no nos falta es ese latir colectivo. Los espacios no son sólo las paredes que los encierran sino que donde hay latir y sentir, hay arte y cultura. Quería que nos cuentes un poco sobre estas poéticas para pensar el futuro que vienen impulsando que son dispositivos para poder enlazarnos con otros espacios que están en la misma, también disputando desde lo que amamos hacer, que es performatear, generar belleza rebelde. Contanos un poco de esa magia.

Mientras hablamos, el chat de las postas de escena no para. Encontrar ese lugar es vital, es esencial. Todo lo que podamos hacer mientras nos cuidamos para que no muera nuestra creatividad ni la de nuestras comunidades. Es vital. No podemos entrar en nuestras salas, bueno, salgamos a la vereda.

En principio fue MU La Vaca, que estuvo haciendo unas postas sanitarias con Susy Shock con una poética muy contundente y que contagia. Las pibas de MU lo abrieron a la colectiva y siempre pasa un poco de esto. Cuando algo te hace sentido, enseguida va la grupalidad y cada espacio le agrega cosas, entonces, en escena, se va proliferando esa propuesta que llega. Esa propuesta escnénica, poética y abstracta, pregna muy fácil porque estamos necesitando la alimentación de eso.

Estamos hace dos meses, cada domingo, habitando las veredas de los espacios. Se dio en otras ciudades como La Plata, Santa Fé. Surge con la necesidad de que acá hay un espacio para imaginar un futuro. Y fue muy fuerte, después de tener asambleas y de abarcar esta situación tan angustiante, decir “che, necesito a mis compas”. Aunque sea en la vereda, con barbijos, es un rescate muy vital y fundamental. También resonar con la gente del barrio, con artistas independientes que hace siete meses que no se suben al escenario, preguntando si pueden acercarse a la próxima POSTA. Hay una forma de comunicarse que es a través del cuerpo, nosotres creemos que la escena es un espacio vital que alquimiza al ser humano. No es un espacio donde alguien muestra algo lindo, sino que es un espacio donde realmente pasa algo. 

Estamos tratando de anunciar cuando va a ser la próxima, para que les artistas puedan acercarse. Ahora tenemos micrófono abierto todos los domingos, para la danza, la música, la poesía, el teatro y otras expresiones artísticas. El próximo es en el Páramo cultural, del barrio porteño de Boedo. Lo lindo de los espacios es que están desperdigados por toda la ciudad, por lo que tienen la identidad de cada barrio.

-Es dificil hoy pensar el futuro y poder decir este es un espacio de encuentro y el futuro se piensa desde la acción, desde la práctica. Me parece súper solidario y hermoso que se abra a otros espacios que no conforman escena. Nosotres desde la Casa Cultural Víctor Jara lo hicimos y fue hermoso, agradecemos un montón poder purgar nuestra creatividad colectiva. Que no se quede todo en la denuncia que a veces es difícil salir de ahí porque hay mucho que denunciar, pero no perder la esencia de nuestro ser creativo, de nuestro ser esencialmente artístico. ¿De qué se trata esto que están haciendo en Radio Tríbice de escena en el aire?

Tiene que ver con esto del equilibrio de la denuncia y no perder la esencia. En esta columna de opinión, la esencia tiene que ver con eso, de poder tratar desde un lugar sensible, poético, desde un lugar de apertura, temáticas del sector que son intrínsecas e indispensables, sin perder la magia. De eso se trata la vida y nuestros espacios son cocinas de magia. Y no lo digo como algo especial, sino esencial. Y poder tener un espacio para poder comunicar eso me parece fundamental. Estamos súper agradecidas con ese espacio radial y con las compas que lo están rastreando y nos convocan a ir. Las compas que están sosteniendo ese espacio. 

-Después pensaron, ¿qué pasaría si esto siguiera durante diez años? Y de ahí surgió el festival “Si esto pasara en diez años”. 

Esto pasa porque la comisión del festival es bastante punkie, y se puso a pensar qué pasaría si esto durase diez años. Salimos a convocar y todes, minuto a minuto, preguntarnos cómo construir un festival que no sabes si va a ser virtual, presencial. Preguntarnos, ¿cómo podemos festejar en este contexto? Es poner en jaque esta situación de esperar el protocolo de la semana que viene, para que surjan miles de posibilidades desde cada elenco, cada espacio artístico dé una respuesta. El festival escena siempre tuvo algo de reaccionario. No podía ser menor. A mí me llenó de preguntas. Si pienso en certezas, no se me ocurre ninguna.

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