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Avanza la vacunación de promotores territoriales en la Villa 20 | Revista Colibri
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Avanza la vacunación de promotores territoriales en la Villa 20

Por Agustina Verdi

En junio inició la vacunación en barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires y, frente a tantas negativas que trajo la pandemia, las organizaciones sociales festejan el logro. 

El contexto profundizó la desigualdad, los sectores más golpeados siempre son los más vulnerados y, en este contexto de crisis, fueron también quienes brindaron contención y ayuda. En los barrios populares de la ciudad, vecines y organizaciones barriales organizaron ollas populares y comedores para atender la demanda más urgente: el hambre. 

El sector más golpeado son las mujeres y disidencias, las que protagonizan y gestionan las ollas populares y comedores, quienes acercan a les vecines los dispositivos de cuidado y prevención frente al virus y también frente a la violencia machista que el confinamiento acentuó. Pero más allá de que quede mucho por disputar, la llegada de las vacunas da tranquilidad y un respiro por un rato a las trabajadoras territoriales.

A más de un año de la pandemia, los comedores donde se organizan ollas populares pudieron implementar criterios de cuidado para sostener el espacio y correr la menor cantidad de riesgos desde el momento que se elabora un plato de comida hasta que sale y llega caliente a las manos del vecine. Barbijo y máscara para las cocineras, guantes y delantales especiales como criterio de seguridad. En el comedor del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) que se encuentra en la Villa 20 de Lugano, se redujo el espacio a ocho comensales por turno para evitar posibles contagios por falta de distancia. 

 “Si nos contagiamos en el comedor va a haber que cerrarlo y no se puede, hay muchas personas con hambre que cuentan con nosotres para cubrir al menos una comida al día”, afirma Delma Challaca, coordinadora del FOL en la Villa 20, Lugano, a Revista Colibrí.

Llegan las vacunas

Aunque el barrio realizó paro y movilizaciones desde los primeros meses de la pandemia, sólo en junio comenzó el plan de vacunación. Entre sus habitantes, la enfermedad provocó muchas muertes, como la de Teodora Olloa, cocinera de la Villa 31 y de Lourdes Huarachi, militante popular, cocinera del comedor y merendero comunitario del Movimiento Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) en Villa 20 de Lugano, que también falleció por Covid-19. Pero el trabajo territorial que realizaban en el barrio no fue considerado formalmente esencial hasta que las organizaciones lograron una reunión con  el Ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. Paro y movilización mediante, también les promotores de Salud y Género fueron considerados como esenciales.

Ellas son las que están en la primera línea de riesgo, las más expuestas, porque son quienes se involucran con las personas aisladas que necesitan alimento u otros tipos de ayuda.

“Da mucha tranquilidad ver a las compañeras vacunadas”, cuenta Delma a Revista Colibrí. El caso de Ramona Medina -referente de La Poderosa que denunció la falta de agua en la villa 31 al inicio de la pandemia y falleció por Covid-19- se viralizó y llegó a muchísimas personas, pero no es el único caso, hubo más muertes silenciosas e igual de dolorosas.

Los protocolos se mantienen, las medidas de cuidado no disminuyen porque aún falta vacunar a muches. Contagiar a alguien que no esté vacunado es el mayor peligro. Además del barbijo y la mascarilla para las cocineras, toda la organización evita el contacto estrecho. Están suspendidas las asambleas barriales, solo hay reuniones de coordinación general y la información a les vecines se transmite por WhatsApp. Una vez al mes, se testean obligatoriamente todes les trabajadores del FOL como medida de prevención, mientras que el espacio de salud también instruye y brinda información sobre la vacunación, destierran mitos y noticias falsas que circulan e implantan miedo y temor por la vacuna a les vecines.

La lucha continúa

Es un alivio que se esté avanzando en la vacunación, sin embargo, Delma cuenta que deben continuar el llamado de atención al gobierno porque sino “relajan” las medidas de cuidado para el barrio y es así en este momento están faltando elementos de trabajo para las cocineras y los kit de limpieza para higienizar los comedores. “Les pedimos a las compañeras que las que puedan traigan guantes porque son 10 cocineras por turno, 40 pares de guantes por día… para el comedor implica un gasto que no podemos cubrir”, comenta la coordinadora de la Villa 20.

También deben hacer el trabajo diario de revisar la mercadería que les envían porque más de una vez llegó carne podrida, pan con cucarachas y otras cosas en mal estado. Además, según la vocera de la organización, otras faltas del gobierno incluyen  suspensión del cobro del IFE y reducción de planes sociales como el Potenciar Trabajo por la inflación.

A más de un año del aislamiento por la pandemia de Covid-19, la situación social general se empobreció en el país: según datos del INDEC, hay 19.2 millones de pobres de los cuales, 4,5 son indigentes y, del total, el 57,7% son niñes y adolescentes. En CABA, según el informe de Ocupaciones e Ingresos del área de estadística y censo de la ciudad, el 10,1% de las personas se encuentra desempleada, aumentando 0,9 puntos las cifras porcentuales de un año atrás.

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