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Contención compañera en tiempos de incertidumbre - Entrevista a la Red de psicologues feministas | Revista Colibri
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Contención compañera en tiempos de incertidumbre – Entrevista a la Red de psicologues feministas

Por Carla Peverelli y Alana Rodriguez

Fotografía de Julieta Bedoya

 

Antonella D’alessio es psicóloga, co-fundadora y coordinadora del área de prensa y comunicación de la Red de Psicólogxs Feministas. También es docente en introducción a los estudios de género en Facultad de psicología UBA.

En diálogo con Revista Colibrí en Conectades, se refirió a la importancia de la contención en momentos de crisis, la situación de salud mental en Argentina y la importancia de la perspectiva feminista en la psicología.

-Antes de arrancar con las preguntas nos gustaria saber cómo estás pasando la situación de aislamiento, aunque sabemos que en muchas partes del país ya estamos en fases más avanzadas, todavía seguimos en cuarentena.

Estresada, con mucho trabajo. Para quienes laburamos en salud mental es una situación compleja porque es mucho  lo que le pasa a la gente y es mucho para nosotres también con lo que tenemos que trabajar, porque a diferencia de otras situaciones que la gente nos puede traer a terapia, esto es algo que nos afecta a todes.  Así que bueno, tratando de hacer lo que podemos.

-¿Cómo surgió la red de psicologues feministas y a partir de qué necesidad?, ¿hubo un crecimiento en cuanto a la demanda de psicologues con perspectiva de género a partir del crecimiento del movimiento feminista?

La red nace en mayo de 2016, se venía cocinando desde un par de meses antes, porque eramos un grupo de psicologues trabajando en la asamblea de Villa Urquiza para sobrevivientes de abuso sexual. A partir de que empezamos a reunirnos en ése lugar y brindar asistencia y contención a las personas que se acercaban, muchas de estas personas y quienes militaban en la asamblea nos empezaban a preguntar si conocíamos psicologues feministas en diferentes puntos de la ciudad y del gran Bs. As.

La realidad es que no conocíamos a tantas personas y llegó un momento en  que decidimos armar una red porque nos dimos cuenta que claramente la sociedad lo necesitaba. Ya veníamos con una mirada muy crítica hacia nuestra formación, en ese momento la carrera de la UBA carecía de perspectiva de género, yo sé que ahora hay algunas materias que han incorporado la perspectiva y tengo el orgullo y el honor de ser parte del equipo de la única materia feminista de la carrera que es «Introducción a los estudios de género», pero es una materia optativa, así que básicamente pasamos por ahí quienes queremos y nos dan los horarios. No hay una intención desde la facultad que la perspectiva de género sea transversal a toda la carrera.

Entonces bueno, nos encontramos en este espacio de militancia habiendo hecho cursos y talleres que aparecían, que no era tanta la oferta como hay hoy, y a partir de ahí conformamos la red, armamos una pagina en facebook (la red social de aquel momento, ¡Ja,Ja!) y a las tres semanas ya teníamos como 5.000 personas que nos seguían, el crecimiento era exponencial.

Empezamos a hacer convocatorias de profesionales, muches de nosotres atravesades por experiencias de militancia, por experiencia del primer «Ni una menos»,  sentíamos mucha necesidad de poder unir la militancia con nuestra profesión pensando en lo esencial que es poder tener esta perspectiva trabajando con la psiquis humana porque hay algo que es muy cierto, que lo dice Buttler, que es que «no hay identidad sin género» y si no podemos ver eso y no podemos ver la desigualdades, las violencias, las opresiones y la discriminación a las que ciertos grupos de gente están expuestas simplemente por ser y por existir, entonces no estamos viendo un montón y no podemos abordar un montón de padecimientos. Si no tenemos esta perspectiva, aquello que debería generar salud genera enfermedad padecimientos o malestares.

Eramos seis en ese momento y hoy somos mas de 250 personas y seguimos ampliándonos para garantizar que haya espacios seguros y de contención sobre todo lo que nos pasa.

Fotografía de Vale Rotman

-¿Existe algún tipo de capacitación para les que se suman?

Sí, hacemos capacitaciones para las personas que entran en las temáticas base: «Violencia de género», «Abuso sexual en la infancia», «Interrupción legal del embarazo», «Diversidad y disidencia» y «Masculinidades», y ahora se está sumando maternidades. Se dan las capacitaciones a quiénes ingresan y al plantel de voluntaries que nos ayudan en los distintos departamentos de este proyecto que es gigante. Se nos está presentando la necesidad de ser una ONG, una emoción, mucho orgullo pero también mucho trabajo para construir todo esto y mucho trabajo por amor a este espacio.

-El machismo y el patriarcado sientan bases en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana y en los oficios o trabajos que realizamos, ¿en qué aspectos se manifiesta dentro de la psicología? 

Mirá, hay una perspectiva que la carrera de la UBA tiene, que es muy freudiana, que es una perspectiva psicoanalista muy atada a Freud y a Lacán, que no nos permite muchas veces incorporar experiencias de psicoanalistas locales, latinoamericanes, contemporanies.  Existen teóricas criticas de aquellas teorías, a ver: Freud hizo lo que pudo, no vamos a ponernos odiarlo, hizo lo que pudo con las herramientas que tenía. Somos críticas sí,  pero sin llegar a decir que no sabía nada o que era un machirulo, porque claro, era preso de su época.

Hoy hay psicoanálisis diversos, muchos asociados a la teroría queer y a la teoría feminista que tratan de pensar las consignas desde otro lugar. Por ejemplo, esto de «la envidia del pene», la castración y toda esta cuestión de que no somos tan humanas. Esto habla del androcentrismo en la ciencia y entonces es necesario tener una mirada que diga: «Bueno, puede ser que no sea tan así». Hoy, a partir de los aportes de los estudios de género, de los estudios queer, trans, etc, podemos pensar que quizás en vez de ser envidia del pene haya sido una situación de incomodidad hacia el ver los derechos que los varones tenían y que las mujeres no. Esta sensación de desigualdad tiene más lógica pensarla, ¿no?. Hay un malestar producto de que somos ciudadanas de segunda.

Lo que se intenta hacer entonces, es pensar estas teorías más viejas a la luz de los aportes que se sumaron a parir de la segunda ola del feminismo, que son aportes muy valiosos. Dejar esos aportes por fuera de las teorías que hablan de lo humano es negligente. Tenemos que incorporar todos los estudios que vengan de sectores específicos, no sólo para trabajar el androcentrismo, el sexismo o  el cis-sexismo en las teorías sino une misme también, porque todes fuimos formades en una sociedad patriarcal entonces todes tenemos la posibilidad de cometer errores a la hora de pensar lo qué le esta pasando a ésta persona que me está contando un padecimiento o que me trae un trauma.

Sin estos aportes la atención queda corta y hay un motón que no podemos ver y con ellos hay un montón que sí podemos ver y «oler», a veces podemos «olfatear» el comienzo de una relación violenta, por ejemplo, porque reconocemos cuáles son los elementos de manipulación o de violencia psicológica o sabemos lo que es la violencia económica, entonces poder tener esos aportes nuevos es bueno.

-La pandemia nos afectó no sólo de forma económica sino también a nuestra salud mental, ¿cuáles son las herramientas con las que contamos para acudir a ayuda?

Al principio de la pandemia armamos un dispositivo de consulta única para personas que se sienten saturadas, si te sentís con mucha angustia, mucha ansiedad, comunicate y lo más rápido posible vamos a darte un espacio para que puedas hablar de lo que te pasa. Todas las consultas que nos quieran hacer que tengan que ver con atención se ejecutan vía e-mail  a [email protected]. A partir de las primeras consultas sucede que  muchas personas comienzan terapia casi siempre.

Estamos recibiendo muchas consultas de atención este último tiempo porque la verdad que la gente lo necesita, necesita un espacio donde poder hacer una «descarga saludable» y tener profesionales  con perspectiva de género pero también de humanidad, de empatía, de ponernos en el lugar de la otra persona, de poder trabajar con el padecimiento sin creer que nos las sabemos todas. Porque hay una posición muy criticada en la comunidad que tiene que ver con cierto tipo de terapeuta, generalmente psicoanalista, que tiene como un aire de superioridad o de soberbia, que te dice lo que tenés que hacer.

Necesitamos poner en palabras todo este malestar porque sino lo hacemos se acumula, y todo lo que se acumula genera después malestares y padecimientos mayores. Personas que sienten que no lo pueden manejar, escríbannos, pero también aconsejamos que  armen una red alrededor suyo. La salud mental no se resume a una sesión de terapia, creemos que este es un buen momento para también colectivizar recursos. Pedí ayuda en la medida que sientas que la necesitás y que está dentro de tu universo de posibilidades, porque para muches empezar terapia es muy complejo, muy difícil.

Es un desafío hablarle a una persona que no conozco sobre mis intimidades, claro que  eso genera miedo e inseguridades y eso es uno de los motivos por los que la red existe: para asegurar que la persona del otro lado te va a escuchar, te va a entender, y te va a respetar, que es de lo más importante que muchas veces se da por hecho y luego no ocurre. Mucha gente nos contó de experiencias previas negativas en terapia, que les  revictimizaron, o patologizaron una identidad no cis o una orientación sexual. Muchas personas  han encontrado violencia en consultorios terapéuticos y eso nos parece que es de una gravedad enorme, no podemos permitir que eso suceda.

Nosotres tratamos de garantizar que cuando una persona llega a un espacio nuestro lo primero que sienta es alivio y comodidad. Lo principal de una terapia es buscar un espacio que me haga eventualmente sentir bien, sentir mejor, que yo pueda trabajar lo que que no me gusta, lo que me hace daño y encontrar en ese espacio (construido con esta otra persona) herramientas que vivir mejor, para que mi vida sea «más vivible», volviendo a traer a Buttler.

Fotografía de Vale Rotman

– Y ¿cómo se vieron afectados les profesionales de la salud mental por la cuarentena?

Yo creo que principalmente lo que nos sucedió fue que tuvimos que encontrar modos nosotres para crear un manto simbólico que pueda ayudarnos a trabajar sin caretearla, sin decirle a la gente que va a estar todo bien cuando estamos en océano de incertidumbre navegando hace meses. Creo que la dificultad muchas veces es cómo hacer para poder trabajar con el padecimiento ajeno sabiendo que yo también estoy atravesando la misma situación. Tuvimos que  aferrarnos mucho tanto a nuestras terapias individuales, como a estos espacios de co-vision que son de supervisión interna a la red, que conformamos equipos y quincenalmente nos juntamos a trabajar sobre cómo trabajamos. Ese apoyo entre profesionales fue lo que a muches nos salvo las papas y nos ayudo a sostener nuestros trabajo. Siempre la salida es colectiva.

Todo lo que pasamos lo pasamos por los grupos de profesionales, todo lo que nos atraviesa nos atraviesa como red y la verdad que sentimos un apoyo y un amor que hemos creado que es increíble. Y no sólo entre psicologues , como decía antes, es muy necesario ahora hacer estas «descargas saludables» con otres grupos porque todo lo que estamos viviendo es rarísimo.

-¿Cuáles creen que son los efectos que tendrá la pandemia a largo plazo en cuanto a la forma de relacionarnos con nuestros vínculos? Ya que tanto tiempo de distanciamiento seguro deje algunas secuelas.

Primero, hay que decir que para cada persona es diferente lo que nos pasa, porque cada persona tiene diferentes grados de opresiones y privilegios. La mirada interseccional es inevitable tenerla, hay personas que hoy la están pasando muy mal y otras muy bien. Entonces es importante ver qué tipo de recursos tienen la personas a su alcance, cuáles son los problemas que cada une tiene. Para cada une el fin de esta cuarentena , de este aislamiento, va a tener que ver con lo que nos pasó durante el aislamiento y si eso exigió que saliéramos a trabajar todos los días porque somos parte de lo esencial o somos de esas personas que no sólo no eramos esenciales sino que nos quedamos sin trabajo.

Entonces para cada persona va a ser distinto lo que vayamos a encontrar de ese otro lado y definitivamente la cuestión de cómo nos vinculamos va a ser una de las primeras cosas que empiecen realmente a cambiar y a modificarse. Yo escuché mucho esto de por ejemplo, «ahora que esto se aliviane un poco, ¿me voy a animar a encontrarme con esa persona que me guste? o  que vengo hablando capaz hace muchos meses» «¿me voy a animar a ver a alguien sin un barbijo?».  La cuestión de la incertidumbre cada vez se hace mas común, porque siguen pasando los meses, y para muches será esto: tratar de abrazar esa incertidumbre, hacer lo que une puede, y para otres puede ser más desesperante porque hace meses que no tienen un ingreso, o gente que quedó varada en algún lugar que no vive y su preocupación es volver a su casa.

Es un telón que cuando se abra, por un rato largo vamos a estar mirando y después vamos a ver si nos animamos un poquito. Todo esto aumenta la ansiedad social. Muchas veces estamos en la calle y queremos volver rápido a casa pero eso sí, para quienes somos lo suficientemente privilegiades de tener un lugar donde volver dónde  no haya violencia ni abuso, un lugar dónde haya una estufa calentita, privilegios que deberian ser derechos.

Para cada une se configura algo muy diferente. Hay gente que la esta pasando muy mal y creo que para esa gente es que deberían orientarse las políticas públicas y todos los esfuerzos de dar una mano. Aparte, hay un montón de iniciativas que se están haciendo de forma más independiente, desde el Mocha Cellis, desde La Garganta Poderosa, se arman movidas solidarias gigantes. Me parece que algo interesante para quiénes estamos en esa situación de privilegio, de casa calentita, y de trabajo asegurado, es pensar a dónde elegimos poner la plata. En vez de comprar todo esto en el supermercado, se lo puedo comprar a esta piba que está haciendo panes en la casa. Es pensar cómo orientar la encomia un poco más a las bases y de cómo hacemos para generar cambios. La salida es colectiva, está en cada une de nosotres aumentar la conciencia sobre las desigualdades que se agravaron.

Mirá la entrevista completa en nuestro canal de youtube: 

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