Loader
Cooperativa "Los caminantes", recicladores urbanos de la economía popular | Revista Colibri
14535
post-template-default,single,single-post,postid-14535,single-format-standard,bridge-core-1.0.5,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,qode-theme-ver-18.1,qode-theme-bridge,disabled_footer_top,disabled_footer_bottom,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.2,vc_responsive

Cooperativa «Los caminantes», recicladores urbanos de la economía popular

Por Agustina Verdi

Las condiciones laborales que sufrían los obreros en Chicago en 1886, cuando fueron reprimidos y brutalmente asesinados por exigir reducción de las jornadas de entre 12 y 18 horas a 8 horas de trabajo y mejoras salariales, han mejorado.  

Actualmente no son tan esclavizantes como las que dieron origen al Día Internacional de les Trabajadores. Años de organización y reclamo popular, hicieron que los derechos se fueran ampliando y que hoy exista en Argentina una Ley del Trabajo que, con sus críticas, humaniza y hace más dignas las condiciones laborales. 

Si bien el 73,6% de la población actualmente tiene trabajo y los desocupados se reducen al 6,3%, según el informe de la Encuesta Permanente de Hogares, INDEC del último trimestre del 2022, el 35,5% de las personas que trabajan lo hacen de manera informal.

Esto lleva a que los derechos laborales no sean obligatoriamente respetados y las condiciones varíen, según la suerte del espacio y rubro laboral al que pueda acceder la persona, sin Ley que respalde. 

Teniendo en cuenta el contexto de crisis que atraviesa la Argentina hoy, las ofertas laborales no abundan o son en condiciones lamentables. Las personas encuentran maneras alternativas de generar empleo: la economía popular es una salida para muches.

En la Ciudad de Catamarca existe la cooperativa de recicladores urbanos de residuos sólidos Los Caminantes, parte de Nuestra América, espacio que nuclea muchos trabajos de la economía popular. 

Allí reciben los residuos de 10 municipios, el 90% de ellos se descargan en la fosa de disposición final donde 194 trabajadores los recuperan del pozo y trabajan las 24 horas.

«Las condiciones de trabajo son insalubres», cuenta la gestora ambiental dedicada al trabajo con el reciclaje y recicladores y parte integrante de Nuestra América, Evelyn Vallejos a Revista Colibrí. Desde que dejaron de ser independientes y se sumaron a la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), las condiciones mejoraron y pudieron elevar el piso de dignidad.

La organización y las redes otorgan derechos que no serían posibles de conseguir, pero aún hay mucho por hacer. Actualmente están en conflicto con el gobierno de Catamarca a cargo de Raúl Jalil: hace tres años prometen abastecer con maquinaria y ropa de trabajo, entre otras cuestiones básicas que no cumplen. Esto impide el crecimiento de toda la cooperativa.  

“Hoy tendríamos que tener una planta modelo, estamos a la altura de poder industrializarnos por el volumen de residuo que trabajamos, al que se le podría dar un valor agregado. No podemos avanzar porque estamos estancados en necesidades básicas insatisfechas”, lamenta Vallejos, quien también es gestora ambiental de la cooperativa.

Aquellas personas que en la crisis del 2001 se acercaban a la Planta a buscar algo para comer en la basura y, a través de los años, se sumaron como trabajadores a la cooperativa, ven amenazado su trabajo por sectores privados. Hay muchas empresas que buscan llevar adelante el negocio del reciclado.

“Ya está todo el sistema desarrollado por nosotres y quieren venir a quedarse con la venta del material y eso va a perjudicar a la cooperativa”, advierte Vallejos a Revista Colibrí.

El trabajo que se lleva adelante desde la economía popular en Los Caminantes atiende las problemáticas sociales que rodean a las poblaciones vulneradas que forman parte de la cooperativa. Muchos son ex-carceleros con bajos niveles de estudio y se les dificulta mucho más conseguir empleo. 

La cooperativa está compuesta de 40% de personas liberadas, haciendo además el trabajo de reinserción social más profundo de la Provincia que no hace el Estado.

Por otro lado, hacen acompañamiento a situaciones de consumo problemático a los trabajadores en “Casa puente”, donde un equipo de 20 personas de los barrios vulnerados se capacitan para la tarea. 

“Tenemos el trato de que le guardamos el puesto de trabajo si van a un tratamiento, muchos trabajadores van”, cuenta la gestora ambiental.

También trabajan violencia de género a mujeres y disidencias en “Casa de las flores” que está dirigido por mujeres que salieron de la violencia y actualmente gracias a su crecimiento y estructura, reciben casos que derivan la Casa de la Mujer de la Provincia. “No pueden abordar muchos casos y nos llaman a nosotras, una organización popular de los barrios da asistencia al Estado”, explica Vallejos.

Estos dos espacios trabajan en conjunto porque son problemáticas que están de la mano: muchas veces la mujer va a buscar ayuda por violencia y el violento es una persona en situación de consumo. Evelyn cuenta que incorporaron la Ley Micaela en coordinación con la Cámara de Diputados a todos los espacios de la organización.

Más allá de las falencias, la injusticia y la falta de recursos Estatales, la unión entre trabajadores sostiene la cooperativa, mantienen el espacio en su totalidad, desde los maquinistas hasta las personas de seguridad son cartoneros y cartoneras de la cooperativa.

“Los trabajadores tienen una apropiación del espacio muy grande, que hoy en día cartoneros tenga el poder de decisión sobre la planta de tratamiento de residuos,  para nosotres es un gran logro”, concluye Evelyn Vallejos. guarda
Más notas de la autora:
Alergia y alimentación, ¿cómo alimentarnos para prevenirla?
Ceremonias, parte de la vida indigena

¡Apoyanos!

No Comments

Post A Comment