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Llama comunitaria, fogata “Luz de fuego” en Parque Avellaneda | Revista Colibri
Es una festividad que se hace a nivel mundial pero en la Ciudad de Buenos Aires, hay puntos claves donde año a año se repite la ceremonia. En el Parque Avellaneda, hace 30 años se lleva adelante la fogata “Luz de Fuego”.
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Llama comunitaria, fogata “Luz de fuego” en Parque Avellaneda

Por Agustina Verdi

En las sombras del fuego se cuentan historias, se funden momentos y se disuelven las miserias, o eso es lo que propone la Fogata de San Pedro y San Juan, una ceremonia ancestral que luego tomó un nombre colonial durante la difusión del cristianismo, pero que desde su raíz, propone traer luz y calor al solsticio de invierno para el Hemisferio Sur, momento en el que aumenta el frío y la oscuridad en el día.

Es una festividad que se hace a nivel mundial pero en la Ciudad de Buenos Aires, hay puntos claves donde año a año se repite la ceremonia. En el Parque Avellaneda, hace 30 años se lleva adelante la fogata “Luz de Fuego”.

“Desde 1993 viene a Parque Avellaneda, diseñamos la estructura que poco a poco fue creciendo en el territorio incorporando escuelas y distintas instituciones”, dijo Héctor Alvarellos, organizador y director artístico de la Fogata Luz de Fuego a Revista Colibrí.

A las 16 horas comienza la ceremonia, les participantes se reúnen en el ex centro clandestino de detención “Olimpo” y desde allí se inicia el recorrido. El protagonista es el Fantoche de las Miserias, un muñeco gigante que confeccionan estudiantes de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD), de la Carrera de Formación de Actores para Espacios Abiertos.

“Actualmente es parte del trabajo curricular de la carrera hacer el muñeco Fantoche y les estudiantes también son los grandes animadores del evento, porque gestan personajes y los zancos que tienen participación en la fiesta”, contó Alvarellos.

Los ‘zancos’ son guardianes del Fantoche que, con los ‘preguntones’, van consultando a las personas: «¿qué quieren quemar?». Escriben las respuestas en un papel que se incorpora luego al Fantoche para quemarlo junto con él.

Las bailarinas de Mujeres quemando junto con un grupo de tambores Florecer Leguero, reciben a la caravana en un espacio verde pequeño, a unas cuadras del Parque Avellaneda, la Plaza “Che Guevara” -así nombrada por vecines-, luego de una gran chacarera colectiva se continúa el recorrido.

Pasan por La Casita De La Selva, centro cultural que forma parte del grupo de teatro La Runfla y es un espacio promotor de La fogata Luz de Fuego. En la esquina de Lacarra y Av. Directorio se suman La Murga los Descarrilados del Parque Avellaneda, el Instituto Vocacional de Arte, junto con otros grupos y escuelas de la zona.

Vecines, organizaciones barriales y culturales, personajes fantásticos, brujas, zancos y payasos van llegando al Parque Avellaneda. Son recibides por tambores de percusión a señas, que surgen principalmente de talleres del Parque Avellaneda y se disponen en El Tambo, espacio central del espectáculo.

Allí se hace una representación artística, el Fantoche despierta y pregunta «¿a quién querían quemar?» en tono amenazante, entonces los preguntones cambian de actitud, ahora son los que buscan las personas antes consultadas para acusarlas.

“Esta representación simbólica remite a una época oscura no tan lejana, durante la dictadura militar, quien decía lo que quería, era buscado después para ser reprimido”, explicó el organizador y director artístico de la Fogata Luz de Fuego a Revista Colibrí.

Luego se presentan juegos artísticos corporales y musicales, también llegan las brujas que traen el fuego. Entonces se presentan Los Fantochitos que son  fantoches a pequeña escala hechos por organizaciones y grupos que se organizan para armar un muñeco propio para sumar a la hoguera.

Se trasladan todes al sector de fuego, allí les recibe una multitud alrededor de ramas apiladas, palets y más madera que donaron les vecines, y aportaron desde La Runfla y el Espacio Cultural Chacra de los Remedios. Serán la hoguera donde el gran Fantoche arda.

Cuando la comunidad ya está toda rodeando el centro, se hace un encendido colectivo, se canta la canción Luz de Fuego y el grupo Wayna Marka hace música originaria siguiendo a la gente que corre alrededor de la fogata, se encienden las mejillas que están más cercanas a la llama.

Percusión con tambores marca el tempo, el ritmo de la música acompaña el momento y se observan sombras y siluetas entre las llamas rojo, naranjas que hacen crujir madera y miserias del alma.

“Es de los pocos eventos que todavía sigue sosteniendo la comunidad, suceden cosas maravillosas en este encuentro, es una gran catarsis colectiva que genera el encendido del fuego”, contó Héctor.

Este evento para encender el fuego en comunidad, se lo ha querido prohibir en algunas ocasiones. Costó mucha lucha poder sostenerlo, actualmente tiene una autorización por parte del GCBA y se puede llevar adelante sin problema.

La financiación del evento es comunitaria, se lleva adelante gracias al aporte de los vecinos y organizaciones cercanas. A través de espectáculos previos, y gorras que circulan en el evento, se financia todo el despliegue para que sea posible el gran fuego.

“Hacerlo ayuda a la memoria, a rescatar lo que tiene que ver con el encuentro y la libertad de expresión y sobre todo esa unidad que genera el hecho antropológico que era juntarse alrededor del fuego, que cada vez lo podemos hacer menos”, concluyó el organizador.

BIO de la autora: Agustina Verdi es comunicadora social, le interesa la palabra explicita por eso es Periodista de Revista Colibrí, y la comunicación implícita por eso también se dedica al yoga y la expresión corporal.

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