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Red creer, una salida colectiva después de la cárcel | Revista Colibri
Para acompañar y potenciar la inclusión socioeconómica de las personas que están o estuvieron privadas de la libertad, existe la Red Creer, un espacio colaborativo integrado por más de 130 organizaciones de los sectores público, privado y social que diseña, implementa y evalúa distintas iniciativas de impacto colectivo orientadas a la inclusión socioeconómica de personas privadas de la libertad, liberadas y sus entornos directos.
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Red creer, una salida colectiva después de la cárcel

Por Nicole Martin

¿Cómo se constituye la libertad durante y después de la cárcel? Si se define la libertad en un sentido amplio y no individual, como el abanico de posibilidades que la sociedad brinda a  alguien para decidir según su voluntad, las personas privadas o ex privadas de su libertad tienen restringidas estas posibilidades, aún después de cumplir su condena.

El estigma de la cárcel que pesa en las miradas de les otres, las opciones que se ven limitadas por la -muchas veces innecesaria- averiguación de antecedentes y el regreso a contextos vulnerables, obstaculiza el desarrollo de los proyectos de vida. La economía se vuelve el desafío, entre dificultades para conseguir trabajo o de generar alternativas autogestivas capaces de sostener las necesidades materiales.

Para acompañar y potenciar la inclusión socioeconómica de las personas que están o estuvieron privadas de la libertad, existe la Red Creer, un espacio colaborativo integrado por más de 130 organizaciones de los sectores público, privado y social que diseña, implementa y evalúa distintas iniciativas de impacto colectivo orientadas a la inclusión socioeconómica de personas privadas de la libertad, liberadas y sus entornos directos.

Desde la Red Creer consideramos que, generar estas oportunidades laborales de inclusión socioeconómica da un resultado un poco de ganar-ganar, tanto para la persona que transitó el contexto de encierro como para la sociedad argentina”, afirma Florencia Sequeira, coordinadora general de la Red Creer.

Su trabajo está orientado desde una perspectiva de derechos humanos. Con esa mirada, reconocen que incluso de forma previa al encierro, esta población no tuvo oportunidades reales de inclusión. Muchas personas no tenían garantizadas necesidades básicas desde antes de la cárcel y/o se encontraban en situación de vulnerabilidad socioeconómica.

Según datos recopilados en su página web (principalmente del Sistema Nacional de Estadística sobre Ejecución de la Pena y de investigaciones relacionadas), se discrimina que:

  • 55,9% contaba con estudios primarios como máximo nivel educativo transitado;
  • 45,7% no contaba con oficio ni profesión;
  • 37,5% se encontraba desocupada;
  • 35,7% con empleo parcial.

El entorno de las personas en situación de encierro también es parte de la problemática: en Argentina, más de 200.000 niñes y adolescentes viven en un hogar donde hay al menos un miembro de la familia privado de la libertad, lo que los expone a mayores niveles de pobreza e inseguridad alimentaria. 70,1% se encuentra por debajo de la línea de pobreza monetaria.

Por eso, las organizaciones integrantes de la Red Creer ofrecen formaciones y oportunidades de empleo real a esta población, pero no sólo eso. También reconocen la importancia de brindar acompañamiento socioemocional: “acercar estas herramientas y oportunidades de inserción laboral, permitirles un desarrollo de habilidades técnicas y socioemocionales y brindarles herramientas que permitan la reparación”.

La reparación se explica con el hecho de que estas necesidades no fueron satisfechas previamente a la cárcel y, además, que estas herramientas son las que les van a permitir no volver a la situación de encierro. Florencia Sequeira profundiza en que: “Cuando efectivamente se incorporan herramientas desde lo socioeconómico o se les permite el acceso a oportunidades laborales sostenibles en el tiempo, contribuimos a que esas personas se alejen de las situaciones que pueden producir consecuencias negativas no sólo para ellas mismas y para sus entornos, sino también para terceros”.

Los números en Argentina

Según datos de la Red, 114.074 personas se encuentran privadas de la libertad en Argentina. El 88,7% se encuentran en las 324 unidades penitenciarias del país. La mayoría son varones (96,1%), le siguen las mujeres (3,8%) y por último, las personas trans (0,1%, -géneros subrepresentados en la toma de registros-).

Casi la mitad (47,2%) se encuentra privada de su libertad en Buenos Aires, bajo el control del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) alerta sobre la sobrepoblación y el hacinamiento en este distrito, donde la falta de acceso a derechos básicos de salud e higiene y la aplicación sistemática de torturas emergen como principales problemáticas. Según sus registros, entre 2000-2022 la capacidad de alojamiento del SPB se incrementó un 92% y la población detenida un 154%. 

En 2022, la sobrepoblación en el SPB alcanzó un 109%, según la CPM. A nivel nacional, la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN) informó que entre julio y septiembre de 2022 se registró una sobrepoblación del 4% en el Servicio Penitenciario Federal (SPF). En el mundo, 15,7% es el promedio global de sobrepoblación de las cárceles.

La salida es colectiva

Frente a una problemática tan profunda, queda claro que ninguna organización o colectivo puede afrontarla de forma individual, por eso existe la Red. “Los beneficios de formar parte de una red son múltiples y diversos. El impacto que se genera desde el trabajo colaborativo es totalmente diferente al que podría generar una sola organización. Promovemos un trabajo articulado en red y que eso garantice el compartir no solo recursos económicos, sino también herramientas, información, experiencias y contactos”.

Lo bueno se contagia. Algo que destacan desde la Red es que, al visibilizar su trabajo, algunas organizaciones que no habían tenido una trayectoria relacionada con el contexto de encierro, se inspiran en estas iniciativas y deciden intervenir en este contexto. Esta multiplicación es muy importante para generar mayor impacto.

La coordinadora hace énfasis en la necesidad de sostener estos espacios, acompañando no solo con actividades, iniciativas o contactos, sino también recursos económicos. En esta línea, uno de los modelos de la Red Creer fue destacado por la delegación de la Unión Europea en Argentina entre más de 300 proyectos en 2021 y están en constante búsqueda de financiamiento para fortalecer su incidencia.

Es muy importante pensar en la importancia de tener estos espacios en marcha articuladamente, las mismas personas que están privadas de su libertad o liberadas nos lo solicitan constantemente. Solicitan talleres formativos, acompañamiento socioemocional, herramientas de derecho y justicia y que las organizaciones que trabajan en esta problemática tengan la capacidad de generar esa inclusión”, concluye Florencia.

Su tarea no solo es necesaria para estas poblaciones, sino para todo el entramado social. Frente a discursos mediáticos que atrasan y venden el punitivismo como si fuera una innovación, estos colectivos creen en la construcción de un nuevo paradigma cultural que construya una sociedad “con mayores oportunidades” para todes.

Mini bio de la autora: Nicole Martin es periodista de investigación. Ama tejer redes transfeministas:
lidera investigaciones colaborativas en la región, es cofundadora de la Revista Colibrí y directora de Vita Activa.

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