Redes de tinta para un tatuaje seguro

Por Agustina Verdi

Para hacerse un tatuaje en la piel, una persona tiene en cuenta el precio, el diseño, el tamaño, el lugar del cuerpo en donde llevará el tatuaje. Sabe que existe el dolor y que, dependiendo de la zona elegida para la tinta, puede ser más o menos agudo. Sabe quién va a hacer el tatuaje, y la elección de le artista se da por varios motivos: por sus diseños, su ubicación geográfica, el precio que saldrá el tatuaje, entre otros factores.

Pero, ¿se piensa en el vínculo con quien hará el tatuaje?, ¿en las condiciones higiénicas y de sanidad que tiene el espacio?, ¿en el trato que se dispone para la sesión? 

El momento de tatuarse es un poco íntimo, porque hay partes de la piel descubierta y muy cerca del artista corporal, que van  a ser pinchadas para dar forma a un dibujo que será una compañía eterna. 

La actitud de la persona que realiza el tatuaje puede hacer de la sesión una experiencia placentera o un momento muy incómodo. Cuerpxs en Red es una red de profesionales de artistas corporales que surge de la necesidad de tender puentes en un universo que suele ser un poco hostil para las mujeres y personas del colectivo LGBTIQ+.

Luján Alonso y Julieta Cosme son artistas corporales que se sumaron en pandemia y después de la misma a Cuerpxs en Red, a partir de convocatorias a conversatorios y capacitaciones.

“Todes sabíamos que había temáticas para abordar sobre el tatuaje porque viviéndolo en locales de tattoo o de relatos de nuestres clientes, nos llegaban datas de cosas que no estaban buenas y había que hacer algo con eso”, cuenta la tatuadora Luján Alonso, a Revista Colibrí.

Luego de escuchar varios relatos de situaciones de maltrato y abuso, empezaron a pensar en qué podían hacer para lograr visibilizar sin llegar a la dinámica del escrache, sino desde la prevención. A partir de los conversatorios se fue reuniendo información para crear la guía “Mi cuerpx, mi decisión” donde se aborda cómo es una práctica segura y cómo se arman espacios seguros, entre otras cosas.

“Sabemos que nunca es culpa de nosotres que nos haya pasado algo por no saber, pero visibilizar los cuidados que podemos tener es importante”, suelta Luján a Revista Colibrí. 

La guía abarca todos los momentos del tatuaje. Desde la previa, cuando se elige al artista y la responde de una determinada manera

“Hay contactos a través de Instagram que arrancan con muchas disculpas, deseando tímidamente que le puedas responder… una ahí imagina las experiencias que habrá tenido, ¿cuántos vistos le habrán clavado? Se nota el destrato como mínimo y no está bueno”, comenta la artista corporal Julieta Cosme.

La guía informa además sobre el momento del tatuaje, se recalca que, si se vive un momento incómodo, siempre está la posibilidad de levantarse e irse. También el después, en las fotos que se sacan, donde se debe pedir el consentimiento de la persona tatuada para publicar en redes.

“Últimamente pareciera obvio que se va a sacar una foto al tatuaje, es la manera de difundir el trabajo, pero hay que preguntar siempre y también aclarar que, si se desea en un futuro, se puede bajar”, explica Julieta.

La base de una práctica segura es el consentimiento a cada paso, dicen las integrantes de Cuerpxs en red y poder entender y atender las necesidades de la persona que se va a tatuar.

Muchas veces se usa el concepto de “lienzo” para referirse a la piel. Esto es errado porque, en primer lugar, se cosifica a la persona. Un lienzo no necesita frenar, no reacciona ante el dolor, no se mueve ni opina sobre la marca que se le está haciendo en la piel. El consentimiento a cada paso elimina este concepto y plantea las bases de la humanización teniendo en cuenta la diversidad y diferencias de necesidades de cada cuerpo y piel. 

La guía está dirigida principalmente a clientes, para identificar qué sí y qué no se debe tolerar al momento de ser pinchade, pero también sirve como referencia para tatuadores, para hacer la práctica cada vez más segura y profesional y problematizar experiencias de desigualdad y machismos internalizadas, propio de tratarse de un ambiente donde hay mayoría de varones.

A partir de la guía y de difundir sus contenidos, se pudo demostrar a muchas personas que habían tenido malas experiencias que hay otras formas de vivir el arte corporal. Hizo que se animen a volver para continuar, tapar o hacer un nuevo tatuaje, incluso 20 años después de su última experiencia.

“Nuestra búsqueda es que las personas se lleven una experiencia hermosa, no solo un tatoo, porque es algo que van a llevar en el cuerpo, de por vida”, concluye Luján.

Además de haber producido está guía, desde Cuerpxs en red se dictan capacitaciones y talleres para mujeres y disidencias, para que la información pueda llegar de manera horizontal a todes porque el oficio de tatuaje es un servicio: hay que tener en cuenta la higiene, la bioseguridad y cuestiones legales que rigen toda relación comercial. Al ser una profesión muy autodidacta y no estar institucionalizada ni regulada, muchas veces se hace cuesta arriba.

“Esta bueno contar con el apoyo de más gente que está en la misma para informarnos, capacitarnos, es clave hacer la red”, cierra Julieta.