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Rumberos: la defensa del monte nativo en Misiones | Revista Colibri
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Rumberos: la defensa del monte nativo en Misiones

Por Nieta del Monte
Imágenes: Rumberos

En toda la provincia de Misiones, el desmonte realizado por las industrias madereras y ganaderas acecha a comunidades enteras produciendo graves desequilibrios socio-ambientales. Al norte, en la zona de Pozo Azul,nace este grupo de trabajo independiente en materia de protección y preservación del monte nativo llevada adelante por guaraníes y guardaparques.

De “rumberos” a guardianes del monte
Poco se sabe que las comunidades Mbya guaraní vienen resistiendo el robo de sus territorios desde que el hombre blanco o “juruá” pisó la tierra colorada. Siglos de arrebato de su identidad ancestral, íntimamente entrelazada con la naturaleza en forma material y espiritual, hicieron que los originarios se encuentren cada vez más arrinconados. La conformación del Estado nacional, lejos de darle respuestas, reglamentó la usurpación de las tierras para asegurar los negocios que aumentan las ganancias de empresas capitalistas nacionales y extranjeras.

En la década del ‘90 se forma la primera comunidad guaraní en Pozo Azul, municipio ubicado entre Eldorado y San Pedro, por varias familias que fueron forzadamente desplazadas. Al encontrarse con la necesidad de delimitar su territorio, formaron los rumbos de la propiedad. Martin, miembro de la comunidad, tras dar la bienvenida ¡Aguyjevete! nos cuenta que así surgieron los primeros “rumberos”.

«Fue soñado desde que empezó la comunidad, tiene una historia muy particular. No están hoy en día físicamente quienes empezaron, lucharon día a día para obtener esta tierra». El titulo de propiedad fue ganado por la comunidad tras años de reclamo al gobierno provincial, obteniendo un lote de 5.014 hectáreas. Además, hay otras 14.400 hectáreas cercanas que fueron relevadas bajo la Ley 26.160 y que son reconocidas como territorio indígena, les corresponden a Tekoa Alecrín, comunidad vecina que también resiste a la avanzada de la deforestación.

Sobre la conformación del grupo de trabajo actual, Martin nos cuenta cómo fue evolucionando el proyecto de guardia ambiental; «Hace diez o quince años no teníamos estos problemas, la estrategia que tenemos es trabajar en conjunto con las comunidades, incluir más ese conocimiento e intercambiar cómo estamos hoy en día. Cuando empezamos a ir al monte había muchas confusiones, los colonos hacían sus rumbos, hacían rosado, o sea quemaban el suelo para poder plantar. A partir de ese momento nos preocupamos más por tratar de recuperar esos pedazos que se habían perdido y donde incluso se sacaron madera, eran robos de madera. Nos organizamos, fuimos al monte y nos encontramos con muchos problemas en los límites. Fuimos trazando nuevamente los rumbos, son kilómetros de transitar y estar en el monte, lo hacemos porque es parte de nuestra cultura, de nuestra cosmovisión. Pensamos en que el relevamiento territorial abarca más que la propiedad misma, eso es lo que pretendemos.

«Hace tres años, miembros de Tekoa Arandú y estudiantes de guardaparques comenzaron a unir preocupaciones sobre la avanzada clandestina de robo de madera de las áreas protegidas del monte nativo y territorios ancestrales pertenecientes a los guaraníes. Tras la decisión de actuar en favor de la protección y preservación del medio ambiente, organizaron la primera guardia ambiental intercultural, donde llevan adelante el cuidado de la única zona que hoy en día unifica lo que queda del corredor biológico más grande de la provincia de Misiones. El grupo trabaja permanentemente en conjunto con las comunidades y autoridades (Mburivicha) que son los caciques y autoridades provinciales».

Foto: Rumberos

Se presentó la posibilidad de conseguir mediante un compañero que no es de la comunidad una ayuda, y nos sostenemos con eso. Gracias a la confianza y a las personas en particular es que estamos llevando adelante todo esto.» Hace unos pocos meses, gracias al apoyo que también reciben de la organización social MTE, consiguieron presentar un proyecto a la Dirección Nacional de Bosques, para adquirir equipamiento, elementos de bioseguridad, capacitaciones y remuneraciones acorde a las tareas realizadas, cuestión que reforzó significativamente el sustento para mantener y expandir la tarea.

«El trabajo que se hace al trazar el rumbo es solamente una forma de cuidar al monte. Hay cascadas, plantas, animales, todo es parte de uno mismo, no es ajeno. Lleva mucho sufrimiento, mucho sacrificio hacer todo eso. Estando acá nos preocupa el colectivo, todo, pero estando allá adentro uno se olvida, somos uno en cuerpo y alma. Seguimos para los chicos que vienen y les gusta, quizás el día de mañana los más jóvenes tengan más perspectiva, eso nos empuja para adelante».

El atisbo de luz para «Corredor Verde» estuvo en peligro de fragmentación

Durante muchísimos años, se realizaron múltiples acciones a lo largo y ancho de la provincia de Misiones para frenar la avanzada extractivista de los bienes comunes, usualmente denominados “recursos naturales”, tales como el monte nativo, el acuífero guaraní, los ríos y las vertientes. Gracias al incansable trabajo de históricos luchadores socio-ambientales, se relevaron en toda la provincia aquellas áreas naturales que debieran ser protegidas, los territorios indígenas, los parques provinciales y las colonias agrícolas, más no todas fueron reconocidas como tales. A duras penas y tras mucha resistencia popular, se pudo establecer bajo la ley provincial N°60/99 en 1999 el llamado “Corredor Verde”, donde se logró instituir casi el 37% de la superficie total del territorio bajo protección con responsabilidad estatal. La conformación de este corredor biológico, que involucra a 22 municipios, persigue el objetivo de preservar uno de los ecosistemas con mayor diversidad de especies vegetales y animales del país, así como uno de los ambientes naturales más importantes del continente.

Año tras año, camiones piratas, empresas nacionales y extranjeras, llevan adelante el robo sistemático de madera de este territorio para luego instalar el agronegocio, la ganadería y el monocultivo, achicando cada vez más al «Corredor Verde», llegando al punto de peligrar su conexión entre el norte y el sur de la provincia, causando un daño irreversible tanto para la selva como para los pobladores. Si dicho Corredor el mismo llega a fragmentarse, corre grave riesgo la provisión de agua para las principales ciudades de la provincia, ya que las vertientes más caudalosas nacen de este sector; asimismo que profundiza la extinción de cientos de especies de animales y plantas que aún viven allí.

«Queremos desde nuestro lugar visibilizar lo que pasa en nuestra zona, creemos que va a servir más allá de nosotros. Estamos hablando de la contaminación, de la sequía, nuestra visión y nuestro objetivo va por ahí. Nos preocupa lo de los bonos de carbono, y las consecuencias que eso traería para el futuro. Este trabajo no es sólo para hoy ni para mañana, es para el futuro, que no sea solamente este grupo, sino también dar nuestro conocimiento mediante charlas a los chicos que estudian para guardaparques, se podrían hacer muchas cosas al reconocer el territorio. Y que otras comunidades de esta provincia y de las otras provincias vean que es posible hacerlo, que conozcan nuestra experiencia».

Foto: Rumberos

Ka’a Guy Ñanderekoa Mbya
En un país donde el Estado argentino entrega los mares para la instalación de la industria petrolera offshore, donde se extraen minerales bajo la megaminería a cielo abierto, donde se derriten los glaciares, y se contaminan los ríos de todas las ciudades, surge esta experiencia popular de defensa del medio ambiente desde los habitantes ancestrales del monte nativo.

«Lo bueno siempre de ir al monte es conocer, conocernos, yo en particular convivo con la naturaleza más que nada, uno va al arroyo, comparte, se hace el trabajo con vocación, con alegría, porque son parte de la vida. Estar en el monte durmiendo o cocinando es una forma de convivir con el ambiente, con uno mismo, y a la vez proteger, que nadie venga a cortar el árbol más grande, es proteger a la naturaleza, a los árboles de la vida, convivir es compartir con ellos.»

guarda
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