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Transmasculinidades en el trabajo sexual | Revista Colibri
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Transmasculinidades en el trabajo sexual

Por Kevin Alejandro Vivas

NOTA: Aunque los términos de masculinidad y feminidad son ambiguos y entendiendo su naturaleza artificial, serán utilizados como formas de describir ciertos patrones conductuales o de expresión de género que la sociedad dicotomiza en estas dos categorías. La palabra transmasculinidad será utilizada de forma general para agrupar personas que comparten experiencias de vida como parte del colectivo de varones trans o de personas no binarias.

El 2 de junio de 1975 en Francia, más de cien trabajadoras sexuales ocuparon una iglesia en forma de protesta contra la persecución policial y en reclamo de derechos laborales. La toma duró una semana, hasta que la policía entró en el recinto y las reprimió violentamente. Desde entonces se conmemora el 2 de junio como el “Día Internacional de la Trabajadora Sexual”.

Las travestis, mujeres trans y mujeres cis, han sido y son la cara más visible del trabajo sexual. Aunque han pasado 48 años, aún se encuentran luchando por el reconocimiento de sus derechos laborales, pidiendo condiciones básicas de seguridad y protección para el ejercicio de su trabajo o modo de subsistencia.

Aunque la comunidad travesti, trans y no binaria tiene una gran cantidad de problemáticas en común, estas se expresan de distintas maneras. En el caso de las mujeres trans, travestis o transfeminidades que ejercen trabajo sexual en las calles, los peligros a los que están expuestas son sumamente explícitos y visibles, muchos medios de comunicación masivos se han encargado de tenerlas presentes en titulares escandalosos de la sección policial, creando un sentido común de asociación entre estas identidades y los asesinatos, violaciones y crimenes que se perpetuan.

Estos sentidos comunes que se forman naturalizan estas violencias como normales, al ser una constante en los diarios, deja de tener un elemento sorpresa que genere indignación, y pasa a ser algo esperable, como si sufrir estos abusos hiciera parte de su destino.

Por este motivo es que en esta fecha es importante recordar la trayectoria y la lucha que este colectivo ha tenido a lo largo de la historia. Sin embargo, pensar que en el  trabajo sexual solo existen trabajadoras, es continuar reproduciendo una de las violencias que tanto afectan al colectivo de varones trans, personas no binarias y transmaculinidades en general: la invisibilización.

Para este grupo la violencia se experimenta de forma más silenciosa y desapercibida. En Argentina recién en 2009 empezó a hablarse en los medios de masculinidades trans con la aparición de Alex en el programa “Transformaciones”. La escasez de representación, información y estadisticas sobre las personas transmasculinas les hace un grupo vulnerado, porque sus problematicas muy pocas veces se ven discutidas, lo cual no significa que no existan, el trabajo sexual es una de ellas.

Nyx y Pachi

El 2 de junio además de conmemorarse esta fecha, también es el cumpleaños de Nyx y Pachi, dos chicos trans que ejercen el trabajo sexual desde su adolescencia. Ambos aceptaron reunirse con Revista Colibrí para contar sus experiencias como trabajadores sexuales (TS).

Nyx tiene 24 años y nació en Gualeguaychú, en la Provincia de Entre Ríos. A sus 18 años se fue a vivir a Buenos Aires, y actualmente vive en la ciudad de La Plata, donde también trabaja como electricista. Nyx es un pibe con cabello largo y barba, le gusta maquillarse, usar pollera, jugar al diábolo, al fútbol y tocar la guitarra.

Foto: Nyx, por @mutantefluidx

Pachi tiene 32 años y vive en Corrientes, además de ejercer trabajo sexual también vende plantines y puchos veganos. Desde chico sabía que era un pibe, pero cuando comenzó a transicionar no quería ocupar el papel de macho que la masculinidad hegemónica pide a los hombres. “Intentaba ser lo menos binarie posible, pero me di cuenta que no me sentía cómodo, entonces agarré y dije bueno, si me gusta ser el chongo que usa la camiseta de boca, voy a ser el chongo que usa la camiseta de boca y ya está”.

Su expresión de género hace que lo confundan constantemente con un varón cis y, aunque publicita su perfil como persona trans en páginas de trabajo sexual, aparecen muchas preguntas y confusiones con respecto a lo que él es. “Yo aclaro dentro de mi perfil que soy un varón trans, por ahí hay muchos que me confunden porque no entienden las categorías y creen que soy una chica trans, no sé por qué pasa eso, me escriben: ‘a ver la foto de tu pito’ y yo me quedo como, no hay pito gente, tengo dildos, si les interesa, pero pito no hay”.

Aunque los hombres trans son toda una categoría dentro del porno mainstream, este contenido está asociado con patrones binarios que muestran un estereotipo de masculinidad trans que está lejos de ser una regla general. Nyx comenta que muchas veces tiene que hacer “perfo de chica” ante la confusión y frustración de sus clientes, que no pueden concebir una transmasculinidad que no se adecúe a los parámetros masculinos dominantes.

Muchas veces los chabones me ven la barba y la pollera y dicen: ‘ah listo es una chica trans’, por eso a veces también me cuesta hacer la perfo de chico trans, porque en todo está el binarismo. Si sos chico trans entonces tenes que ser masculino, si sos chica trans tenes que ser femenina”, afirma a Revista Colibrí. “Entonces yo estoy en una categoría re complicada: ser una transmasculinidad y al mismo tiempo femenino. Si ya no saben lo que es un pibe trans, menos van a entender lo que es un pibe trans que usa vestidos y se maquilla”.

Virtualidad

Otro factor en común en el trabajo sexual ejercido por transmasculinidades binarias o no binarias, es el hecho de que el contacto con los clientes para concretar un encuentro suele darse más por la virtualidad que en forma física, a través de páginas y aplicaciones como Grindr. En algunas de ellas no existe la categoría donde puedan vender sus servicios, “te pide que seas mujer trans o mujer cis, varon trans no podes ser para vender tu trabajo”, comenta Pachi.

Para ellos ejercer el trabajo sexual en la calle también significa otro tipo de riesgos. “Generalmente son hombres cis quienes son clientes, cuando el chabon va a la zona, sabe que las chicas que hay son chicas trans, las ve y sabe lo que es una chica trans, pero si ve un pibe trans cree que es un pibe cis, o en mi caso me ven y piensan que soy una chica trans”, dice Nyx. “Nunca le atinan a lo que es, entonces te imaginas subirme al auto de un chongo y decirle que tengo concha y que se ponga como loco, estás dentro de un auto con alguien que no conoces, no en un hotel por ejemplo donde hay otras personas, entonces el riesgo se multiplica mucho más”.

Al no compartir una zona o espacio físico con otres trabajadores sexuales, como la calle o establecimientos, sus formas de tejer redes de apoyo también suceden en la virtualidad, “hay grupos de telegram de varones trans y no binaries que nos consultamos cosas y subimos cosas a twitter, compartimos el trabajo de otras personas trans”, cuenta Pachi y explica que, al no tener una zona donde se concentren a trabajar, las redes sociales les permiten estar en contacto. “Imagínate que tenemos un chico trans que está en una comunidad del sur donde no tiene internet y se puede conectar una vez cada tanto, y pide que le giren nebido, ropa u otras cosas, pero suele ser difícil que nadie viva en la misma provincia, como para decir, bueno me junto con Nyx a tomar un café y hablar de que me pasó esto con este cliente que me estafó”.

Abriendo el espectro del deseo

“Como nos entiendan no tienen directa relación con cómo nos sentimos, la gente me va a querer pagar por lo que les gusta de mi y lo que les gusta de mi va a ser lo que ellos quieran ver”

Hire, Puticast (Episodio #3)

Nyx empezó a trabajar como TS antes de su transición, lo que hizo que varios de sus clientes fueran espectadores de sus cambios, esto generó distintas reacciones y preguntas. “Me hacían preguntas sobre mi cuerpo, porque hace unos meses los cambios eran más graduales, pero ahora se notan”, afirma, “igual seguía con la perfo de chica cis, algunos no entendian nada, otros siguieron como si nada, otros hasta me empezaron a tratar en masculino, tambien otros me dejaron de llamar, que fueron la gran mayoria, ahora tengo uno cada tanto pero bueno los que me fueron quedando la mayoria son jovenes y con una mentalidad más abierta, sabían que existen los chicos trans”.

El trabajo sexual ejercido por transmasculinidades (de forma virtual o presencial) puede verse como un acto político que crea nuevas posibilidades de cuerpos deseados y deseantes, porque: ¿cómo desear aquello que no sabemos que existe?. En él también se expulsan a las personas dentro de este colectivo que no se adecúan a la heteronorma. Comenzar un tratamiento hormonal, una cirugía o incluso el uso de pronombres personales que contradigan (desde una mirada heterocentrada) su imagen física, puede significar un menor ingreso económico.

Incluso en el trabajo sexual que se realiza de forma independiente y que carece de las mínimas garantías de seguridad, muchas de estas personas deben acuerpar identidades que no les pertenecen, porque al ser invisibles dentro de la cultura del deseo y en un mundo en el que el deseo es monetizable, no hay otra forma de vender su trabajo si no es adaptandose a los cánones binarios y clichés de la pornografía.

guarda

Mini bio del autor: Le causan repulsión las cajas, los límites, lo estático, lo predecible y determinado. Por eso nunca puede describirse, porque le repugnan las palabras que le obligan a cumplir con un papel que aunque hoy le defina, mañana tal vez no quiera interpretar.

Más notas del autor:

Una epistemologia travesti trans y no binaria
Proyectos trans independientes y autogestivos 

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