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Una epistemología travesti-trans y no binaria | Revista Colibri
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Una epistemología travesti-trans y no binaria

Por Kevin Alejandro Vivas

La escritura es la forma de comunicación que ha permitido al ser humano contar su propia historia, a través de ella ha registrado sus representaciones del mundo y la de sus ocupantes. Desde la antigüedad, esta actividad ha sido restringida a una parte privilegiada de la sociedad: sacerdotes, nobles e intelectuales han sido los encargados de escribir leyes, literatura, filosofía, historia, ciencias, libros sagrados y otros productos culturales y comunicacionales en base a los cuales la sociedad se ha regido para organizarse y crear sistemas simbólicos que definen la vida en diferentes culturas.

Hoy, en un mundo mucho más alfabetizado y con masividad de textos digitales e impresos, la posibilidad de escribir se ve como una realidad más democrática, para la cual se pensaría que no se necesita más que una computadora, un celular o simplemente lápiz y papel para ser realizada. Pero, ¿cualquiera puede escribir? ¿sólo escriben quienes tienen cosas para contar o quienes tienen las condiciones para hacerlo?

Cuando se habla de los derechos de las personas travesti, trans y no binarias (TTNB) se piensa principalmente en temas relacionados con la salud, la educación, el trabajo y la identidad, ya que son campos tan básicos de la vida humana que ocupan un lugar prioritario en la demanda de una vida digna.

Sin embargo, una parte importante de que se vulneren estos derechos es el desconocimiento de sus experiencias de vida. Hasta hace relativamente poco, estas identidades sólo eran mencionadas en libros para ser tomadas como objetos de estudio y patologización, o como personajes cuyas historias están narradas por otres. ¿Cuántos textos académicos o culturales han sido protagonizados y escritos por personas TTNB?

Una epistemología travesti:

Claudia Rodriguez nos recuerda que ser dejades de lado por la academia significa también la posibilidad de construir una nueva epistemología desde un lenguaje propio, que escape de las normas y las lógicas de la industria cultural hegemónica para crear una literatura y poesía monstruosa que represente genuinamente las experiencias de vida de personas TTNB.

Nacida en Chile, Claudia es escritora, trabajadora social y un ícono de la lucha travesti en América Latina, con una trayectoria activista que empezó hace más de 25 años. Esta no termina sólo en reivindicar el poder de contar historias y crear una narrativa propia, su discurso incita a una descolonización de las identidades travesti-trans y con la finalización de la dictadura sexual, que a veces es ejercida incluso dentro de la misma comunidad LGBTTNB+.

Propongo que como travestis vayamos sacando al hombre como centro de nuestras vidas. Descolonizar desde mi perspectiva significa problematizar el patriarcado, yo como travesti dejo de poner al hombre en el centro de mi mundo para ponerme yo en el centro”, dice Claudia a Revista Colibrí. “Cuando nos ponemos a nosotras en el centro, ¿cuánto dinero dejamos de gastar en el hombre y pasamos a gastarlo en nosotras? ¿Cuánto tiempo dejamos de gastar en él para preocuparnos de nosotras? ¿Cuánta salud nos podría otorgar movilizar al hombre a otro lugar? En la experiencia travesti cuando nos vinculamos con un hombre muchas veces se convierte en nuestro explotador. El espacio de protección debe ser la comunidad, no un hombre”, concluye.

También busca romper con la idea de que las personas trans sólo pueden hablar explícitamente de ser trans, para ponerles en un todo y aunque parezca obvio, entenderles como partícipes de los múltiples aspectos de la sociedad en la que habitan. No sólo duele lo trans, también se padece la crisis económica, ambiental, social, cultural y al mismo tiempo todo esto también está atravesado por lo trans.

“Furia Travesti” es un diccionario vivo escrito por Marlene Wayar, el cual define como “un corpus que desacraliza la idea de diccionario y a la Real Academia Española, que no terminan de entender que tanto la lingüística como la semiótica fueron herramientas del pasado, pero que en el presente y en su proyección al futuro tienen que adaptarse al compás de los tiempos de las diferentes comunidades, pueblos y naciones”.

Una madre enferma o la compañía de una perrita en la pandemia también hacen parte de la literatura trans, porque por más relatos que existan sobre las madres, la enfermedad, la pandemia y los animales, todo esto cambia su significado si se vive a través de una vida experiencia de vida TTNB. “No basta con decir ‘mamá’, sino que tengo que aclarar qué más significa, para mí y para mi comunidad, la palabra ‘mamá’”, dice Marlene Wayar.

¿De qué tiene que hablar una travesti?, propone como incógnita Claudia, y la respuesta es de todo. El mundo entero está esperando a ser narrado por la comunidad TTNB, también está esperando a ser narrada por sí misma. Claudia habla de “le chique no binarie con superpoderes” en uno de sus textos, ¿cuantas veces una persona no binaria fue contada por una travesti?

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Escribir como un privilegio

Todes tienen algo para contar, pero para escribir se necesita más que eso. Se necesita sentir que lo que hay para decir importa, que estas experiencias de vida cuentan como conocimiento empírico de la ciencia de sobrevivir a una realidad que nadie más puede observar desde ahí. “Quiero tener mi propio texto sobre la muerte aunque existan millones”, dice Claudia en su última publicación “Para no morir tan sola”, escrita durante la pandemia.

Para escribir se necesita tiempo, se necesita entender a la escritura como un acto de decantación, de liberación, de expresión, de desahogo, de lucha. Para escribir se necesita leer, para leer se necesitan condiciones de vida que permitan un acercamiento a textos, que suelen estar principalmente en espacios escolares, académicos o familiares, cuyas principales instituciones son lugares de los cuales estas identidades son excluidas y/o expulsadas, lo que vuelve a escribir un privilegio.

 

Por este motivo es tan importante construir espacios de intercambio. En el Laboratorio para reflexionar sobre una posible escritura monstruosa que tuvo lugar el 12 de mayo en la ciudad de La Plata, Claudia propuso un espacio para leer y escribir, pero también para escuchar y reflexionar en colectivo. 

Quise que mi público fuera la comunidad travesti, pero en Chile la comunidad travesti analfabeta está en una situación de tener que vivir el día y buscarsela para comer, no tiene tiempo de leer”, dice a manera introductoria. “Comencé a hacer mis propios fanzines con la expectativa de que mis compañeras me leyeran, cosa que se fue dando de a poco en el tiempo, pero lo más increíble es que llegó a Argentina, Perú, Bolivia y Ecuador”. Comenta que su obra de teatro unipersonal “Vienen por mí” está siendo presentada en São Paulo, protagonizada por la activista y actriz Fábia Mirassos.

En el laboratorio se charló acerca de la necesidad de encontrarse para compartir, soñar y crear con otros mundos posibles, donde la publicación autogestiva y la distribución del mano a mano son los mecanismos de resistencia por excelencia. Escribir no es sólo un proceso de comunicación sino también una fuente de poder.

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