Crianzas en Cuarentena – «Maternando sin parar»

Por Andrea Mangialavori

Se detuvo el tiempo que no es tiempo
Es una rueda que gira y nos encuentra maternando sin parar
Ya no hay jardín, ya no hay microcentro, ni subtes abarrotados de miradas que no se cruzan. Pero sí cuerpos que se amontonan.

Me encuentra la misma casa todos los días, y ahora todo el día.
Tratando de conjugar el laburo Home office, los momentos de juego tirada en el piso con ella, la necesidad de re-conectarme conmigo misma. Una casa que limpiar, comida por realizar y no morir en el intento. Pero la muerte está detrás de la puerta de casa, nos dicen.

Ser una madre feminista es intentar soltar todos los mandatos que tanto aprietan, que casi ahorcan. Es sentirme parte de una generación que cuestiona todo lo impuesto y se hace cargo, con el dolor que eso conlleva, decidiendo criar desde el respeto y el amor. Pero sobre todo me enseñó a mirarla a Viole por dentro, conectandome con esa personita (que encima es mi hija, a veces no me lo creo) que mueve luz con su paso y también oscuridad, porque todes somos un poco de ambas.

Ella ahí enseñándome que lo que importan son los juegos, las historias que quiere crear y repetir lo mismo las veces que se le cante y así y todo eso la divierte. Me enseña que cantar libera energías y que la creatividad de sus canciones inventadas son la posta, que el aburrimiento sólo pasa por no tener atención. La necesita, eso me enseña: sobre la necesidad que tenemos todes de ser mirades, respetades y por sobre todas las cosa de sentir que nos dan amor.
Me enseña a Amar
Viole es AMOR.

Violeta en cuarentena:

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