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La Plata es zona roja | Revista Colibri
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La Plata es zona roja

Por Kevin Alejandro Vivas

“Nuevamente somos quienes tienen que poner el cuerpo a la discriminación, ¿qué es la reubicación de la Zona Roja? Todas las calles y las esquinas son rojas, no es reubicación, es segregación en base a la represión sexual, basta de persecución a las trabajadoras sexuales.”

Texto de la grupalidad de trabajadorxs sexuales de la Zona Roja de La Plata

El 3 de abril de 2023, el municipio de la capital bonaerense anunció un ultimátum para que la Zona Roja fuera trasladada en un lapso de 15 días. Según este, el trabajo sexual será permitido sólo en un sector habilitado y regulado por el Estado, promentiendo iluminación, baños, más vigilancia policial y botones antipánico.

Esta medida autoritaria está fundada en el Código de Convivencia Ciudadana de la ciudad de La Plata, que en su artículo 216, establece que quien ofrezca servicios sexuales por fuera de los espacios públicos autorizados, será sancionade con una multa de 100 a 900 módulos, equivalente a 37,500 y 337,500 ARS.

El municipio afirma que se vio forzado a designar su propia área habilitada porque no hubieron otras propuestas, pero no hubieron otras propuestas porque las organizaciones travestis y trans que fueron convocadas a las reuniones, dieron como respuesta un rotundo no a esta medida.

Traslado de la Zona Roja

“Ya hace 40 años que trabajo acá ¿te imaginás mudarme a otro lado?”

Cristina, trabajadora sexual de la ciudad de La Plata

Para comprender mejor lo que esta reubicación significa para las personas que ejercen trabajo sexual en la calle, hay que tener un panorama de la distribución geográfica y simbólica del casco urbano de La Plata.

La ciudad de La Plata es conocida por tener sus límites notablemente marcados y simétricos. Se trata de un cuadrado lleno de calles verticales y horizontales paralelas entre sí y atravesadas por algunas diagonales.

Ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires

Sus calles más anchas son las principales. Entre ellas está Av. 1 y Diagonal 73, ambas atraviesan Plaza la Moma, nombrada y resignificada por la comunidad travesti-trans en homenaje a Carolina González Abad, víctima de travesticidio en 2011. Al igual que muchas de sus compañeras, Carolina trabajaba y vivía en el barrio El Mondongo.

Las calles que rodean esta plaza (6 a 10 calles a la redonda) son territorio de las putas. Por muchos años, incluso cuando su forma de subsistencia era brutalmente perseguida y prohibida, este fue y es su lugar de trabajo y vivienda, han construido aquí toda un red de significaciones, formas de organización y distribución del espacio.

Estas construcciones históricas hoy corren el riesgo de ser desarmadas y reubicadas en tres calles de la avenida 122, que es el límite tripartito entre La Plata, Berisso y Ensenada.  “El lugar que destina el municipio para reubicar la zona roja es un espacio donde no hay autoridad municipal”, afirma Galaxia a Revista Colibrí durante la manifestación que tiene lugar en frente del municipio en contra de la medida. Ella es integrante de Marea Rosa, organización que hace trabajo territorial en la Zona Roja.

“El municipio no tiene autoridad para trasladar la zona roja a este sector, es un lugar donde ingieren también otros municipios”, agrega y se pregunta a quien le reclamarían ante un hecho de violencia. “Si ya la violencia sucede en pleno casco de la ciudad, ahora las mandan al bosque en un lugar donde no hay iluminación, donde no hay seguridad”.


La avenida 122 es también la ruta 11, por la que pasa un gran tránsito de transporte de carga, ya que bordea las costas del Río de la Plata y luego las del mar Argentino del Océano Atlántico. El fragmento de esta ruta en la que se quiere hacer la reubicación, se encuentra detrás del bosque de La Plata:
60 hectáreas de zona forestal y casi nula iluminación durante la noche. “Nos quieren llevar a una zona desolada que es muy peligrosa, si ya así matan a las chicas en cualquier lado, allá va a ser peor”, dice Valentina, quien es trabajadora sexual en esta zona hace 6 años. 

“Corren riesgo nuestras vidas, ya de por sí pararnos en la calle es muy peligroso”, continúa Dari Nuñez, representante del colectivo Furia Travesti.  “Que nos saquen a la 122 en donde no hay un alma, estamos en invierno, hace un frío terrible y hay un montón de verdaderos delincuentes, nos vinculan con el crimen porque ejercemos un trabajo que existe desde siempre”.

Código represivo de Garro

La gestión de Julio Garro, intendente de La Plata del PRO, se caracteriza por su persecución al colectivo travesti/trans y a quienes ejercen la prostitución. Intentó prohibir el primer Gran Carnaval Trans Travesti de 2021, también trató de impedir la quinta marcha del orgullo de la Provincia de Buenos Aires.


Este código busca condenar la protesta social y cualquier trabajo o fuente de subsistencia que se realice de forma autogestionada en la vía pública. Busca privatizar los espacios públicos y el acceso a la cultura. Desde su implementación en 2021, se trabaja el proyecto de relocalización de la Zona Roja, con la supuesta motivación de proteger a les vecines de la zona pero, ¿a quienes reconoce como vecines?

“Entendemos a ese espacio del barrio El Mondongo con un sentido de memoria y pertenencia para nuestra comunidad, en el que también somos vecinas, también vivimos en el barrio”, afirma Galaxia, “históricamente se nos ha destinado a vivir en clandestinidad, en la nocturnidad y nos encontramos con un montón de violencias también que son invisibilizadas y ocurren en la denominada Zona Roja de La Plata”.

Estas medidas coercitivas no ocurren sólo en La Plata, el intendente del PRO en Mar del Plata (Guillermo Montenegro), sancionó en septiembre de 2022 una ordenanza que castiga a quienes ejerzan trabajo sexual por fuera de la zona que delimita el municipio. “Son herramientas necesarias para mantener el orden y mantener el orden es cuidar a los vecinos”, afirmó Montenegro, “los vecinos de la Zona Roja actual no merecían vivir como estaban viviendo”.

Galaxia habla sobre la denuncia que hace el colectivo frente a la guerra entre vecines y travestis que quiere instaurar el municipio, “no hay una historicidad de vecinos asesinados por la inseguridad en el barrio Mondongo, las asesinadas fueron personas travestis y trans, eso tiene que ver con el odio de la sociedad y también con la legitimidad de esa violencia”, y agrega: “nosotras también somos vecinas de la ciudad, también somos ciudadanas y también tenemos derechos”.

Personas que merecen bienestar en detrimento de la supervivencia de otras. Estas medidas buscan proteger a las personas que si son consideradas como ciudadanas, para que sus niñes no vean a “travestis en bolas que venden droga”, como lo expresó Julio Garro por allá en 2015, marcando su política higienista que busca hacer de la ciudad un lugar pulcro y habitable para personas decentes, como si las mismas no incurrieran en los mercados con los que sus campañas dicen querer acabar, incluyendo la prostitución y la venta de drogas.

Si se deseara disminuir la cantidad de personas que ejercen trabajo sexual o distribución de estupefacientes, se trabajaría en pro de una correcta implementación del cupo laboral trans, que se aprobó en la provincia de Buenos Aires en 2015.

Se trata de una medida cortina, no quieren acabar con el trabajo sexual, ni con la venta de drogas, lo que buscan es esconderlo. “Habrá mejoras en los ingresos porque la zona roja no será la vereda, sino que los autos ingresarán en este terreno”, dice un periodista señalando un espacio verde entre árboles, que no parece beneficiar tanto la seguridad, sino más bien el anonimato de personas que no quieren ser vistas en esta situación cerca de sus lugares de vivienda.

Mini bio del autor: Le causan repulsión las cajas, los límites, lo estático, lo predecible y determinado. Por eso nunca puede describirse, porque le repugnan las palabras que le obligan a cumplir con un papel que aunque hoy le defina, mañana tal vez no quiera interpretar.

 

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