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Por un 25N sin violencia política hacia las mujeres

Por Charo Zeballos
y Nicole Martin

Las Mariposas fueron hermanas asesinadas por la dictadura de República Dominicana el 25 de noviembre de 1960. Son recordadas por su participación activa en la vida pública y política de la región, como lideresas comunitarias, y también porque el aniversario de su muerte se declaró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para conmemorarlas. 

Esto pasó hace 62 años y marca una constante en la biografía de mujeres, lesbianas, travestis, trans y otras identidades que se involucran en la vida política. La violencia política es una marca histórica: son las persecuciones, hogueras y cazas de brujas de todos los tiempos. Basta pensar en el borramiento de figuras revolucionarias como María Remedios del Valle, Bartolina Sisa y Juana Azurduy.

Lejos de tratarse de una temática superada, en la actualidad la participación de lideresas implica represalias correctivas, ya que ponen en tensión el techo patriarcal: 

“Se tiene la impresión de que se vive con menos violencia, pero en lo concreto no logramos transversalidad a la gran política que toma decisiones sobre el trabajo y los cuidados”, detalló la Directora del Laboratorio de Comunicación y Género (FPyCS-UNLP), Dra. Florencia Cremona, quien explicó que una gran problemática en la inclusión de mujeres y personas LGTTTBIQ+ en posiciones de poder, tiene que ver con la necesidad de incorporar intersecciones como clase, raza en el discurso. 

Desde el 2019 se incorporó la figura de “violencia política” contra mujeres, lesbianas, travestis y trans  como uno de los tipos de modalidades de la Ley Nacional de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. La incorporación en el artículo 5 reconoce la existencia de acciones que vulneran el derecho a participar en los asuntos públicos en igualdad de condiciones que los varones. 

En el Informe “Violencia política contra las mujeres en Argentina” del Equijuspo Latinoamericano de Justicia y Género, se evidencia que la violencia política contra las mujeres es una problemática invisibilizada y que constituye un obstáculo que impide la plena participación y refuerza los roles históricamente estereotipados. 8 de cada 10 encuestadas afirmaron haber vivido situaciones de violencia de género a lo largo de sus carreras políticas.

Al agrupar las acciones según los tipos de violencia, los dos más frecuentes fueron la psicológica (50%) y la simbólica (28%). Sin embargo, hechos como el intento de magnicidio a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, demuestran que la violencia puede ir mucho más lejos. Estas violencias podrían ser reacciones de los sectores machistas y conservadores que se resisten a la democratización de los espacios y la inclusión de mujeres, lesbianas, travestis, trans y otras identidades en el espacio político.

“Lo que aumentó fue la interpelación al status quo, el status quo del patriarcado y la contraofensiva es, frente a lo incierto, frente a esa incomodidad, enfatizar las propuestas de las derechas”, expresó Cremona. En este sentido opinó que “la corrección” no es una novedad, sino que “intensifica un discurso dominante frente a nuevas amenazas para retrotraer lo que está avanzando”

Los ataques a la legisladora Ofelia Fernández en Twitter y las históricas agresiones a las Madres de Plaza de Mayo son algunos de los ejemplos de violencias en la Argentina. Según Rita Segato, antropóloga, docente y feminista argentina, las acciones violentas en el marco del patriarcado muchas veces tienen el objetivo de “mostrar algo a los ojos de los otros” y pertenecer así a la “organización corporativa que llamamos masculinidad”.

Además, la carga de trabajo doméstico no remunerado ejerce una presión constante sobre las mujeres e identidades feminizadas que se dedican a la política. El obstáculo más referido para la participación de las mujeres en política fueron los de tipo cultural: las responsabilidades familiares (91%), la cultura dominante y su concepción del rol de las mujeres en la sociedad (89%), y la falta de apoyo de los hombres (76%). En menor medida aparecen factores como la falta de recursos económicos (64%) y el temor por la integridad física (18%).

“Necesitamos implementar políticas de cuidado, porque una persona que está corriendo todo el día es muy difícil que pueda tener participación política”, concluyó Cremona.

Y al escuchar sus palabras, se gesta la idea de que son necesarias políticas efectivas para la plena incorporación de todas las personas a los ámbitos donde deseen desarrollarse, reconociendo su derecho a la identidad y a una vida no violenta.

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1 Comment
  • Pingback:3 aspectos a tener en cuenta en las elecciones de 2023 | Revista Colibri
    Posted at 10:24h, 17 enero Responder

    […] “Se tiene la impresión de que se vive con menos violencia, pero en lo concreto no logramos transversalidad a la gran política que toma decisiones sobre el trabajo y los cuidados”, declaró la Directora del Laboratorio de Comunicación y Género (FPyCS-UNLP), Dra. Florencia Cremona, a Revista Colibrí. […]

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