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Trigo HB4: nuestro pan transgénico de cada día

Por Charo Zeballos

En vísperas del Día Mundial del Medio Ambiente, se cumple también un año de que el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca aprobara la producción y comercialización del trigo transgénico HB4, resistente a la sequía. El hecho convirtió a la Argentina en el primer país en incorporar una semilla de cultivo transgénico cuyo principal destino es el consumo habitual para personas

La medida despierta preocupación y es ampliamente resistida desde amplios sectores por diferentes causales, pero uno de los que más preocupa es la incorporación a la semilla,  desarrollada por la empresa Bi0ceres, de genes de tolerancia al glufosinato, un pesticida al que se describe como cinco veces más potente que el glifosato con el que se rocía la soja. 

La aprobación de algo tan delicado como la transgénesis en la materia prima del pan, fideos y miles de alimentos de consumo cotidiano, se vio favorecida por un contexto global afectado por las sequías a nivel mundial, producto del cambio climático, a lo que se sumó  la guerra en Ucrania. “La aprobación del trigo HB4 es parte de una estrategia del Estado argentino de sostener al país como una de las capitales de los cultivos transgénicos a nivel global”, explicó a Revista Colibrí el Ingeniero Agrónomo, integrante del colectivo Trigo Limpio, Fernando Frank. 

Los cultivos transgénicos al momento eran de maíz, soja y algodón, cuyos granos tienen destinos agroindustriales más que alimentarios. En este sentido, el ingeniero resaltó que “el  trigo en esto es diferente, su destino es principalmente para alimentación humana”, lo que  se presentó como un avance científico y tecnológico. “Desde nuestra perspectiva es un grave error porque el trigo transgénico no soluciona ningún problema, va a producir muchas consecuencias negativas, y además no se consultó ni a científicos/as ni consumidores/as sobre este tema tan delicado”, agregó.

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Características del HB4

En el caso del trigo HB4 de Bioceres, Fernando resaltó dos:

1- La supuesta “tolerancia a la sequía»: Sobre esto la empresa Bi0ceres presentó información no chequeada, que manifiesta que el rendimiento de los cultivos es superior a los trigos convencionales, en situaciones de sequía. Esto ha sido refutado con datos del Estado y de la Asociación de Consorcios de Experimentación Agropecuaria, pero la empresa sigue manteniendo su estrategia publicitaria de presentar «información falsa y engañosa», y de «no responder los cuestionamientos”. 

2- La tolerancia al herbicida glufosinato de amonio:  “La principal característica aportada por transgénesis en las semillas de maíz, soja y algodón, es la tolerancia a los herbicidas (glifosato, 2,4 D, glufosinato, entre otros). Esta técnica, cuando se presentó en los años 1990s, supuestamente iba a hacer descender el consumo de los herbicidas por medio de la simplificación tecnológica. 25 años después, contrariamente a las promesas del solucionismo tecnológico de los agronegocios, «el consumo de agrotóxicos en general y principalmente de los herbicidas, creció enormemente por la resistencia de las poblaciones de malezas a estos tóxicos”, resaltó. 

De esta forma, y tal como ha pasado con plantaciones como la soja, si la tecnología HB4 se aplica masivamente, se rociará el glufosinato de amonio a los cultivos y  “en pocos años podemos tener malezas resistentes, dosis mayores y consecuentemente el crecimiento de la presencia de glufosinato de amonio en granos y alimentos basados en harina de trigo”, advirtió. 

Pan argentino, laboratorio del mundo

El experto resalta la preocupación de gran parte de la comunidad científica en relación al consumo de alimentos producidos con los derivados de estos granos, ya que el glufosinato es un reconocido tóxico. En relación al hecho de sumar el consumo de granos transgénicos a la alimentación diaria, resaltó como significativo que no se hayan hecho estudios científicos en animales para evaluar las consecuencias de la liberación del trigo HB4. “Por esto, no podemos saber cuáles serán las consecuencias sanitarias a mediano y largo plazo, y es inaceptable que se tome a la población como animales de laboratorio”, sentenció.

Además, en los últimos años se viene desarrollando un proceso mediante el cual la producción agroecológica tuvo mucho crecimiento, especialmente en el caso del trigo. El Ingeniero advierte que la decisión de fomentar la producción agroindustrial del cultivo, “desconoce las potencialidades enormes de apoyar la producción agroecológica de trigo en particular, y la Soberanía Alimentaria y Agroecología en general”, de alta calidad nutricional, con presencia de estos alimentos en ferias y redes de comercio justo.

De esta forma, en un contexto global donde se evidencian cada vez más los límites del modelo productivo, su impacto ambiental y consecuencias visibles para las comunidades y el ambiente en general, la “solución” continúa siendo profundizar aún más en los causales en lugar de favorecer las múltiples experiencias agroecológicas que se desarrollan en el país. 

Para más información, consultar el informe  «El pan en manos de las corporaciones», de Fernando Frank. 

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