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"Estuvimos en todos los tiempos" - Archivo de la Memoria Trans | Revista Colibri
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«Estuvimos en todos los tiempos» – Archivo de la Memoria Trans

Conectades, entrevistas de cuarentena
Edición #21  María Belén Correa
Colaboración de Claudinna Gala Rukone
Por Colectiva Colibrí

A una semana del lanzamiento de la preventa del primer libro del Archivo de la Memoria Trans, María Belén Correa, activista por los derechos de la comunidad LGBTTIQ+ y una de las autoras del libro, participó de la conversación Conectades, entrevistas en cuarentena. María Belén es la Fundadora del Archivo de la Memoria Trans, espacio virtual que reúne relatos, fotografías, material audiovisual, objetos, recuerdos, las historias de lucha, resistencia y supervivencia, de las compañeras trans. 

La colección cuenta con unas 6000 piezas desde el siglo XX hasta la década de los 90. En 2017, se realizó la primera exposición “Esta se fue, a esta la mataron, esta se murió” en el centro cultural Haroldo Conti para más adelante recorrer museos de distintas partes del mundo, como el Museo Reina Sofia en Madrid, el Centro de Arte Contemporáneo en Quito y más. 

La noticia más reciente es el lanzamiento de su libro, acompañades por la editorial Chaco. Se trata de una recopilación de 336 páginas de fotografías, recuerdos, registros y memorias.

Fueron 3 años de trabajo para poder hacer este libro, ¿el libro cuenta con los primeros 18 acervos? (acervo, las primeras colecciones que cada compañera trae)

El libro
documenta los primeros años de trabajo del archivo, cuenta con los textos originales que sirven para documentar el cotexto de la foto. El libro es una recopilación, es un libro de fotografía. Nos costó casi tres años que saliera con la calidad que nosotras queríamos. Tiene 336 paginas y 226 fotos. Tiene un margen de fotografías desde 1940 a inicios de los 90′. Para el segundo libro, queremos documentar la revolución de los noventa para nosotres.
Necesitamos primero contar la historia más pasada, contar por Malva Solis (travesti chilena de 98 años que cruzó a pie los Andes) que nos dejó varios libros y su ultima filmacion con la pelicula «Con nombre de Flor» (2019), con la dirección de Carina Sama.
Una tradicion que muchas de nosotras hemos conservado, ser protectoras de fotografías de distintas compañeras.  Las compañeras vienen con cajas, bolsas, valijas, distintas cosas que, a veces, hacen que estas fotos estén en deterioro. No hacemos restauración porque consideramos que si están destruídas es porque pasaron por distintas cosas como una inundacion, o haber salido en paquetes rápidos. Todas las fotografías, al examinarlas, nos van enseñando qué pueden demostrar de tiempos y de lugares. Tanto el daño que pueda llegar a tener, como lo que queda plasmado.

– Claudinna Gala Rukone: Para nosotres es muy importante escucharte porque fuiste una de las impulsoras de este archivo.

– María Belén Correa: Justo hoy sería el cumpleaños de Claudia Pía Baudracco, la activista que soñó con este archivo. Yo heredé su sueño, su colgante y su caja de fotos con la que empezamos toda la cuestión. La familia me entregó hasta las cenizas de Claudia. Yo estoy terminando un poco lo que ella dejó, el sueño del archivo no tenía un nombre pero sabíamos que teníamos que juntarnos y ver fotos. Cuando conozco a Pía, yo era una chica de 19 años, ella ya había viajado a Europa, tenía 22 años y esa tradición de haber heredado fotos y tener una caja de colección. Aparte, robaba fotos, entonces terminabas en la caja de ella, quieras o no.

María Belén Correa y Claudia Pia Baudracco.

Esa caja que yo heredo es el puntapié del archivo. Podía haber quedado como cualquier otro archivo de la comunidad trans, como el archivo de Nan Goldin, o de Casa Susana, o de un museo travesti, pero normalmente es ese archivo que se dona y ya. Como si el archivo se hubiera quedado con la caja de Pía y listo. Pero el archivo de la memoria trans está en constante movimiento, recibiendo aún material de las distintas compañeras.

En la virtualidad pudimos hacer un grupo cerrado de Facebook, donde empezamos con el intercambio y el sabernos vivas, y ese es el disparador. Los textos que tiene el libro son textos que hemos sacado de ese grupo cerrado de face, son historias originales contadas en un ambiente privado que luego pedimos autorización para poder publicar.  Fuimos curando esos textos para poder llegar a 18 textos, 18 historias que lleva hoy el libro. Por ejemplo, la historia de la foto del caballo de la tapa del libro de Camila Sosa Villalba, «Las Malas», ese caballo es del archivo.

♦ Leé también «Nan Goldin»

 

– ¿Quiénes fueron la primeras personas que se acercaron?

Fue decantando automático. Lo primero que hicimos fue armar el grupo de face, ahí se fueron anexando, llegaban en manada, como si hubiésemos dicho: «Hay una fiesta». En tres meses había 1800 personas en ese grupo, muchas argentinas, uruguayas o de otros países que vivieron en argentina. Y eso hizo que fuera originándose esa reunión, a partir de ahí, muchas compañeras empezaron a subir fotos.

Primero hacíamos muestras dentro del ambiente LGTB+, en 2013, 2014… antes de hacernos conocidas en 2017 por el Centro Cultural Haroldo Conti. Antes de eso exponíamos en la defensoría LGTB+, en la federación LGTB+,  éramos conocidas en ese ambiente. Las más cercanas a mí fueron las primeras que confiaron en darme ese material. Si quieren ver por YouTube, hay algo de ese material porque cuando conozco a Cecilia Estalles nos convence de que lo teníamos que sacar a la luz, que tenía que dejar de ser clandestino y pasar a los verdaderos centros de exposiciones.

♦ Leé también «Fotografe del mes: Cecilia Estalles»  ♦

– Sabemos que la realidad argentina es distinta a la región, ¿cómo fue la respuesta de la gente en otros países?

Nosotras tuvimos mas aceptación con lo internacional en el arte. Tuvimos que exponer en el extranjero para poder ser reconocidas culturalmente en Argentina. No tuvimos las primeras ayudas acá, primero ganamos un concurso en México y eso fue el puntapié que nos dio para poder capacitarnos como «archivistas», porque nosotras éramos «coleccionistas», juntábamos material. Hoy en día nosotras somos archivistas porque tenemos todas las herramientas para guardar, cuidar, clasificar y reparar ese material.

– Vi videos dónde están las compañeras trabajando con mano de cirujana, ¡qué importante que sea el mismo colectivo el que trabaje en el archivo!

– Sí, cuando empezamos yo puse una condición: era que si esto llegaba a tener salida laboral, las contratadas teníamos que ser mayores de 55 años y no me interesaba otra cosa, porque personas trans que supieran de internet iba a conseguir a millones, entonces a mí me interesaba capacitar a las compañeras más grandes porque el archivo se trata de la memoria, justamente. Hoy el proyecto de federalización está basado en capacitar a distintas personas trans de distintas partes de la Argentina para poder convertirlas en recolectoras y a partir de ser recolectoras pasar a ser archivistas.

– ¿Otras provincias trabajan en el archivo?

En este momento con el proyecto de federalización tenemos recolectoras en distintas provincias. Por ejemplo, en Santiago del Estero, que fue la primer provincia que nos dió todo, la foto del caballo del libro de Camila, fue uno de los primeros acervos, de Luisa Paz. Y de Sandra Castillo también fue una de las primeras colecciones que tuvimos, unas fotos de carnaval preciosas que tenía, así sucesivamente.

Pero también tenemos un gran faltante, por ejemplo, tenemos fotos de 1909 a 1920 pero de ahí saltamos a 1940. No son todas nuestras, son de archivos nacionales, que revisamos. Encontramos en archivo de la revista Caras y Caretas de 1929 una foto de una chica indígena que había sido arrestada por faltarle a la ley de servicio militar obligatorio, ella era una chica trans indígena que tenia su vestimenta de mujer, pero en la segunda foto se la ve arrestada parada con pantalones de varón que la obligan a ponerse y con su torso desnudo.

Por otro lado, en el archivo de la morgue también encontramos, porque nuestros cuerpos hablan, mas allá de que sea un NN quizás. Después encontramos dentro de lo que son los archivos de psiquiatría, -porque en ese tiempo ahí te mandaban- y después encontramos también en los archivos policiales a «La banda de travestis», que eran unas chicas que te engañaban para robarte, ¡jaja! También encontramos en el 87′  a la fundación de Frente Travesti, mucho antes de los 90′, uno de los primeros frentes de los 90′ las pocas de ellas que quedaron vivas e exiliaron, las que quedaron acá las mataron en panamericana.

– Es impactante pensarnos a principio del 1900…

¡Y hay mucho antes que eso! Y hay pelis también, normalmente, se habla del padre o de la madre de la patria, pero hay una peli que se llama La trans de la patria (2018), que es de un historiador uruguayo que dentro de los libros  marítimos encuentra que existieron los llamados «Cabin Boys» o «el chico de la cabina», que básicamente era la novia del capitán pero que no era una mujer , porque la mujer no podía navegar, entonces todo capitán tenia su «cabin boy», que dentro de la cabina del capitán podia travestirse.

Y en esos libros cuentan que cuando los caníbales los atacaban, morían todos menos a los cabin boys. Y así surge la historia de «la pancha», Francisco del Puerto, es la pancha que sobrevive a la matanza porque cuando bajan el barco en tierra desconocida, bajan los principales del barco, mueren todos, menos «la Pancha». Y se dice que ella trae de Europa el beso de lengua, y también que la primera habitante no autóctona de Argentina es una travesti y si vamos a lo más viejo, tenemos también dentro de la prehistoria, porque se ha encontrado un cuerpo que el esqueleto le pertenece a un hombre pero estaba enterrado en posición de mujer con todos sus artefactos de quehaceres domésticos. Todo el tiempo estuvimos, hay que revisar la historia.

– Imagino que atravesar esas historias en esos retratos debe mover mucho los recuerdos, ¿qué representa para el colectivo poder exhibir todos estas historias?

Las que aceptan exhibir es porque reconocen que hay que mostrarlo, porque nosotras también necesitamos memoria, verdad y justicia. Hasta el día de hoy, aún no la hemos logrado. Nuestra democracia llego recién en 2012 cuando tuvimos una ley de identidad de genero, antes de eso, no se vivía en democracia porque no éramos consideradas habitantes de este suelo. Hoy en día, hay avances, como el cupo laboral trans que ya lleva cinco años, pero no nos podemos olvidar de las personas trans mayores de 40, quienes lucharon por todas estas leyes y que quedaron fuera del sistema, porque no le podés decir a esa edad que se capacite para tener un trabajo cuando la edad mortalidad de una mujer trans es de 35.

Lo que se necesita es una reparación histórica, como tuvieron las personas que pasaron por la dictadura militar argentina. No necesitamos pensiones ni jubilaciones, limosnas no, necesitamos reparación histórica. Porque como el presidente en su momento pidió perdón por el genocidio que hubo durante el golpe de estado a nosotras también nos tienen que pedir perdón por el genocidio que hubo hacia las personas trans.

– Claro, es el genocidio social que tanto nombra Marlene Wayar. Para mí, es muy importante pensarnos como protagonistas de la historia ya que por mucho tiempo fuimos conocidas a partir de personas cis. Una historia nuestra contada por nosotras mismas, ¿cómo repercute ese poder que se empezó a gestar?

Este relato es colectivo entonces lleva de por sí, desde el inicio, esa marca de poder. Por el simple hecho de estar participando del grupo, todas son partícipes del libro.

– Es muy importante poder mantener esta historia y sobre todo contada por nosotras, sus protagonistas. Es fundamental que se pueda sentir así de importante y que todes podamos apoyar. Y ojalá que en algún momento sea solo un recuerdo el hecho de reclamar por nuestros derechos y podamos estar hermanades solamente recordando.

La preventa del libro caducó en sólo 2 días, sin embargo, en Diciembre se puede comprar el libro en todas las librerías del país.

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